viernes, 10 de mayo de 2013

Eric Kandel: en busca (del órgano) de la memoria. Acerca de In search of memory, Norton, 2006


Recientemente un libro de Peter Gay nos sirvió para pensar algunos aspectos de la cuestión de la memoria que nos interesan particularmente desde el psicoanálisis. En el caso de Gay, a pesar de tratarse de un historiador -- y teniendo en cuenta el carácter autobiográfico de su libro -- sus propias reflexiones se acercaban mucho, a veces, a aspectos que nos importan, lo cual en gran medida se explicaba porque él se psicoanalizó y tuvo muy en cuenta lo que aprendió en esa experiencia (tal como plantea explícitamente en su libro).

Resulta interesante comparar las biografías respectivas de Gay y de Kandel, porque tienen muchos puntos en común. Y esta semejanza en tantas cosas nos hace mucho más visible lo enigmático de las decisiones que orientan una vida. Dos personas, a partir de circunstancias similares, pueden tomar caminos muy distintos.

Podríamos decir que tanto el uno como el otro, a partir de una serie de acontecimientos traumáticos, se ven llevados ocuparse del problema del recuerdo, de la memoria. Gay, como dijimos, practica la memoria, si podemos decirlo así, de dos modos: mediante el estudio de la historia y mediante un psicoanálisis personal. Como veremos, Kandel, más que practicarla, decide investigarla desde una perspectiva científica, en particular tratando de elucidar el funcionamiento de lo que considera su órgano, el cerebro.

Sinagoga (Dormund) tras Kristallnacht. Más que cristales rotos
Stadtarchiv Dortmund

Pero el punto de partida de ambos es, sorprendentemente, muy similar. Al igual que vimos respecto a Gay, los acontecimientos que marcan su vida se refieren a la persecución de los judíos por parte de los Nazis en Alemania. Y uno particularmente decisivo es, del mismo modo, la Kristallnacht. Así, cuando al comienzo de su libro sobre la memoria Kandel piensa en los orígenes de lo que llama sus "intereses", responde sin vacilación: "[…] no puedo evitar vincular mi interés posterior por la mente [...] con mi último año en Viena. Un tema post-Holocausto de los judíos ha sido 'Nunca olvides', una exhortación a las futuras generaciones a permanecer vigilantes frente al antisemitismo, el racismo, el odio, las formas de pensar que permitieron que ocurrieran las atrocidades de los Nazis. Mi trabajo científico investiga la base biológica de este lema: los procesos en el cerebro que nos permiten recordar".

Kandel todavía da más detalles. De hecho, dos páginas antes de esta observación, en la primera página del libro, detalla los recuerdos concretos  que para él abrieron, como en carne viva, la pregunta por la memoria: "Es el 7 de noviembre, mi noveno aniversario. Mis padres acaban de darme un regalo de cumpleaños que yo me moría por tener: un cochecito con baterías y control remoto por cable. [...] Pero mi placer duró poco. Dos días más tarde, en la tarde-noche, nos quedamos estupefactos al oír fortísimos golpes en la puerta de nuestro apartamento. Todavía hoy los recuerdo. Mi padre no ha vuelto de trabajar en la tienda. Mi madre abre la puerta. Entran dos hombres. Se identifican como policías nazis, nos ordenan que cojamos algunas cosas y abandonemos el apartamento".

El cochecito de Kandel. © FilmForm Köln

Podríamos decir pues, de algún modo, que todo comienza, tanto para Gay como para Kandel, con la Kristallnacht.

Pero las semejanzas no terminan aquí. Porque la primera forma de elaboración a la que recurrirá Kandel no será, ni mucho menos, la neurobiología, sino... ¡la historia! Como él mismo nos relata, al comienzo de sus estudios superiores, en el College en EE. UU, "tenía un interés insaciable por la historia contemporánea de Austria y de Alemania, y planeaba convertirme en un historiador intelectual". Y precisa: "Luchaba por entender el contexto político y cultural  en que habían ocurrido aquellos sucesos calamitosos, cómo un pueblo  que amaba el arte y la música en un determinado momento,  había podido, al momento siguiente, cometer los actos más bárbaros y crueles. Escribí varios artículos sobre historia [...] incluyendo una tesis sobre la respuesta de los escritores alemanes ante el ascenso del Nazismo".

Y todavía otra semejanza en la respuesta de ambos hombres a esa problemática de la memoria. Y es que Kandel... ¡también se acercó al psicoanálisis! "Desarrollé una fascinación por el psicoanálisis, una disciplina centrada en ir pelando las capas de la memoria y de la memoria personales, para entender las raíces a menudo irracionales de la conducta humana, de los pensamientos y del comportamiento".

De hecho, como él mismo nos detalla, si acabó interesándose por la neurobiología, fue porque quería formarse cono psicoanalista, y "en los años 50 la mayoría de los psicoanalistas eran también médicos". De tal manera que, al entrar en la facultad de medicina, tropieza con la biología molecular. Y es entonces cuando sus preguntas acerca de la memoria adoptan un nuevo lenguaje, lo cual supone una manera completamente distinta de pensarlas: "Empecé a pensar en explorar el misterio del aprendizaje y de la memoria en términos biológicos [...] ¿De qué modo el terror había marcado al fuego los golpes en la puerta de nuestro apartamento, de forma tan permanente en el tejido molecular y celular de mi cerebro, que puedo revivir la experiencia con detalles visuales y emocionales más de medio siglo después?"

Este cambio radical puede parecer sorprendente. Sin embargo, hay que tener en cuenta que Eric Kandel se acercó al psicoanálisis a partir de su encuentro con Anna Kris, hija de los psicoanalistas Ernst y Marianne Kris. De hecho, Eric se enamoró de la hija de los Kris... a quien habían bautizado así, precisamente, en honor de la hija de Freud, Anna.

Aquí vivían los Kris
Estos detalles biográficos tienen su importancia. A pesar de que Ernst Kris se analizó con Helene Deutsch, en su evolución posterior se aprecia más la influencia de Anna Freud, que dio lugar a lo que, con el nombre de Ego Psychology, se apartaría decididamente, en algunos puntos fundamentales, de las concepciones freudianas -- en particular en cuanto al papel primordial del inconsciente y lo que Freud consideraba la causalidad sexual (pulsional) de los síntomas.

Por este motivo, Eric Kandel nos aporta una clave para entender aspectos determinantes de su encuentro con el psicoanálisis cuando dice: "Cuando Heinz Hartmann, Ernst Kris y Rudoph Lowenstein inmigraron a los EE. UU, unieron sus fuerzas para escribir una serie de artículos muy innovadores en los que señalaban que la teoría psicoanalítica había enfatizado demasiado la frustración y la angustia en el desarrollo del ego, el componente del aparato psíquico que, de acuerdo con la teoría de Freud, está en contacto con el mundo exterior. Había que enfatizar más el desarrollo cognitivo normal".

Esto supone una separación clarísima con respecto  a Freud, ya que éste, en "El yo y el ello", había enfatizado que el yo, lejos de cualquier acceso "neutral" a la realidad, está tan sometido a las pulsiones como cualquier otra instancia psíquica. Algo que podemos comprobar observando esa supuesta realidad humana y su uso en cualquier discurso político o de otra naturaleza. Por supuesto, Freud estaba hablando también indirectamente de los aspectos políticos de la cuestión, entre otras cosas porque había  sacado consecuencias de la gran masacre de la Primera Guerra Mundial -- algo sabía, pues, sobre las certezas acerca de una autodefinida como realidad objetiva, elemento fundamental de toda mistificación política.

Por lo tanto, a pesar de que, como el propio Kandel indica, Kris era muy crítico con las teorías conductistas de Skinner, con su influyente grupo de "inmigrantes" estaba pilotando una deriva del psicoanálisis hacia una psicología del funcionamiento cognitivo normal, en una operación de adaptación de la teoría freudiana muy acorde, todo hay que decirlo, con las nuevas condiciones de la civilización norteamericana en la que aquellos psicoanalistas emigrantes estaban inmersos. Hundida Austria, cuna del psicoanálisis, en el marasmo de la guerra y una posguerra interminable, el viejo mundo, con todos sus conflictos, podía ser convenientemente olvidado. Había que dar paso a nuevas teorías mucho más acordes con el espíritu de un Nuevo Mundo de ideología mucho más pragmática y que, por otra parte, tenía a la "normalidad" misma como un poderoso ideal.

En consecuencia, tanto el primer acercamiento de Kandel a la neurobiología como sus posteriores intentos por tender puentes entre esta disciplina y el psicoanálisis no tienen nada de sorprendente. De hecho, el psicoanálisis que conoció estaba ya dejando de serlo. 

Fue, en este sentido, un encuentro fallido, ya que lo que el joven Kandel buscaba (estimulado por el amor que sentía por la hija de los Kris) era la respuesta a interrogantes muy legítimos y que muy bien hubieran podido conducirle, como condujeron a Peter Gay, a una interrogación propiamente psicoanalítica sobre lo traumático de sus recuerdos y su profunda implicación subjetiva en los mismos.

1 comentario:

  1. Kandel y Damasio parecen querer hacer lo mismo: localizar, hacer tangible el inconsciente y todo lo que esto implica.

    ¿Cómo se puede encontrar la base biológica del nazismo? ¿No fue el mismo delirio cientificista lo que llevó a Hitler, entre otras cosas, a creer en el delirio de la "perfección de la raza aria"?

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