tag:blogger.com,1999:blog-80005729987554127982024-02-02T09:46:24.840+01:00EXcritosNotas sobre psicoanálisis y el mundo contemporáneo
... también sobre librosAnonymoushttp://www.blogger.com/profile/08848397660699265705noreply@blogger.comBlogger14125tag:blogger.com,1999:blog-8000572998755412798.post-5751209049673802762017-08-20T18:12:00.003+02:002017-08-21T18:20:42.462+02:00<div class="p1">
<b>(Escrito en diciembre de 2015, vuelto a leer hoy después del atentado en BCN)</b></div>
<div class="p1">
<b><br /></b></div>
<div class="p1">
<h2>
<b><span style="background-color: white; color: #990000; font-size: large;"><a href="mailto:enricberenguer@gmail.com" target="_blank">Crisis, islamismo y muerte. EI y los jóvenes europeos</a></span></b></h2>
</div>
<div class="p2">
<b></b><br /></div>
<div class="p2">
<b></b><br /></div>
<div class="p3">
<div style="text-align: left;">
“Mientras que los dioses, cada uno en su momento, salen del templo y se convierten en profanos, vemos por el contrario que cosas humanas y sociales – la patria, la propiedad, el trabajo, la persona humana – entran en él una tras otra.”<span class="Apple-converted-space"> </span></div>
</div>
<div class="p3">
<div style="text-align: left;">
Marcel Mauss, <i>Introducción al análisis de algunos fenómenos religiosos</i>, 1906.</div>
</div>
<div class="p4">
<br /></div>
<div class="p4">
<br /></div>
<div class="p5">
Hace unos años Eric Laurent y Jacques-Alain Miller nos iluminaban, con su <i>El Otro que no existe y sus comités de ética</i>, acerca de lo que podemos situar como el momento en que se inició en Occidente la fase actual de lo que seguimos llamando crisis. Se trataba, en especial desde los años 80, del cuestionamiento o la desaparición, a escala global, de toda una serie de figuras que habían velado lo que Lacan designó como un agujero estructural (“no hay Otro” primero, luego “no hay relación sexual”). Todo indica que estamos ya claramente en una época distinta. De lo que ahora se trata es de efectos de retorno bajo modalidades varias, algunas de ellas brutales. Asistimos a lo que podemos considerar suplencias de ese vacío central – agujero negro en el centro la galaxia de la civilización humana o la cultura, por usar términos de resonancias freudianas.<br />
<br /></div>
<div class="p5">
En efecto, el mundo es un hervidero de fundamentalismos, viejos, nuevos o renovados, francos o disimulados, que aportan su respuesta masiva antes incluso de que se alcance a formular cualquier pregunta. El fundamentalismo del mercado ocupa el lugar de una creencia impensada, la del derecho a gozar, que no es menos fuerte por el hecho de presentarse como una radical increencia. Por otra parte, fundamentalismos nacionalistas y religiosos le responden con no menos radicalidad, explicitando una violencia que en él es sólo implícita. El poder multiplicador de la escena mundial, que permite que una imagen cruenta recorra el mundo en centésimas de segundo, es la caja de resonancia ideal para que la maquinaria se retroalimente.<br />
<br /></div>
<div class="p5">
Estas respuestas se producen, por otra parte, con una inmediatez que elimina el tiempo para comprender y de acuerdo con una espacialidad en la que la lejanía, con sus efectos moderadores, ya no existe. Así, lo más radicalmente extraño no está lejos, sino que es inmediatamente accesible. La aldea global de Marshall McLuhan ha dado a paso a un vecindario global, incluso a un “rellano” global, por aludir a un término que usó Lacan en “Structure des psychoses paranoïaques” (1931), cuando habla de “délire du palier” (rellano) para describir la estructura y dinámica del delirio de interpretación. Las formas de gozar del otro están siempre demasiado presentes, demasiado distintas a veces, demasiado parecidas otras veces – pero siempre, en todo caso, demasiado cerca.</div>
<div class="p5">
Ahora bien, en estos modos radicales de anulación del sinsentido (<i>Aller Unsinn hebt sich auf!</i>, en palabras de Schreber), la dimensión religiosa adquiere un papel particularmente importante. Entonces, ¿la religión vuelve, o es que de algún modo nunca nos abandonó? Ambas cosas son ciertas. Lacan predijo el retorno de la religión, que sin duda se está verificando, pero esto no le impidió situar en la estructura el origen de toda experiencia religiosa: “como el Otro no existe, no me queda más remedio que tomar la culpa sobre Yo [Je], es decir, creer en aquello a lo que la experiencia nos conduce a todos, y a Freud el primero: al pecado original”.<br />
<br /></div>
<div class="p5">
Esto instala la raíz sacrificial de lo religioso en el corazón de la subjetividad del ser hablante. Luego su célula elemental es tomada a cargo por una diversidad de discursos, en los que los sujetos encontrarán su lugar a partir de sus propias condiciones. No hay en ello el menor privilegio de la psicosis: el delirio del que aquí se trata puede ser ampliamente compartido en lo social, aunque como es lógico cada cual podrá sentirse más o menos llamado a sacrificar a otros o a sacrificarse él mismo en función de la fragilidad específica de su momento subjetivo o de la intensidad de su odio. Aquí el “todo el mundo está loco” que dio título al curso de Jacques-Alain Miller del año 2007/2008 tiene una expresión destacada.<br />
<br /></div>
<div class="p5">
En lo que se refiere a la fragilidad ante el impacto de ciertos discursos, la adolescencia se revela como un momento particularmente sensible. No está de más recordar el efecto del cristianismo naciente sobre adolescentes romanos que, con el mayor desprecio de la muerte, desafiando todas las convenciones sociales, rompían los lazos familiares y respondían con entusiasmo a la llamada del martirio ante la estupefacción general. Algunas de las historias que podemos leer en los diarios en estos días no dejan de recordarnos, extrañamente, destinos trágicos que encontramos reflejados en textos antiguos. Aunque el hecho de que aquellos jóvenes, catecúmenos o fieles recientes, adoraran a un Dios que promovía el amor universal de los hombres ponía el sacrificio exclusivamente de su lado.<span class="Apple-converted-space"> </span><br />
<span class="Apple-converted-space"><br /></span></div>
<div class="p5">
La propaganda de EI no ignora el impacto sobre los jóvenes de un discurso extremo, que no vacila en levantar el velo que normalmente cubre la muerte y la destrucción y que, por otra parte, invita al sujeto a encontrar un lugar heroico asociado a alguna forma de sacrificio, propio, ajeno o ambos combinados. Por este motivo ha desarrollado líneas específicas destinadas a los jóvenes, distinguiendo incluso las modalidades discursivas que pueden llegar mejor a los chicos y las que pueden llegar mejor a las chicas. Todo ello apoyado, por otra parte, en narrativas que tienen muy en cuenta ciertas condiciones de la época, los mensajes que mejor llegan a las nuevas generaciones y las iconografías que tienen más impacto sobre ellas.<br />
<br /></div>
<div class="p5">
Dounia Bouzar, Christophe Caupenne y Sulayman Valsan, en su monografía <i>La métamorphose opérée chez le jeune par les nouveaux discours terroristes</i>, destacan que la propaganda en cuestión adopta temas, formatos e imágenes característicos de ciertos juegos de video como <i>Assassin's Creed</i>, para presentar bajo ciertas convenciones discursivas e icónicas toda una serie de elementos de la historia del Islam que se prestan bien a tal narrativa heroica. Lo cual no resulta difícil, dado que el propio juego se inspira en la historia de la secta de los <span class="s1">Ḥ</span><i>ashshāshīn, </i>se origina en la época de las cruzadas y tiene como escenarios primordiales Damasco y Jerusalén, donde el héroe-asesino debe obedecer ciegamente las órdenes de su maestro – por supuesto, calificado de santo. Sus misiones, aunque revistan características extremadamente violentas, están destinadas en última instancia a ser instrumentos de la justicia divina. Su violencia, por muy brutal que sea, es presentada como el único remedio ante una violencia considerada mayor y contra la injusticia.<span class="Apple-converted-space"> </span><br />
<span class="Apple-converted-space"><br /></span></div>
<div class="p5">
Por otra parte, el juego pone en acto lo que podríamos considerar una modalidad cronológica de la globalización, con la capacidad del héroe para moverse entre todas las épocas, de tal manera que las diferencias históricas, las barreras temporales, quedan anuladas – en consonancia con el discurso de EI, que interpreta la época actual, sin transición alguna, en los términos de una versión histórica del Islam y en particular de las cruzadas. Así, por ejemplo, en el capítulo del juego llamado “Unity”, que apareció en noviembre del 2014, el jugador puede integrar en esta misma trama la decapitación, de la que puede encargarse él mismo, del rey de Francia. Además, como subrayan Dounia Bouzar et al., el mismo título del juego evoca la noción de “tawhid”, en árabe, que significa “el retorno al principio divino y que no existe nada fuera de Dios”.<br />
<br /></div>
<div class="p5">
Luego las sutilezas del adoctrinamiento sabrán hablar al fantasma de cada cual a través de una serie de personajes diversos (característica propia del juego de rol), en los que rasgos de identificación muy variados están disponibles: honor, venganza, justicia, libertad, son algunos de los significantes que orientan estas identificaciones, encarnadas en personajes extraídos de una historia del Islam adaptada a las necesidades presentes. Y, <i>last but not least</i>, cabrá encontrar el encaje específico de chicos y chicas, respectivamente, en papeles que les hablan más a ellos y papeles que les hablan más a ellas. Con respecto a estos últimos, su variedad se inscribe bajo la enseña común de hacer existir a <i>La</i> mujer, algo que para las adolescentes puede llegar a ser particularmente atrayente en una época en que la construcción del género, tan lábil como obsesivamente omnipresente y masificada, tiene dificultades para alojar la pregunta de cada una por su forma de goce singular.<span class="Apple-converted-space"> </span><br />
<span class="Apple-converted-space"><br /></span></div>
<div class="p5">
Por otra parte, el origen del conjunto de los jóvenes que han respondido de algún modo a esta clase de llamada, en particular para emigrar a Siria, ya sea como combatientes o como esposas de combatientes, es muy diverso. Sin duda, algunos de ellos, aunque no la mayoría, son de origen musulmán, pero muy a menudo se demuestra que no han manifestado una religiosidad particular en la mayor parte de su trayectoria vital previa a lo que refieren como una conversión.<span class="Apple-converted-space"> </span></div>
<div class="p5">
Entre los implicados en actos más violentos o de terrorismo, los hay que han tenido vidas particularmente extraviadas en las que han incurrido en cosas que, para el discurso religioso al que luego se convertirán con particular virulencia, constituyen pecados, por los que algo o alguien tendrá que pagar. Lo cual da a sus actos posteriores, lo sepan ellos o no, un aspecto de expiación. Podemos preguntarnos si en ocasiones esa forma de inmolación en la que el asesinato del otro coincide con el suicidio se presenta, al final de un recorrido de radicalización, como la única salida: <i>Aufhebung</i> desesperada en la que se trata de restituir un sentido último antes de la desaparición, devolviendo así un valor, en un instante destinado a hacerse eterno, a una vida que lo habría perdido sin remedio. En este punto, la reunión del asesinato con el suicidio aumentaría la eficacia del sacrificio y atribuiría una forma paradójica de legitimidad a la más cruda expresión del odio contra sí y contra los demás.</div>
<div class="p5">
La versión más violenta del discurso de EI tiene un impacto particular en musulmanes jóvenes que, por su vida en Occidente, han participado de formas de gozar (de la vida) por las ahora deben responder ante un tribunal religioso global. Este último, poniéndolos entre la espada y la pared, les hará pagar por ello, haciendo de su autoinmolación, además de una forma cínicamente velada de ajusticiamiento, una muerte útil para su causa.<br />
<br /></div>
<div class="p5">
Con todo, no hay que olvidar que la mayoría de jóvenes conversos atraídos por la propaganda,<span class="Apple-converted-space"> </span>destinados en buena parte a ser pura y simple carne de cañón o esposas en serie de guerreros sucesivos, provienen de familias muy diversas, algunas de ellas cristianas, también en algún caso judías, pero mayoritariamente agnósticas o ateas. Y que la conversión de sus hijos jóvenes adquiere a veces el matiz de una denuncia contra los padres por una vida demasiado secularizada o no lo bastante consecuente con los preceptos religiosos inscritos en una genealogía.<br />
<br /></div>
<div class="p5">
La pregunta que podemos hacernos entonces, más allá de las respuestas que los distintos países de Occidente buscan, por el momento a ciegas, entre las fórmulas policiales y las fórmulas bélicas, es: ¿cómo hablar de otro modo a estos jóvenes a los que EI habla? Algo del destino de no pocos de ellos se juega en internet, en las escuelas, en las calles, no en las mezquitas. Sería bueno que cada uno que se encuentre en la posibilidad de hacerlo les hable y sepa escuchar sus respuestas, que no siempre serán cómodas ni correctas.</div>
<style type="text/css">
p.p1 {margin: 0.0px 0.0px 0.0px 0.0px; text-align: center; font: 13.0px Times}
p.p2 {margin: 0.0px 0.0px 0.0px 0.0px; font: 13.0px Times; min-height: 16.0px}
p.p3 {margin: 0.0px 0.0px 0.0px 255.1px; font: 10.0px Times}
p.p4 {margin: 0.0px 0.0px 0.0px 0.0px; font: 10.0px Times; min-height: 13.0px}
p.p5 {margin: 5.7px 0.0px 2.9px 0.0px; font: 12.0px Times}
p.p6 {margin: 5.7px 0.0px 2.9px 0.0px; font: 12.0px Times; min-height: 14.0px}
span.s1 {font: 12.0px 'Arial Unicode MS'}
span.Apple-tab-span {white-space:pre}
</style>
<br />
<div class="p6">
<span class="Apple-tab-span"> </span><span class="Apple-tab-span"> </span><span class="Apple-tab-span"> </span><span class="Apple-tab-span"> </span><span class="Apple-tab-span"> </span><span class="Apple-tab-span"> </span><span class="Apple-tab-span"> </span><span class="Apple-tab-span"> </span></div>
Anonymoushttp://www.blogger.com/profile/08848397660699265705noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-8000572998755412798.post-2986779211369249042015-10-19T00:52:00.002+02:002015-10-19T10:05:07.500+02:00Lo Común, la masa y el individualismo (II)<style type="text/css">P { margin-bottom: 0.21cm; }</style>
<br />
<div style="margin-bottom: 0cm;">
<b>Seguimos abriendo líneas de comentario y debate a raíz de la presentación del libro de Dardot y Laval, <i>Común: ensayo sobre la revolución en el siglo XXI </i>(Instituto Francés de Barcelona, calle Moià, lunes 19 de octubre a las 19 horas</b></div>
<div style="margin-bottom: 0cm;">
<br /></div>
<div style="margin-bottom: 0cm;">
Dardot y Laval, como decíamos en la
entrada anterior de este blog, plantean una genealogía del término
“común”, cuyas raíces son ya venerables a pesar de que su uso
actual – que ellos califican de “estratégico” – se remonta a
las luchas de las dos últimas décadas contra la extensión del
régimen neoliberal y sus procedimientos invasivos. Frente a estos
procedimientos, que tienden a englobar todos los aspectos de la vida
humana, individual y colectiva, en una lógica de mercado, está en
juego la posibilidad, incluso del deber, de definir y defender todo
un ámbito que debería ser protegido, en algunos casos rescatado, de
la lógica destructiva de un sistema que ha demostrado claramente ser
incapaz de autorregularse – en contra de lo sostenido por sus
entusiastas propagandistas – y que tiene, por lo tanto, efectos
destructivos entre los cuales se destaca un aumento creciente de la
desigualdad.</div>
<div style="margin-bottom: 0cm;">
<br /></div>
<div style="margin-bottom: 0cm;">
Por otra parte, en el uso actual del
término común está en juego, en palabras de los autores, la
decisión de “volver la espalda definitivamente al comunismo
estatal” (1), teniendo en cuenta los fracasos que esta forma de
gobierno cosechó y considerando que estos no fueron debidos tan solo
a condiciones históricas particulares, sino a cuestiones de
planteamiento. De este modo, lo común no es en absoluto una forma de
relanzar un proyecto comunista estatal, sino de optar por su
superación, reconociendo que sus desviaciones autoritarias no fueron
un mero accidente.<br />
<br />
<div class="separator" style="clear: both; text-align: center;">
<a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEiyWwWoI593jjMVVfhoozjFMPdUfoLAQ_BajG2_a6Ps5s1ILfRjvo-0whFrxSf1gHq97ie8NcSqJz_8A-2feghaijzzBnl0HJHDFs5GXx1-YYsS49qeBHlxJtskGjorw9TOSA2JXxPn_GE/s1600/p33661_d_v7_aa.jpg" imageanchor="1" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" height="320" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEiyWwWoI593jjMVVfhoozjFMPdUfoLAQ_BajG2_a6Ps5s1ILfRjvo-0whFrxSf1gHq97ie8NcSqJz_8A-2feghaijzzBnl0HJHDFs5GXx1-YYsS49qeBHlxJtskGjorw9TOSA2JXxPn_GE/s320/p33661_d_v7_aa.jpg" width="213" /></a></div>
</div>
<div style="margin-bottom: 0cm;">
<br /></div>
<div style="margin-bottom: 0cm;">
Común sin comunismo entonces. Pero ahí
empiezan las dificultades para encontrar un fundamento político a
una noción de comunidad que ya no puede recurrir a la noción del
proletariado como clase capaz de protagonizar la superación del
sistema capitalista. Es aquí donde Dardot y Laval hacen una gran
aportación al llevar a cabo un estudio exhaustivo de los
presupuestos teóricos, a veces explícitos pero muchas más veces
implícitos, del uso del término "común" en distintos proyectos políticos, a menudo en contextos de luchas altermundistas o ecologistas.</div>
<div style="margin-bottom: 0cm;">
<br /></div>
<div style="margin-bottom: 0cm;">
Concluyen entonces que muy
frecuentemente, en las propuestas en cuestión, lo común se
justifica por la existencia de una serie de objetos del mundo que,
por su propia naturaleza, exigirían ser considerados comunes (por
ejemplo, el agua, etc.). Y ponen de relieve las contradicciones a las
que conduce este tipo de premisa esencialista, incapaz de responder a
los argumentos de eficacia esgrimidos por los partidarios de las
soluciones neoliberales.</div>
<div style="margin-bottom: 0cm;">
<br /></div>
<div style="margin-bottom: 0cm;">
Por otra parte, critican también el
uso de otro tipo de argumentaciones – a veces en combinación con
las anteriores – en términos de un sujeto de lo común pensado en una perspectiva universalista, como si se pudieran definir como evidentes
los intereses compartidos por la humanidad como tal. Así, lo común
se justificaría por la comunidad humana misma. Pero, como ellos
mismos señalan, este tipo de proclamas universalistas no tienen
ninguna aplicación en una época en que la globalización económica
es la única forma de universalidad que se sostiene relativamente,
mientras que en otro nivel se produce, a modo de reacción, un
aumento progresivo de particularismos culturales, nacionales y
religiosos.</div>
<div style="margin-bottom: 0cm;">
<br /></div>
<div style="margin-bottom: 0cm;">
En resumen: ni hay un objeto de lo
común previamente definido como tal, ni un sujeto de lo común que
se imponga. No es posible, por tanto, recurrir a definiciones no
problemáticas de la clase de cosas que se deberían salvar de la
lógica del mercado, tampoco a abstracciones como “pueblo”,
“nación” o “comunidad” a modo de entidades que se pudieran postular <i>a priori</i> como agentes de una política de lo común.</div>
<div style="margin-bottom: 0cm;">
<br /></div>
<div style="margin-bottom: 0cm;">
¿Y entonces?
</div>
<div style="margin-bottom: 0cm;">
<br /></div>
<div style="margin-bottom: 0cm;">
<b>De la subjetividad neoliberal a la
subjetividad de lo común</b></div>
<div style="margin-bottom: 0cm;">
<br /></div>
<div style="margin-bottom: 0cm;">
Pero esto, que podría parecer un
callejón sin salida, es lo que hace más interesante el análisis de
Dardot y Laval. Para entender bien de qué se trata, conviene
remontarse a su anterior trabajo, <i>La nueva razón del mundo: ensayo
sobre la sociedad neoliberal</i> (Gedisa 2013). Allí muestran que el
neoliberalismo es una construcción compleja, uno de cuyos puntos
fundamentales consiste, por un lado, en la producción activa de una
forma de subjetividad; y por otro lado, en la justificación de la
propiedad privada entendida como derecho fundamental inalienable y
base de todo el edificio social. Es esta definición del sujeto
social y de su objeto la que permite la progresiva sustitución de
las leyes por contratos privados, que dan por supuesta la igualdad
entre las partes, y la reducción de toda regulación a las leyes del
mercado y la competencia generalizada.</div>
<div style="margin-bottom: 0cm;">
<br /></div>
<div style="margin-bottom: 0cm;">
¿De dónde parte el sujeto que está
en juego en el liberalismo y luego con más fuerza aún en el neoliberalismo? Dardot y
Laval, buenos conocedores de Bentham (2), sitúan su origen en buena
medida en el utilitarismo, proyecto político y jurídico (lo uno no
va sin lo otro) que en un principio tuvo una orientación
antiautoritaria, incluso progresista. Pero que, en todo caso,
representó una verdadera bifurcación respecto de las tendencias
universalistas que en su misma época defendieron los teóricos de la
Revolución Francesa.<br />
<br />
<div class="separator" style="clear: both; text-align: center;">
<a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEhXel_bS85mioLtMP4sFjCTtYEXsihTSeGMtnBRftnvEZqaz8h68oc4JSodAnFvYcqooVAj_W4UlwDUxwnoZ0JFoIRT8-n0XCTI6xb-xZFyLHu-Z9_PGO7w3_j_5PyBVfAtdcT0BVJDmhE/s1600/JBauto.jpg" imageanchor="1" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" height="320" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEhXel_bS85mioLtMP4sFjCTtYEXsihTSeGMtnBRftnvEZqaz8h68oc4JSodAnFvYcqooVAj_W4UlwDUxwnoZ0JFoIRT8-n0XCTI6xb-xZFyLHu-Z9_PGO7w3_j_5PyBVfAtdcT0BVJDmhE/s320/JBauto.jpg" width="240" /></a></div>
</div>
<div style="margin-bottom: 0cm;">
<br /></div>
<div style="margin-bottom: 0cm;">
En efecto, para Bentham, las leyes son
ficciones, cuya finalidad es regular en lo social el acceso de los
individuos a aquello que satisface sus deseos individuales
proporcionándoles un placer que es medible, incluso cuantificable, y
alejarlos en lo posible de su contrario, el dolor. La mayor felicidad
para el mayor número es el principio, supuestamente, de una buena
acción política.
</div>
<div style="margin-bottom: 0cm;">
<br /></div>
<div style="margin-bottom: 0cm;">
Ahora bien el problema es que esto
supone una sociedad construida sistemáticamente a partir de un
individualismo consagrado y legitimado, y supone igualmente que la
medición de la satisfacción de los deseos individuales se puede
llevar a cabo en términos puramente económicos, incluso monetarios.
Las reglas morales son denunciadas como falacias y la avaricia
(<i>usury</i>) legitimada como expresión de un deseo de satisfacción
que se justifica por ser la expresión más directa de la naturaleza
humana como tal (3). Frente a esta inmediatez del goce de cada uno,
toda idea de comunidad más o menos universal de los hombres se
convierte en una mentira, como el propio Bentham no dejó de decirles,
en todas las oportunidades que tuvo de hacerlo, a los revolucionarios
franceses embarcados en sus proyectos idealistas, entre los cuales la
Declaración universal de los derechos del hombre.</div>
<div style="margin-bottom: 0cm;">
<br /></div>
<div style="margin-bottom: 0cm;">
Se puede considerar esto, como ya hace
mucho planteó Lacan (4), como un momento clave, un verdadero viraje
en la historia de la civilización, en el que se ponen las bases de
una nueva definición del sujeto y de la ética que rige las
relaciones entre los seres humanos y en las sociedades por ellos
creadas.</div>
<div style="margin-bottom: 0cm;">
<br /></div>
<div style="margin-bottom: 0cm;">
En este sentido, el énfasis que hacen
Dardot y Laval en la producción de una nueva subjetividad como
elemento fundamental del discurso neoliberal (que lleva hasta las
últimas consecuencias las premisas del utilitarismo
liberal, sustituyendo cierta tendencia a una inhibición regulatoria
por un activismo legislativo destinado a transformar el conjunto de
lo social de acuerdo con presupuestos muy estrictos) los sitúa en un
terreno en el que, más allá del apoyo que encuentran en algunas
elaboraciones de Foucault sobre la biopolítica, no pueden ser
indiferentes a las aportaciones del psicoanálisis. De hecho, ellos
mismos hacen algunas referencias a Lacan en <i>La nueva razón del mundo</i>, mientras que en <i>Común</i> recurren de un
modo sistemático, hacia el final del libro, a Castoriadis.<br />
<br />
<div class="separator" style="clear: both; text-align: center;">
<a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEj7-jGEmPRbd93moWZMYwzUqFc0Suww4qDOuzo6c0ylWcvybpJEwA5_mk8Vf6wjeDGvy943E_iKBrVU5s3DQwsYiP3QEN_nX9h5C0O-SAAOq1MOtx4I4bAMSv5Gq4sg6Y1dmgv0haeHm5Y/s1600/lacan.jpg" imageanchor="1" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" height="254" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEj7-jGEmPRbd93moWZMYwzUqFc0Suww4qDOuzo6c0ylWcvybpJEwA5_mk8Vf6wjeDGvy943E_iKBrVU5s3DQwsYiP3QEN_nX9h5C0O-SAAOq1MOtx4I4bAMSv5Gq4sg6Y1dmgv0haeHm5Y/s320/lacan.jpg" width="320" /></a></div>
</div>
<div style="margin-bottom: 0cm;">
<br /></div>
<div style="margin-bottom: 0cm;">
<b>Ficciones, semblantes, discursos</b></div>
<div style="margin-bottom: 0cm;">
<br /></div>
<div style="margin-bottom: 0cm;">
La verdad es que hubieran podido tomar
más elementos de Lacan. Su conocimiento profundo del concepto de
“ficción” en Bentham les hubiera podido conducir a interesarse
por la lectura que de él hizo Lacan y de cómo lo tiene en cuenta
posteriormente en su teoría de los discursos, uno de cuyos
elementos, el “semblante”(5) (en francés <i>semblant</i>) no carece de
relación con dicha lectura. Seguramente hubieran podido beneficiarse
de ello para situar un poco mejor algo que a su manera formulan muy
bien: que los discursos que circulan en lo social no son meros medios
de comunicación de realidades entre sujetos previamente existentes,
sino que son productores tanto de objetos como de
subjetividades. Y que uno de los elementos de esta operación de
producción tiene que ver con la regulación, también el formateado,
de lo que Freud llamó la pulsión.</div>
<div style="margin-bottom: 0cm;">
<br /></div>
<div style="margin-bottom: 0cm;">
Así, la opción utilitarista
benthamiana de introducir un postulado sobre la posibilidad de
cuantificar la satisfacción y por ende la felicidad en términos
económicos, dando así un paso decisivo para constituir a la
economía como ciencia fundamental del hombre y de la civilización,
no es una descripción de una realidad previamente existente, sino
una contribución significativa para la creación de una realidad.</div>
<div style="margin-bottom: 0cm;">
<br /></div>
<div style="margin-bottom: 0cm;">
Se trata, entonces de una operación de
discurso que contiene una de las claves de la realidad que, cada vez
más, se ha ido imponiendo y que ha encontrado en el neoliberalismo un modo de extenderse de un modo coherente, estricto y que no deja de lado ninguna realidad humana.</div>
<div style="margin-bottom: 0cm;">
<br /></div>
<div style="margin-bottom: 0cm;">
A esto, Dardot y Laval responden en
toda lógica: si el neoliberalismo ha sido capaz de desarrollar una
nueva subjetividad, hay que pensar lo común como un discurso
igualmente capaz de producir, cada vez que se efectúa, una
subjetividad alternativa.
</div>
<div style="margin-bottom: 0cm;">
<br /></div>
<div style="margin-bottom: 0cm;">
Dedicaremos otra contribución a
discutir este punto.</div>
<div style="margin-bottom: 0cm;">
<br /></div>
<div style="margin-bottom: 0cm;">
<br /></div>
<div style="margin-bottom: 0cm;">
<b>Notas</b></div>
<div style="margin-bottom: 0cm;">
<br /></div>
<div style="margin-bottom: 0cm;">
(1)<b> </b>P. Dardot y Ch. Laval, <i>Común</i>, op. cit. pág. 21. De hecho, este dejar atrás el comunismo ha sido fuente de tensiones, en España, entre Podemos e Izquierda Unida, algunos de cuyos miembros han acusado a los de Pablo Iglesias de ser "anticomunistas". A la izquierda tradicional española le queda un trecho para asumir ciertas lecciones de la historia. Y a la nueva, que el tema "nacional" es un campo minado.<br />
<b><br /></b>
(2) Ch. Laval, <i>Jeremy Bentham et le pouvoir des fictions</i>, PUF 1994.<b><br /></b></div>
<div style="margin-bottom: 0cm;">
<br /></div>
<div style="margin-bottom: 0cm;">
(3) Es imperdible el opúsculo de J. Bentham <i>En defensa de la usura</i>, Sequitur 2009.</div>
<div style="margin-bottom: 0cm;">
<br /></div>
<div style="margin-bottom: 0cm;">
(4) J. Lacan, <i>El Seminario, libro VII, La Ética del psicoanálisis</i>, edición establecida por Jacques-Alain Miller, Paidos 1998.</div>
<div style="margin-bottom: 0cm;">
<br /></div>
<div style="margin-bottom: 0cm;">
(5) Semblante se podría traducir por "apariencia". En francés forma parte de expresiones como "<i>faire semblant de</i>" (aparentar). En inglés resuena con la expresión "<i>make believe</i>".</div>
Anonymoushttp://www.blogger.com/profile/08848397660699265705noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-8000572998755412798.post-75890867753200306802015-10-18T18:25:00.003+02:002015-10-18T21:54:15.465+02:00Lo Común, la masa y el individualismo (I)<style type="text/css">P { margin-bottom: 0.21cm; }</style>
<br />
<div style="margin-bottom: 0cm;">
<style type="text/css">P { margin-bottom: 0.21cm; }</style>
</div>
<div align="JUSTIFY" style="margin-bottom: 0cm;">
<b>Ante la presentación,
mañana lunes (19-10-15 a las 19 h.), en el Instituto Francés de
Barcelona, del libro de Pierre Dardot y Christian Laval, <i>Común:
ensayo sobre la revolución en el s. XXI</i>, Gedisa 2015, propongo
unas líneas para el debate con los autores</b><br />
<br />
<div class="separator" style="clear: both; text-align: center;">
<a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEg5Y1ANxtE1Y_sBTUvTkeOBCbHvki26yy2ybS1meqUjK7bLSw1gKcnRXQ8cTXJ-IJaX9YuQet4zrDrQtBUAES7ngJHOWahmao2S24XX4OsOjFSG-bMgXCbh6mErkx_I-nDiH_hgJ3k4HzY/s1600/comun.jpg" imageanchor="1" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEg5Y1ANxtE1Y_sBTUvTkeOBCbHvki26yy2ybS1meqUjK7bLSw1gKcnRXQ8cTXJ-IJaX9YuQet4zrDrQtBUAES7ngJHOWahmao2S24XX4OsOjFSG-bMgXCbh6mErkx_I-nDiH_hgJ3k4HzY/s1600/comun.jpg" /></a></div>
</div>
<div style="margin-bottom: 0cm;">
<br /></div>
<div style="margin-bottom: 0cm;">
Pierre Dardot y Christian Laval, en su
excelente trabajo, llevan a cabo un análisis crítico de la noción
de “común”, que como todos sabemos ocupa un lugar fundamental en
las propuestas políticas contemporáneas, muy especialmente en
España (Podemos) y de un modo muy concreto en Barcelona (Barcelona en Comú).</div>
<div style="margin-bottom: 0cm;">
Antes de entrar en el detalle de sus
planteamientos, algunas reflexiones preliminares para situar desde
dónde los leo – y desde dónde recomiendo decididamente su
lectura.</div>
<div style="margin-bottom: 0cm;">
<br /></div>
<div style="margin-bottom: 0cm;">
Cuando pensamos en lo que caracteriza a
la política actual, hay términos que inevitablemente se nos hacen
presentes: en primer lugar, el de “masa” o “masas”; en
segundo lugar, el de “multitud”; en tercer lugar, el de “común”. </div>
<div style="margin-bottom: 0cm;">
<br /></div>
<div style="margin-bottom: 0cm;">
El primero de ellos fue empleado ya por teóricos que, en el primer cuarto del s. XX, se ocuparon de
analizar fenómenos políticos que por entonces eran nuevos, en los
que cantidades muy grandes de individuos intervenían en actos
políticos (sin olvidar las guerras), de acuerdo con una dinámica
posibilitada por los nuevos medios de comunicación – la prensa
diaria en grandes tirajes y la radio.</div>
<div style="margin-bottom: 0cm;">
La propaganda nazi de Goebbels pronto
se convertiría, en lo que a esto se refiere, en un ejemplo de
referencia... su uso magistral de la mentira, ya comentada en su día
específicamente por Alexandre Kojève, sigue teniendo alumnos más o
menos aventajados.</div>
<div style="margin-bottom: 0cm;">
<br /></div>
<div style="margin-bottom: 0cm;">
Curiosamente, ya en aquella época se
dio cierto debate entre quienes hablaban de las masas como
“multitudes” desorganizadas (Le Bon) y quienes destacaban los
grupos muy grandes pero organizados (McDougall). Se trataba de un
debate constituyente de la psicología social como nueva disciplina.
</div>
<div style="margin-bottom: 0cm;">
<br /></div>
<div style="margin-bottom: 0cm;">
Esto debe llamarnos la atención, dado
el nuevo uso que la palabra “multitud” ha recibido más
recientemente, en particular a partir de propuestas como las de Toni
Negri y Michael Hardt (en <i>Imperio</i> y <i>Commonwealth</i>, en
particular).</div>
<div style="margin-bottom: 0cm;">
<br /></div>
<div style="margin-bottom: 0cm;">
Freud, en su artículo “Psicología
de las masas y análisis del yo” (1921), plantea que en realidad,
aunque se puedan encontrar y estudiar masas de cada uno de estos dos
tipos, cualquiera de ellas, por desorganizada o episódica que sean
en apariencia sus manifestaciones, responde a cierta organización:
la identificación de un número indeterminado de individuos con un
líder, en quien se depositan determinadas identificación ideales.
Y, no sin ironía, compara la relación de cada uno de los individuos
con el líder a la relación entre un paciente hipnotizado y su
hipnotizador. Relación que, por otra parte, no carece según él de
puntos en común con el debilitamiento de la capacidad de juicio
característico del enamoramiento.</div>
<div style="margin-bottom: 0cm;">
<br /></div>
<div style="margin-bottom: 0cm;">
La suspensión de la capacidad de
raciocinio no es algo que sorprenda a cualquiera que lea un mínimo
de noticias sobre la actualidad política. El uso de las banderas,
las consignas, las mentiras más sistemáticas, disfrazan los
verdaderos programas, cubren el vacío de verdaderas propuestas o
velan lo irrealizable de propuestas bien intencionadas pero poco
viables.</div>
<div style="margin-bottom: 0cm;">
<br /></div>
<div style="margin-bottom: 0cm;">
Ya contamos con la suficiente
trayectoria histórica para ver a qué conduce la política
tradicional de masas. Es la que en gran medida nos ha conducido hasta
donde estamos. Al nacionalismo en todas sus versiones (mucho más
parecidas unas a otras de lo que los implicados suelen reconocer), a
graves conflictos bélicos, a la segregación y a usos más o menos
cínicos. Esto último, por parte de una serie de elites cuyo
horizonte es en realidad cosmopolita, pero que saben usar la
zanahoria adecuada para que personas ilusionadas, con un horizonte
que va poco más allá de su lucha diaria por una vida un poco mejor,
empujen la limusina de la historia en la que ellos van cómodamente
montados al volante.</div>
<div style="margin-bottom: 0cm;">
<br /></div>
<div style="margin-bottom: 0cm;">
Ahora bien, ¿qué ha cambiado en las
últimas décadas? Sabemos que algunas cosas parecen seguir igual,
pero también apreciamos claras diferencias, sin saber todavía cuál
puede ser su alcance práctico, qué consecuencias concretas pueden
tener. Tenemos demasiado cerca ciertas “primaveras” políticas
(árabes u otras) como para ignorar que es fácil pasar de una
esperanza de lo nuevo a una repetición de algo muy parecido, aunque
bajo formas que también son sutilmente novedosas.<br />
<br />
<div class="separator" style="clear: both; text-align: center;">
<a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEgW0kPX8aSd6_W7qF4kZsJ8vUfi02GWfvRRo37q8RfjBD1rpnDnzCF2KuU5slLMa0F3h7bA3qGVtYN9DSCZaq3eAXsYmx6WT0TnLD29JxN1Ny2u2UPVFpiz8fDnYXSh2lHHOPMVe_yaImk/s1600/empire.jpg" imageanchor="1" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" height="320" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEgW0kPX8aSd6_W7qF4kZsJ8vUfi02GWfvRRo37q8RfjBD1rpnDnzCF2KuU5slLMa0F3h7bA3qGVtYN9DSCZaq3eAXsYmx6WT0TnLD29JxN1Ny2u2UPVFpiz8fDnYXSh2lHHOPMVe_yaImk/s320/empire.jpg" width="203" /></a></div>
</div>
<div style="margin-bottom: 0cm;">
<br /></div>
<div style="margin-bottom: 0cm;">
El término “multitud” ha sido
rescatado para designar formas de colectivos políticos posibilitadas
y mediadas por nuevas formas de comunicación, como las redes
sociales y, más en general, internet. Negri y Hardt han planteado
que el tipo de comunidad basado en esta clase de medios, que de hecho
influyen profundamente en la forma misma en que la sociedad se
estructura y son inseparables de los nuevos medios de producción del
capitalismo globalizado, introduce una semilla de subversión que
lleva casi inexorablemente al fin del sistema actual.</div>
<div style="margin-bottom: 0cm;">
<br /></div>
<div style="margin-bottom: 0cm;">
Según ellos, el “capitalismo
cognitivo” – en el que el conocimiento es el valor fundamental,
además del medio principal de producción, siendo a la vez, en lo
esencial, la mercancía producida – trabaja activamente y de modo
casi automático al servicio de su propia superación, hacia su ocaso
ineludible. Esto sería así porque, mediante las operaciones mismas
que constituyen lo esencial de su sistema de producción, genera
comunidades de saber que adquieren una fuerza creciente y que se
independizan hasta constituir una fuerza política capaz de generar
cambios históricos cruciales.</div>
<div style="margin-bottom: 0cm;">
<br /></div>
<div style="margin-bottom: 0cm;">
El término “multitud” destaca que
este tipo de comunidad no funciona igual que la masa tradicional, ya
que sus vínculos constituyentes no se basan en una identificación
unificadora, sino en una red colaborativa de saberes.<br />
<br /></div>
<div style="margin-bottom: 0cm;">
<br /></div>
<div style="margin-bottom: 0cm;">
¿Pero está tan claro que lo
fundamental de la política hoy día haya dejado de pasar por
estructuras de masa, aunque sus modos de organización hayan
cambiado? No cabe duda de que algo se ha modificado, porque lo
primero que se destaca en la mayoría de los análisis que se hacen
de nuestra época es la soledad del individuo posmoderno, la
fragilidad de los vínculos que en ella se crean, su liquidez, su
movilidad. Todo lo cual no puede dejar de tener efectos en las
fidelidades (e infidelidades) políticas de los individuos de nuestro
tiempo, en su disposición y capacidad para entregarse a una causa
poniendo en la balanza una parte de su tiempo de vida, de su esfuerzo
y de su deseo.</div>
<div style="margin-bottom: 0cm;">
<br /></div>
<div style="margin-bottom: 0cm;">
Sin embargo, me parece más preciso
decir, no que la soledad y el individualismo generalizado han
suplantado a los fenómenos de masas, sino que, como algunos
observadores han planteado, asistimos hoy a una nueva forma de
funcionamiento colectivo, para la que el psicoanalista Eric Laurent
propone lo siguiente: “En la época del individualismo de masa,
existe un registro de soledad para todos” (1).</div>
<div style="margin-bottom: 0cm;">
<br /></div>
<div style="margin-bottom: 0cm;">
Por otra parte, este nuevo sintagma,
individualismo de masa, no deja de recordarme una frase de Freud en
su artículo de 1921, que bajo esta luz adquiere para mí otro
relieve: “De este modo, la oposición entre actos anímicos
sociales y narcisistas – Bleuler diría quizás: autísticos –
cae dentro de los dominios de la psicología social o colectiva” (2).</div>
<div style="margin-bottom: 0cm;">
<br /></div>
<div style="margin-bottom: 0cm;">
En efecto, me doy cuenta de que siempre
había leído (un poco) mal esta frase, como si Freud dijera que lo
narcisista, incluso lo autístico, quedara fuera... pero no, ahora
podemos ver que queda completamente dentro. Incluso en el corazón
del sistema. El capitalismo avanzado, por otra parte, trata de
explotar esto de un modo coherente.</div>
<div style="margin-bottom: 0cm;">
<br /></div>
<div style="margin-bottom: 0cm;">
¿Por qué la masa resiste tanto a su
propia desagregación individualista? Creo que podemos decir, con
Lacan, que ello es debido a que el vínculo de identificación no es
la única explicación ni el único mecanismo de constitución de la
masa (3). Otro mecanismo, quizás más fundamental aún, es el
rechazo de otros. Los grupos se constituyen por exclusión y es esta
misma exclusión lo que sostiene más profundamente la posibilidad de
identificarse. </div>
<div style="margin-bottom: 0cm;">
<br /></div>
<div style="margin-bottom: 0cm;">
Por eso, en la época en que las identificaciones son
más débiles (por ejemplo, pocas personas están dispuestas a morir
por una bandera), las identificaciones colectivas se sostienen mucho
más puramente en el rechazo que en una verdadera afirmación. Los
nacionalismos de todo signo conocen esto y explotan todas las
oportunidades que les ofrece el “enemigo” (muchas veces falso)
para, con ese mismo impulso, izar más alto su propia bandera. </div>
<div style="margin-bottom: 0cm;">
<br /></div>
<div style="margin-bottom: 0cm;">
En realidad, dentro de cada grupo así
constituido, sus miembros son profundamente independentistas. Vivimos
en un independentismo generalizado. Por supuesto, cada uno tiende
también a confundir su profundo individualismo con el rechazo del
otro excluido, el enemigo. Pero cuando la tensión baja, lo que
reaparece es el hecho más radical de que no hay ideal que se
sostenga.</div>
<div style="margin-bottom: 0cm;">
<br /></div>
<div style="margin-bottom: 0cm;">
Ahora bien, ¿hay otro tipo de
comunidad política que pueda salir de este juego infernal y
paradójico conformado por la síntesis inestable de individualismo
narcisista y alienación a una estructura grupal?</div>
<div style="margin-bottom: 0cm;">
Aquí es donde entra la propuesta de
“lo común”, de la que se ha usado y también abusado ampliamente
por parte de toda una serie de propuestas políticas que buscan una
alternativa a los impasses relacionados con la modalidad neoliberal
del capitalismo y su mundialización; y también una alternativa los
impasses propios, en este nuevo contexto, de los métodos por así
decir tradicionales de lucha por la igualdad y lo que se sigue
llamando emancipación.<br />
<br />
<div class="separator" style="clear: both; text-align: center;">
<a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEgLcOpxOvVZlLCZ88B6WFRSdJgJj2d8zwag6zq7f7e4sFCdkc75NIaVQcOfLu6p3OqtIDMHkUMLqzRl8CN75jH9QgkPelkV04XloUo5dzRWCL4uTE8ggzLUNiaryqVSHoFC2LSvD4PaZ78/s1600/ADACOMU.jpg" imageanchor="1" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" height="180" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEgLcOpxOvVZlLCZ88B6WFRSdJgJj2d8zwag6zq7f7e4sFCdkc75NIaVQcOfLu6p3OqtIDMHkUMLqzRl8CN75jH9QgkPelkV04XloUo5dzRWCL4uTE8ggzLUNiaryqVSHoFC2LSvD4PaZ78/s320/ADACOMU.jpg" width="320" /></a></div>
</div>
<div style="margin-bottom: 0cm;">
<br /></div>
<div style="margin-bottom: 0cm;">
Dardot y Laval llevan a cabo una
minuciosa genealogía de esta noción de “común” y ponen de
manifiesto que en su uso se disimulan muy a menudo errores de
concepción que limitan gravemente su validez concreta en la lucha
política.</div>
<div style="margin-bottom: 0cm;">
<br /></div>
<div style="margin-bottom: 0cm;">
Su crítica es muy fundamentada. Y
tiene una finalidad política: proponer un tipo de comunidad política
que supere los límites – entre muchas otras propuestas cuya
inviabilidad demuestran – de la noción de multitud de Negri y
Hardt, a la que le reprochan una adherencia a un optimismo marxista
basado en la idea de que existen leyes históricas que trabajan por
sí solas en la dirección del progreso.</div>
<div style="margin-bottom: 0cm;">
Para nosotros queda por ver si su
propuesta de lo común puede enfrentarse con un mínimo de eficacia
al combate contra el individualismo de masa y sus leyes que, por
ahora, parecen de hierro.</div>
<div style="margin-bottom: 0cm;">
<br /></div>
<div style="margin-bottom: 0cm;">
En una segunda entrega proseguiré mi
comentario de su tentativa.<br />
<br />
Notas<br />
<br />
(1) Léase entrevista a Éric Laurent en http://www.telam.com.ar/notas/201311/41125-la-epoca-vive-una-fascinacion-por-la-violencia-contra-uno-mismo-y-contra-los-otros.html<br />
(2) Sigmund Freud, "Psicología de las masas y análisis del yo", en <i>Obras Completas</i>, Biblioteca Nueva, trad. de López Ballesteros. La frase está tomada de la introducción.<br />
<br />
(2) El mismo Éric Laurent dedicó un año de trabajo de seminario a este tema. Está publicado en <i>Paradojas de la identificación</i>, Paidós, 2000.</div>
<div style="margin-bottom: 0cm;">
<br /></div>
Anonymoushttp://www.blogger.com/profile/08848397660699265705noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-8000572998755412798.post-50028307219735053862015-05-26T23:13:00.002+02:002015-05-26T23:20:02.391+02:00Ni miedo, ni dolor: psicoestimulantes en la Yihad... y también aquí<h3>
Sobre el uso de <i>Captagon</i> por los combatientes islámicos y el de <i>Ritaline</i> en guerras más cercanas</h3>
<br />
Leyendo <i>L'Express</i>, nos enteramos de que no sólo está la "War on drugs" (guerra contra las drogas que la administración norteamericana lleva tiempo perdiendo) sino también una "war drug", una droga de la guerra: <i>Captagon</i>. Según esta publicación, los combatientes de IS la usan para no sentir "ni miedo ni dolor", y también, de paso, para aumentar sus rendimientos sexuales, que como se sabe son un factor significativo en las guerras guerras. Sin duda, el empleo de estimulantes para osar actos de violencia extremos, entre los cuales violaciones aprovechando el excedente de adrenalina, no es una novedad. El recurso al alcohol en la guerra es incluso tradicional, y tenemos numerosos testimonios sobre la anestesia moral que induce o favorece y las atrocidades que un individuo aparentemente normal puede llegar a cometer bajo su influencia. En lo que a la cocaína se refiere, disponemos de testimonios, en Colombia o en México, de una cultura de la violencia extrema desarrollada en torno a esta substancia.<br />
<br />
En estos últimos casos, se ve que la droga tiene relaciones muy estrechas con la violencia en más de un sentido: por una parte, es al menos en parte su causa, pero por otra parte, el tráfico del que es objeto aporta fondos casi ilimitados para financiar sus medios, en especial las armas.<br />
<br />
Lo que ocurre en Siria es más o menos lo mismo: el <i>Captagon</i>, al mismo tiempo, es empleado por los combatientes y constituye una fuente importante de ingresos para la compra de material de guerra. Según <i>The Guardian</i>, por otra parte, el consumo de la droga está muy extendido también entre la población cividl: parece, entonces, que la necesidad de anestesiar el miedo y el dolor (moral) está allí muy generalizada: <i>"doctors and psychiatrists say use of the drug is [...] widespread among Syria's increasingly desperate civilian population</i>" (los médicos y los psiquiatras dicen que el uso de la droga [...] está cada vez más extendido entre la población civil desesperada).<br />
<br />
<div class="separator" style="clear: both; text-align: center;">
<a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEhkjPaUtTiVxSJVYVwGhLYHQZy8gHrsqhTSaS3f-IHE8pQWvW9LQW-xUjYkNb_arsm1LmFWQVvXp6MhfL7sne3kU3TgCR40hJ28_dJcltJryIWRpThB5U7y8nVWzWnHnoVsY2AxpkLxGro/s1600/Captagon.jpg" imageanchor="1" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" height="179" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEhkjPaUtTiVxSJVYVwGhLYHQZy8gHrsqhTSaS3f-IHE8pQWvW9LQW-xUjYkNb_arsm1LmFWQVvXp6MhfL7sne3kU3TgCR40hJ28_dJcltJryIWRpThB5U7y8nVWzWnHnoVsY2AxpkLxGro/s320/Captagon.jpg" width="320" /></a></div>
<br />
<br />
En el fondo, el uso de este tipo de substancias psicoestimulantes está ligado a la guerra desde su origen. Según Carson-DeWitt (<i>Encyclopedia of Drugs & Addictive Behaviour</i>, Durham, NC), durante la Segunda Guerra Mundial, los ejércitos de los EE.UU., Gran Bretaña, Alemania y Japón hicieron ensayos con ellas para mejorar la atención de los soldados y también su estado de ánimo.<br />
<br />
¿Que hay de nuevo entonces? La nuevo no se encuentra quizás en lo que ocurre en el campo de batalla, sino el hecho de que en nuestros días hay otra guerra, la que se libra especialmente en las escuelas y durante el tiempo de la infancia, cuyos soldados, llamados alumnos, recurren también por prescripción médica a los psicoestimulantes (ya sea a diversos tipos de anfetaminas, como <i>Adderall</i>, ya sea al metilfenidato, como <i>Ritalin</i>).<br />
<br />
Lo que estas drogas tienen en común, dicen, es que estimulan la norepinefrina y la dopamina, que algunos llaman "<i>feel good chemicals</i>" (substancias químicas que hacen sentir mejor). Y la guerra en la que estos soldaditos infantiles participan podemos llamarla la guerra del malestar en la civilización, por usar una expresión de Freud. De modo que, frente al malestar (el propio, el de los padres, el de la escuela, el del Estado, el de la sociedad entera, "<i>gotta feel good</i>", hay que sentirse bien por narices y hacer que todo el mundo se sienta bien, esté satisfecho con las expectativas y sobre todo las cumpla).<br />
<br />
Se decía en <i>The Guardian</i> que el <i>Captagon</i> estaba muy extendido entre la población civil. ¿Qué significa eso? Porque si dijéramos que un diez por ciento de la población toma anfetaminas, o sea, una persona de cada diez, ¿sería eso mucho? ¿Y si fuera el 20%, dos de cada diez? Porque cuando vemos las estadísticas de los trastornos, reales o supuestos, que se dice afectan a nuestra población infantil, hay quien dice que alrededor de un 7% deberían ser diagnosticados de TDAH, pero que eso es poco en comparación con el 10% que se diagnostican y se medican en los EE.UU. Y que, de todos modos, hay quienes opinan que deberían ser diagnosticados y medicados un 20 % de niños, o sea, una quinta parte de la población. Si a esto sumamos otros trastornos que se dice están infradiagnosticados, como el Trastorno del Especto Autista, el porcentaje de niños enfermos sería epidémico y requeriría una explicación que todas estas historias de neurotransmisores son incapaces de dar, salvo que se reconozca que el ser humano es un ser enfermo y necesita una reforma urgente del genoma.<br />
<br />
<div class="separator" style="clear: both; text-align: center;">
<a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEju_S985rdtPXaCQdp7kjxlNEG6MCFr8pPKbhBBBvbVbRS7rmjJ-rUWOXw71D0tEgncnsKOfkjgbKtajxbxV3RzM8fHj5TAzFxSmVuxTGRVV8xJwzhD6OW26q9xdozCutR95jyLlvWj4i8/s1600/ARmyfighters.jpg" imageanchor="1" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" height="179" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEju_S985rdtPXaCQdp7kjxlNEG6MCFr8pPKbhBBBvbVbRS7rmjJ-rUWOXw71D0tEgncnsKOfkjgbKtajxbxV3RzM8fHj5TAzFxSmVuxTGRVV8xJwzhD6OW26q9xdozCutR95jyLlvWj4i8/s320/ARmyfighters.jpg" width="320" /></a></div>
<br />
<br />
Ahora bien, la diferencia entre el <i>Ritaline</i> y el <i>Captagon</i> es que este último es una droga ilegal – de hecho ilegalizada, porque fue plenamente legal y luego se descubrió que producía mucha adicción. Pero en el fondo, ¿qué diferencia hay desde este punto de vista con el uso de drogas legales, recetadas por médicos? Por supuesto, hay algunas diferencias y sin duda la adicción que producen las drogas médicas no es tan inmediata ni tan brutal. Pero el problema es que es muy difícil prever los efectos adictivos a largo plazo de substancias que tienen un efecto "<i>feel good</i>", que le hacen sentirse a uno mejor... artificialmente.<br />
<br />
¿Cómo se sabe el efecto adictivo de substancias que una persona toma desde los 6 años y que tienen un efecto artificial sobre su estado de ánimo, que le hacen sentir mejor de lo que quizás debería sentirse en relación a lo que realmente acontece en su vida? ¿Qué sabemos de los efectos a largo plazo de esa muleta química que actúa sobre sus sentimientos a lo largo de su desarrollo, presente como una sombra a lo largo de su vida?<br />
<br />
Se puede decir, y es lo que leemos a menudo, que "bien usadas" no crean adicción. Sin embargo, en realidad no hay estudios longitudinales fiables a lo largo de muchos años, de modo que lo que se hace es simplemente extrapolar observaciones a corto plazo. Y teniendo en cuenta que vivimos en un mundo multiadictivo, en el que quien más quien menos es adicto a algo, si somos capaces de ser adictos al <i>smartphone</i> o a la computadora, incluso a la coca-cola, es una ingenuidad (o una mentira interesada) pensar que esas pastillas que te hacen sentir mejor no van a tener efectos adictivos a largo plazo sobre un número significativo de personas, personas que se van a acostumbrar a ese suplemento para que los avatares de la vida cotidiana, con sus tristezas inevitables, les resulten soportables. Y el problema es que el umbral de lo insoportable, la cantidad de malestar, discordancia, inquietud, angustia, inadecuación, frustración, etc. que puedan soportar, disminuirá significativamente, eliminando a largo plazo sus recursos propios para tratarlos.<br />
<br />
Entonces, ¿cuál es esta guerra que libran los niños en las escuelas, guerra en la que muchos de ellos tienen que recurrir, por prescripción médica, a tomar substancias psicoestimulantes? Es difícil saber la que cada uno de ellos libra por separado, la más íntima, pero hay una más general en la que, sin darse cuenta, todos participas. Es la guerra contra un malestar que, paradójicamente, se hace más insoportable a medida que la exigencia del bienestar, del "estar bien", del ser como el estándar, de triunfar en el futuro, se hacen mayores. A medida que las carencias, deficiencias, las insuficiencias que constituyen algo esencial en la vida del ser humano respecto de sus aspiraciones, se vuelven más insoportables. Insoportables para los padres, que quieren niños "normales", pero que se imaginan que un niño normal es un niño sin problemas, que quieren soluciones rápidas porque no tienen tiempo para ellos, y mucho menos para aguantar sus inquietudes. Padres que ya no tienen tiempo para palabras, no tienen tiempo para dar tiempo a sus hijos, y niños que, en consecuencia, ya no creen en las palabras de sus padres ni tienen tiempo para escucharlos cuando les hablan.<br />
<br />
<div class="separator" style="clear: both; text-align: center;">
<a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEhPTlic54ZX5pCvvT587dmCTVihZQsl_OWE6CVQ_sTxngpSEfXa1Yl3TxD_KOol5nShBN7u8NdwV7vjjd4Uu3RBPHLZjr8qT8dVhf_Z9YZ2wEau6VJFVrHljonQ0mYHboGC6qi65B_k0dg/s1600/dreamstime_xs_42310663.jpg" imageanchor="1" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" height="213" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEhPTlic54ZX5pCvvT587dmCTVihZQsl_OWE6CVQ_sTxngpSEfXa1Yl3TxD_KOol5nShBN7u8NdwV7vjjd4Uu3RBPHLZjr8qT8dVhf_Z9YZ2wEau6VJFVrHljonQ0mYHboGC6qi65B_k0dg/s320/dreamstime_xs_42310663.jpg" width="320" /></a></div>
<br />
<br />
A medida que la palabra pierde fuerza en la lucha humana contra el malestar, las pastillas la sustituyen. Pero lo que muchos padres no ven, es que las pastillas acaban sustituyéndolos a ellos mismos. Y entonces, eso que se creía que era un arma contra el malestar, se torna fuego amigo.<br />
<br />
Hace poco, en un CSMIJ (Centro de Salud Mental para niños y adolescentes) me contaban un caso muy interesante, incluso bello. Unos padres habían recurrido – por prescripción facultativa, claro – al Ritalin para una hija "demasiado inquieta". Los padres, la madre en particular, se quejaba de que la relación entre ella y su hija era distante, fría, las palabras de ella no tenían ningún efecto. En este caso hubo suerte porque el efecto secundario del <i>Ritaline</i> fue que la chica empezó a tener síntomas de anorexia, porque esa medicación quita el hambre. Eso fue un buen argumento para retirarlo. Y con el apoyo de la psicóloga del centro, se produjo algo inesperado: la palabra de la madre empezó a contar para su hija. Pero era, ante todo, porque la madre entendió que en cierto momento había sido ella quien había puesto aquellas pastillas en lugar de sus palabras. La madre le dio las gracias a la psicóloga por haberle restituido la relación con su hija.<br />
<br />
Eso no significa que las pastillas estén siempre mal. Pero es una locura pensar que sería normal que un 10 % de los niños tuvieran que tomarlas. Si esto ocurre, los adultos tenemos que pensar en qué guerra de las nuestras hemos puestos a los niños y a los jóvenes. Las pastillas pueden ser necesarias, pero incluso cuando lo son, que es en muchos menos casos de los que se suele decir, deben ir acompañadas de lo más esencial, que es él vinculo entre los adultos y los niños o los jóvenes, que pasa por la palabra y por el cuerpo, por la presencia, por un estar ahí, plenamente. Que implica la responsabilidad de trasmitir que el deseo debe tener alguna ley, una ley que no debe ser impuesta, sino que cada uno debe inventarla a partir de lo que recibe como legado. Que implica la responsabilidad de proteger a los menores de nuestros ideales, muchas veces demasiado exigentes, protegerlos del peso que supone para los hijos cumplir las expectativas narcisistas de los padres y las expectativas delirantes de un sistema social que está enfermo; pero que, en vez de hacer algo para curarse él mismo, o para ser un poco menos enfermo, pretende que una cantidad inmensa de personas sea declarada enferma, anormal, insuficiente, y forzada a "sentirse bien" con "<i>feel good chemicals</i>".<br />
<br />Anonymoushttp://www.blogger.com/profile/08848397660699265705noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-8000572998755412798.post-76410650708007859842015-05-17T13:06:00.002+02:002015-05-17T13:09:31.646+02:00LePPenización de lo social<h3>
Las auditorías del Sr. López, alcaldable de Mataró</h3>
<br />
<span style="font-family: Trebuchet MS, sans-serif;">Hace pocos días, en la recta final de la campaña electoral de las municipales, han empezado a surgir con fuerza una serie de mensajes inquietantes, extendiendo a otros municipios lo que hasta ahora había sido una táctica que en su día dio buenos resultados en Badalona. "Limpiando Badalona" y "Primero los de casa" abrieron fuego, comgo ya tuve ocasión de comentar. Pero luego han aparecido otros, todavía más inquietantes por el hecho de ir dirigidos a realidades más concertas y cotidianas: "No queremos guetos, pisos patera ni top manta" y, finalmente, la propuesta de "limitar la proliferación" [sic] de locutorios, bazares y ¡kebabs!</span><br />
<br />
<div class="separator" style="clear: both; text-align: center;">
<a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEjp0Bzf17aojmOU05MTFId-YSQOdt102ztFXkBT-zuQVZYQ_uvNn3_kDw80XzfePUgq1V45YKNMxqHAnfY8B5Z7cpQwjN-bneHbYkXCHEsroVNUAl_R2a0MTpiK_sRTR6Fh0UDswXHs8bs/s1600/guetosPisosPateraKebabs.jpg" imageanchor="1" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" height="164" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEjp0Bzf17aojmOU05MTFId-YSQOdt102ztFXkBT-zuQVZYQ_uvNn3_kDw80XzfePUgq1V45YKNMxqHAnfY8B5Z7cpQwjN-bneHbYkXCHEsroVNUAl_R2a0MTpiK_sRTR6Fh0UDswXHs8bs/s320/guetosPisosPateraKebabs.jpg" width="320" /></a></div>
<br />
<br />
<span style="font-family: Trebuchet MS, sans-serif;">El efecto cómico de esto último – no sabemos si propondrán cambiar los kebabs por frankfurts, para congraciarse con la Merkel, o por choricerías, que existen en el Diccionario de la RAE y evocan una costumbre mucho más española y plenamente autóctona – no debe ocultarnos la sombra de una ideología totalitaria que se empeña en entrometerse en los aspectos más banales y cotidianos de la vida de la gente, convirtiéndolo todo en signo de una invasión imparable y una conspiración incesante. </span><br />
<br />
<span style="font-family: Trebuchet MS, sans-serif;">Pero unas nuevas declaraciones, compartidas por los alcaldables respectivos de Badalona y Mataró, en el sentido de "auditar las ayudas sociales concedidas a inmigrantes", elevan este discurso de la sospecha y del odio hasta límites hasta ahora inalcanzados y que nos parecían inalcanzables. El señor López dijo, sin cortarse un pelo, que promovería una "<span style="background-color: white; font-size: 14px; line-height: 19.6000003814697px;">auditoría para conocer <i>de verdad</i> quiénes son los receptores de las ayudas sociales y por tanto confirmar o desmentir los rumores, la lucha contra el fraude en estas ayudas" (<i>La Vanguardia</i>, 8 de mayo). Asombroso, pero previsible.</span></span><br />
<span style="background-color: white; font-family: Arial, Helvetica, sans-serif; font-size: 14px; line-height: 19.6000003814697px;"><br /></span>
<span style="background-color: white; font-size: 14px; line-height: 19.6000003814697px;"><span style="font-family: Trebuchet MS, sans-serif;">Que estas declaraciones provengan de alguien perteneciente a un partido implicado en una infinidad de casos de corrupción, puertas giratorias, prevaricaciones, incompatibilidades, tanto a nivel estatal como de comunidades autónomas y ayuntamientos, nos deja de entrada estupefactos, pero en cuanto reaccionamos nos damos cuenta de la táctica que está en juego: redirigir contra otros la ola de indignación que ellos mismos, más que nadie, han provocado. Esa es la intención de su supuesta "lucha contra el fraude" en este caso.</span></span><br />
<span style="background-color: white; font-family: Arial, Helvetica, sans-serif; font-size: 14px; line-height: 19.6000003814697px;"><br /></span>
<span style="background-color: white; font-size: 14px; line-height: 19.6000003814697px;"><span style="font-family: Trebuchet MS, sans-serif;">Esto pone en el punto de mira, entre otros, a los trabajadores sociales y, más en general, a todos los profesionales (también psicólogos y educadores, así como personal auxiliar) que trabajan en algo que ha sido esencial durante décadas, conocido con una expresión que cada vez sueña más irreal: el estado del bienestar. Estos profesionales, sobre todo en Centros de Servicios Sociales, pero también en otros dispositivos, hacen lo que pueden con un presupuesto mínimo y con una gran dosis de voluntarismo vocacional, algo muy importante: contribuir a construir puentes por los que algunas personas y familias en riesgo de exclusión tienen la oportunidad de reintegrarse o, como mínimo, transitar para no perder definitivamente el tren. Su trabajo es vital para evitar algunos de los efectos más crueles de las desigualdades, que tienden a agrandarse en una sociedad que, cada vez más, naturaliza el egoísmo absoluto como motor de la política y la economía.</span></span><br />
<span style="background-color: white; font-size: 14px; line-height: 19.6000003814697px;"><span style="font-family: Trebuchet MS, sans-serif;"><br /></span></span>
<span style="background-color: white; font-size: 14px; line-height: 19.6000003814697px;"><span style="font-family: Trebuchet MS, sans-serif;">Es cierto que todas estas figuras profesionales siempre tuvieron un lugar ambiguo en relación al poder. Surgieron como elementos de control social, para desplazar la autoridad desde formas antiguas de la familia hasta instituciones representativas de un nuevo orden. (Véase el análisis ya clásico de Jacques Donzelot, <i>La policía de las familias</i>, Pre-Textos). Pero desde el principio, por el contacto directo con la población, se convirtieron en parte en canalizadores de las reivindicaciones de los oprimidos, a veces incluso en luchadores decididos por una sociedad menos injusta, en agentes mediadores entre clases sociales e intereses contrapuestos, entre modelos de vida que a menudo conviven no sin fricciones inevitables.</span></span><br />
<span style="background-color: white; font-size: 14px; line-height: 19.6000003814697px;"><span style="font-family: Trebuchet MS, sans-serif;"><br /></span></span>
<span style="background-color: white; font-size: 14px; line-height: 19.6000003814697px;"><span style="font-family: Trebuchet MS, sans-serif;">Las nuevas tensiones creadas por la generalización del estado neoliberal vuelven a poner a los trabajadores sociales en el punto de mira, como testigos molestos y como mediadores ya inservibles para una conversación que el poder cada vez considera menos rentable: prefiere actuar directamente sobre la población con los medios de la manipulación mediática. Se trata de ganar elecciones, y luego ya se taparán los desastres originados como se pueda. De ahí una tendencia a sustituir al personal de Servicios Sociales por "ventanillas", incluso máquinas, y a "evaluar" su acción en términos de "eficacia" que pueden ser útiles en el mundo de la empresa, pero que no tienen nada que ver cuando de lo que se trata es de trabajar por una sociedad mejor o menos mala.</span></span><br />
<span style="background-color: white; font-size: 14px; line-height: 19.6000003814697px;"><span style="font-family: Trebuchet MS, sans-serif;"><br /></span></span>
<span style="background-color: white; font-size: 14px; line-height: 19.6000003814697px;"><span style="font-family: Trebuchet MS, sans-serif;">El discurso del Sr. López, alumno aventajado de Albiol, tira con bala. Usa términos envenenados: "Auditoría", "conocer de verdad"... Empecemos por el término auditoría: como si se tratara fundamentalmente de un problema económico y como si los gastos en ayudas sociales fueran de tal cuantía que requieren este tipo de medidas. Por supuesto, si las auditorias se llevaran a cabo, gastarían mucho más dinero de lo que se gasta en ayudas sociales cada vez más magras. Y sin duda ese dinero iría a engrosar los bolsillos de amiguetes de los políticos de turno, porque con lo que hemos visto hasta ahora, de quienes menos razones tenemos para confiar es precisamente de los que hacen profesión de fe de evaluar a todo el mundo y se prestan ellos mismos a menos evaluaciones. </span></span><br />
<span style="background-color: white; font-size: 14px; line-height: 19.6000003814697px;"><span style="font-family: Trebuchet MS, sans-serif;"><br /></span></span>
<span style="background-color: white; font-size: 14px; line-height: 19.6000003814697px;"><span style="font-family: Trebuchet MS, sans-serif;">Por otra parte, las ayudas sociales son el dinero más "auditado" del mundo. Y no por empresas que pretenden aplicar los mismos criterios a actividades puramente económicas que a actividades sociales, sino por equipos interdisciplinares que evalúan constantemente la idoneidad de tales ayudas, discuten sobre los criterios para concederlas o denegarlas, procurando escrupulosamente que en su concesión no imperen criterios personales, subjetivos, ni siquiera de mayor o menor simpatía por la persona o familia objeto de la acción social.</span></span><br />
<span style="background-color: white; font-size: 14px; line-height: 19.6000003814697px;"><span style="font-family: Trebuchet MS, sans-serif;"><br /></span></span>
<span style="background-color: white; font-size: 14px; line-height: 19.6000003814697px;"><span style="font-family: Trebuchet MS, sans-serif;">Le aseguro, Sr. López, que si el rigor que se aplica a ese tipo de cuestiones en los Centros de Servicios Sociales – al menos cuando no hay interferencias "desde arriba" – sería todo un modelo a aplicar en la política municipal en su conjunto.</span></span><br />
<span style="background-color: white; font-size: 14px; line-height: 19.6000003814697px;"><span style="font-family: Trebuchet MS, sans-serif;"><br /></span></span>
<span style="background-color: white; font-size: 14px; line-height: 19.6000003814697px;"><span style="font-family: Trebuchet MS, sans-serif;">Este tipo de cuestiones a las que me refiero podrían parecen pequeñeces en relación a lo que es esencial. Pero no es así en absoluto. En ellas se combina una lepenización de la política española, catalana incluida, con una profundización de la destrucción de lo social por criterios de acción neoliberales. De ahí el valor altamente sintomático del término "auditoría" en este contexto.</span></span><br />
<span style="background-color: white; font-size: 14px; line-height: 19.6000003814697px;"><span style="font-family: Trebuchet MS, sans-serif;"><br /></span></span>
<span style="background-color: white; font-size: 14px; line-height: 19.6000003814697px;"><span style="font-family: Trebuchet MS, sans-serif;">Luego está la alusión contenida en la expresión "conocer de verdad". ¿Significa eso, Sr. López, que los trabajadores sociales, psicólogos, educadores, directores de centro, no dicen la verdad? ¿O se trata tan solo de hacerse con cifras que luego pueden usarse para "demostrar" que las personas de origen extranjero reciben más ayudas, para luego arrojar ese dato a la plebe enfurecida, al <i>populus</i> que necesita gladiadores y algunas fieras cuando con el fútbol ya no basta? </span></span><br />
<span style="background-color: white; font-family: Arial, Helvetica, sans-serif; font-size: 14px; line-height: 19.6000003814697px;"><br /></span>
<br />
<div class="separator" style="clear: both; text-align: center;">
<a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEhq_mFsaObqGVR1AHp0kIJ3igtjwnmVLvmzDx4aLDAxeYlRpo3HBLi5BKQHoqdpsDGjpUeyRWS0eLK5ZqrjWUhpHfDdaoRjc-O3hPyYVCYQT6iC57d2JsIJmEFA9F8oy_CVbiz00RMDhhY/s1600/Albiol-y-Jose-Manuel-_54430873061_51351706917_600_226.jpg" imageanchor="1" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" height="120" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEhq_mFsaObqGVR1AHp0kIJ3igtjwnmVLvmzDx4aLDAxeYlRpo3HBLi5BKQHoqdpsDGjpUeyRWS0eLK5ZqrjWUhpHfDdaoRjc-O3hPyYVCYQT6iC57d2JsIJmEFA9F8oy_CVbiz00RMDhhY/s320/Albiol-y-Jose-Manuel-_54430873061_51351706917_600_226.jpg" width="320" /></a></div>
<span style="background-color: white; font-family: Arial, Helvetica, sans-serif; font-size: 14px; line-height: 19.6000003814697px;"><br /></span>
<span style="background-color: white; font-family: Arial, Helvetica, sans-serif; font-size: 14px; line-height: 19.6000003814697px;"><br /></span>
<span style="background-color: white;"><span style="font-size: 14px; line-height: 19.6000003814697px;"><span style="font-family: Trebuchet MS, sans-serif;">Sólo faltaba esa sospecha generalizada para que los ciudadanos que en adelante se acerquen a servicios sociales lo hagan con la sensación de que hay "otros" más favorecidos, de que "no se dice la verdad", de que "los extranjeros se quedan con nuestro dinero". Y la persona que los reciba en esos lugares, a pesar de todos sus esfuerzos, quedará marcada de entrada como un enemigo potencial, no como una mano que le ofrece ayuda, pero que necesita tener también, ante todo, el reconocimiento y la autoridad para decirle posiblemente que no, que lo que pide no es justo o es inviable, sin que eso tenga que ser vivido paranoicamente.</span></span></span><br />
<span style="background-color: white;"><span style="font-size: 14px; line-height: 19.6000003814697px;"><span style="font-family: Trebuchet MS, sans-serif;"><br /></span></span></span>
<span style="background-color: white; font-size: 14px; line-height: 19.6000003814697px;"><span style="font-family: Trebuchet MS, sans-serif;">La política que promueven estos señores es la política de la paranoia, pura y dura. De la sospecha y del complot. Lamentablemente, todos tenemos algo de paranoicos, porque, como demostró hace años Jacques Lacan ("Los complejos familiares", "El estadio del espejo") la personalidad tiene en sí misma, desde su origen, un fundamento paranoico (Véase en este sentido el excelente trabajo de Vicente Palomera, <i>De la personalidad al nudo del síntoma</i>, Gredos). Esa paranoia básica es regulada, compensada, por la relación con el Otro del amor. Y es muy necesario que de algún modo este tipo de Otro, no sólo el Otro malvado, tenga una presencia importante en lo social. El "estado del bienestar", los Centros de Servicios Sociales, los trabajadores sociales, los educadores, son en gran parte encargados de hacer presente a ese Otro benevolente que calma las tendencias más universales al odio.</span></span><br />
<span style="background-color: white; font-size: 14px; line-height: 19.6000003814697px;"><span style="font-family: Trebuchet MS, sans-serif;"><br /></span></span>
<br />
<div class="separator" style="clear: both; text-align: center;">
<a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEgssmU1rRttAU5yAU2Sum4BX83lN78yXdHky6JxN74vgIMtjbUO37LV0R7qH6l6hoBvcDKKn_rJa5ISB7z26guhJmtYFB3vViJTVRLkpUfyvm2mD0wNyXBkpyYrj7zzqCc-C3cofFVLTcY/s1600/Personalidad.jpg" imageanchor="1" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEgssmU1rRttAU5yAU2Sum4BX83lN78yXdHky6JxN74vgIMtjbUO37LV0R7qH6l6hoBvcDKKn_rJa5ISB7z26guhJmtYFB3vViJTVRLkpUfyvm2mD0wNyXBkpyYrj7zzqCc-C3cofFVLTcY/s1600/Personalidad.jpg" /></a></div>
<span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;"><span style="background-color: white; font-size: 14px; line-height: 19.6000003814697px;"><br /></span></span>
<span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;"><span style="background-color: white; font-size: 14px; line-height: 19.6000003814697px;"><br /></span></span>
<span style="background-color: white; font-size: 14px; line-height: 19.6000003814697px;"><span style="font-family: Trebuchet MS, sans-serif;">Por eso lo que Albiol y López venden como remedio en realidad sólo puede agravar las cosas. Ya tenemos bastante odio. Parte de ese odio se canaliza hoy en crímenes que tienen una justificación religiosa. Pero la criminalización de las mezquitas y de los kebabs es responder con odio a la suposición generalizada del odio. Y hoy día no hacen falta ninguno de estos lugares, existe un lugar universal, internet, donde se cuecen todos los complots sin ninguna necesidad de esos espacios de vida.</span></span><br />
<span style="background-color: white; font-size: 14px; line-height: 19.6000003814697px;"><span style="font-family: Trebuchet MS, sans-serif;"><br /></span></span>
<span style="background-color: white; font-size: 14px; line-height: 19.6000003814697px;"><span style="font-family: Trebuchet MS, sans-serif;">Cuando <i>Podemos</i> inició su ascenso, muchas voces se alzaron contra su supuesto populismo. Curiosa acusación en un país donde el partido de la derecha más significativo se llama "popular", adjetivo heredado de la Alianza creada por el ministro de Franco Fraga Iribarne. De momento no he visto ninguna condena, tampoco en el "antipopulista" "El País", de este populismo xenófobo que se aproxima cada vez más al modelo que explota actualmente en Francia el Front National.</span></span><br />
<span style="background-color: white; font-size: 14px; line-height: 19.6000003814697px;"><span style="font-family: Trebuchet MS, sans-serif;"><br /></span></span>
<span style="background-color: white; font-size: 14px; line-height: 19.6000003814697px;"><span style="font-family: Trebuchet MS, sans-serif;">Pero lo que más se echa de menos es que los colegios profesionales de trabajadores sociales, psicólogos y educadores proteste formalmente ante esta acusación frontal contra los profesionales que trabajan en el ámbito de lo social. Quizás crean que tienen cosas más urgentes que hacer, pero esto es una equivocación. En realidad hay algo que cada vez se pone más en cuestión sobre el lugar de ciertas profesiones, antaño importante en la transmisión de formas y medios de convivencia, y que cada vez tienen menos cabida en un modelo de vida en el que lo económico se identifica con la sociedad misma. Todo lo demás, molesta. Si me tocas "mi dinero", lo pagarás con mi odio.</span></span><br />
<span style="background-color: white; font-size: 14px; line-height: 19.6000003814697px;"><span style="font-family: Trebuchet MS, sans-serif;"><br /></span></span>
<span style="background-color: white; font-size: 14px; line-height: 19.6000003814697px;"><span style="font-family: Trebuchet MS, sans-serif;"><br /></span></span>
<br />
<div class="separator" style="clear: both; text-align: center;">
<span style="font-family: Trebuchet MS, sans-serif;"><br /></span></div>
<br />Anonymoushttp://www.blogger.com/profile/08848397660699265705noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-8000572998755412798.post-72470698207301696192015-05-12T11:19:00.002+02:002015-05-12T11:47:47.554+02:00Las limpiezas de Albiol y de Aguirre<h3 style="line-height: 100%; margin-bottom: 0cm;">
<span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif; font-size: large; line-height: 100%;">Metáforas light del
fascismo posmoderno</span></h3>
<div style="line-height: 100%; margin-bottom: 0cm;">
<span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif; font-size: x-small;"><br />
</span></div>
<div style="line-height: 100%; margin-bottom: 0cm;">
<span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif; font-size: x-small;"><br />
</span></div>
<div style="line-height: 100%; margin-bottom: 0cm; page-break-before: auto;">
<span style="font-family: Verdana, sans-serif;">
Si hace unas semanas Esperanza Aguirre anunciaba su propósito de
limpiar Madrid de mendigos, ahora García Albiol se descuelga con
unas vallas de publicidad electoral en las que luce una impecable
sonrisa <i>profidén</i> junto al eslógan: “limpiando Badalona”. Y
cuando todavía no hemos podido tomar aire, ya nos enteramos de que
en Rubí quieren el trabajo, “primero, para los de casa”.</span></div>
<div style="line-height: 100%; margin-bottom: 0cm;">
<span style="font-family: Verdana, sans-serif;"><br />
</span></div>
<div style="line-height: 100%; margin-bottom: 0cm;">
<span style="font-family: Verdana, sans-serif;">Durante el tiempo en
que, tras las grandes debacles mundiales, se llegó a cierto consenso
social transversal para evitar dolorosas repeticiones, los políticos
oficiales de un amplio espectro de partidos se pusieron de acuerdo
sobre ciertos límites del discurso político que no se debían
franquear. Por supuesto, la derecha más rancia asumía todo eso con
la boca pequeña, mientras que hordas de jovencitos
“extremistas” les hacían el trabajo sucio, o sea, de limpieza,
por las calles.</span><br />
<span style="font-family: Verdana, sans-serif;"><br /></span>
<br />
<div class="separator" style="clear: both; text-align: center;">
<a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEhWTj-k5aU5__XMbZErbid5oqg_kDZiIzyKpCKtUULSEuezQrvj1sMa-Q724004q6nbpr0S03vjijWs56j6lJywWUBIE7tH-MfzYxICDEx-Ij7yaQI0rhasLQhEs4BXjLS_B4GDk9-YL74/s1600/LimpiandoBarcelona.jpg" imageanchor="1" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" height="164" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEhWTj-k5aU5__XMbZErbid5oqg_kDZiIzyKpCKtUULSEuezQrvj1sMa-Q724004q6nbpr0S03vjijWs56j6lJywWUBIE7tH-MfzYxICDEx-Ij7yaQI0rhasLQhEs4BXjLS_B4GDk9-YL74/s320/LimpiandoBarcelona.jpg" width="320" /></a></div>
<span style="font-family: Verdana, sans-serif;"><br /></span></div>
<div style="line-height: 100%; margin-bottom: 0cm; text-indent: 1cm;">
<span style="font-family: Verdana, sans-serif;"><br />
</span></div>
<div style="line-height: 100%; margin-bottom: 0cm;">
<span style="font-family: Verdana, sans-serif;">Como una de esas
alegres muchachadas que en su día terminaron con la vida de
Pasolini, con la excusa de que era <i>frocio</i>. Como cualquiera de
esos jovencitos con el puño en alto cuyas fotos aparecen en twitter
y sus nombres, algún tiempo más tarde, brotan en alguna lista
municipal del partido que ya sabemos.</span></div>
<div style="line-height: 100%; margin-bottom: 0cm; text-indent: 1cm;">
<span style="font-family: Verdana, sans-serif;"><br />
</span></div>
<div style="line-height: 100%; margin-bottom: 0cm;">
<span style="font-family: Verdana, sans-serif;">Ahora han caído las
máscaras, siguiendo vientos de la nueva sinceridad política que
recorre Europa. Y algunos políticos hacen alarde (como en su día
planteó García Albiol en tono desafiante) de decir lo que otros
piensan y no se atreven a decir. Y es que, como planteó en estos
días un famoso <i>pepero</i> vallisoletano, hay a quien “le da
vergüenza” decir lo que piensa y, sobre todo, lo que en realidad
votará, por eso las encuestas parecen no poder predecir el horror
que algunos ya esperan frotándose las manos.</span></div>
<div style="line-height: 100%; margin-bottom: 0cm; text-indent: 1cm;">
<span style="font-family: Verdana, sans-serif;"><br />
</span></div>
<div style="line-height: 100%; margin-bottom: 0cm;">
<span style="font-family: Verdana, sans-serif;">Sea como sea, lo que
vemos es el retorno de las metáforas de siempre: la limpieza/la
suciedad, los de casa/los de fuera. Jordi Ebole le reprochó a García
Albiol, con razón, que el mensaje era repugnante, porque aludía a
los inmigrantes. Y García Albiol le respondió, también con razón
y no sin cinismo, que él no se refería a los inmigrantes, sino “a
la delincuencia”. Por supuesto, en algún otro lugar ya se había
ocupado él de relacionar la delincuencia con la inmigración. De
cualquier modo, si digo que tiene razón es porque su cartel va más
allá de lo concreto de las distintas operaciones de limpieza
parciales. Lo que hace es elevar la “limpieza” a principio
general de la política. Y ahí reside el problema, precisamente. Una
vez se identifica la misión de la política como la de eliminar no
sé qué suciedad, nunca suficientemente esclarecida, los que van a
padecerla pueden variar, pero siempre se encontrará a alguien para
pagar el pato.</span></div>
<div style="line-height: 100%; margin-bottom: 0cm; text-indent: 1cm;">
<span style="font-family: Verdana, sans-serif;"><br />
</span></div>
<div style="line-height: 100%; margin-bottom: 0cm;">
<span style="font-family: Verdana, sans-serif;">Por supuesto, ahora
todo se dice con una gran sonrisa, no con las cadenas y los puños
americanos, o los bidones de gasolina, de no tan lejano recuerdo.
Pero las metáforas son las mismas.</span></div>
<div style="line-height: 100%; margin-bottom: 0cm;">
<span style="font-family: Verdana, sans-serif;"><br />
</span></div>
<div style="line-height: 100%; margin-bottom: 0cm;">
<span style="font-family: Verdana, sans-serif;">Como todas las del
fascismo, estas van dirigidas sobre todo a la clase media baja,
volátil, frágil, que se siente algo mejor cuando hay alguien más
abajo del lugar que todavía cree que ocupa, a duras penas, en la
escala social. Las crisis han sido siempre momentos en que las clases
que temen perder su estatus buscan afanosamente alguien que esté
peor para que cargue con el peso de su existencia y sus derechos
adquiridos.</span></div>
<div style="line-height: 100%; margin-bottom: 0cm; text-indent: 1cm;">
<span style="font-family: Verdana, sans-serif;"><br />
</span></div>
<div style="line-height: 100%; margin-bottom: 0cm;">
<span style="font-family: Verdana, sans-serif;">En cualquier caso,
la política empieza por las palabras. Una política es en primer
lugar una forma de hablar, un léxico, un conjunto de metáforas que
organizan el mundo, y estas buscan estimular pasiones determinadas.
La metáfora de la limpieza es verdaderamente terrible, porque
estimula del modo más certero y eficaz la idea de que el mal está
ahí, fuera pero cerca, y que es fácil, sencillo eliminarlo. Es la
metáfora por excelencia del odio. La expresión más mínima y a la
vez más potente del rechazo radical, de la tentativa de poner todo
lo malo fuera de uno mismo, como si uno no tuviera nada que ver con
ello. Es por lo tanto, también, la metáfora que promueve la más
feroz ignorancia, el no querer saber nada de la viga en el propio
ojo. Una forma, por lo tanto, de “limpiar” la propia conciencia
de las suciedades que le conciernen.
</span></div>
<div style="line-height: 100%; margin-bottom: 0cm; text-indent: 1cm;">
<span style="font-family: Verdana, sans-serif;"><br />
</span></div>
<div style="line-height: 100%; margin-bottom: 0cm;">
<span style="font-family: Verdana, sans-serif;">Se quiera o no, algo
de lo humano, y por lo tanto de lo social, siempre conlleva una parte
de “suciedad” ineliminable. Cada cual debería encargarse de su
parte y no atribuírsela a otros. Por mucho que “limpies” a
otros, tú mismo no quedas menos limpio de nada.</span></div>
<div style="line-height: 100%; margin-bottom: 0cm;">
<span style="font-family: Verdana, sans-serif;"><br />
</span></div>
<div style="line-height: 100%; margin-bottom: 0cm;">
<span style="font-family: Verdana, sans-serif;">Porque, como Freud
destacó en “El malestar en la cultura”, “todos los neuróticos
y muchos otros [...] reniegan de que
<span style="font-variant: normal;"><span style="color: black;"><span style="letter-spacing: normal;"><i><span style="font-weight: normal;">inter
urinas et faeces nascimur”</span></i></span></span></span><span style="font-variant: normal;"><span style="color: black;"><span style="letter-spacing: normal;"><span style="font-style: normal;"><span style="font-weight: normal;">.
</span></span></span></span></span><span style="font-variant: normal;"><span style="color: black;"><span style="letter-spacing: normal;"><span style="font-style: normal;"><span style="font-weight: normal;">O
sea, de que, en frase atribuida a San Agustín, nacimos entre la
orina y las heces. Una cosa es hacer algo con esto, en la vía de lo
que Freud llamó la sublimación, por ejemplo. Y de hecho todo el
edificio de la cultura tiene que ver con ello. Pero la eliminación,
la limpieza, es todo lo contrario. Es la barbarie contra la cultura. </span></span></span></span></span></span><br />
<span style="font-family: Verdana, sans-serif;"><span style="font-variant: normal;"><span style="color: black;"><span style="letter-spacing: normal;"><span style="font-style: normal;"><span style="font-weight: normal;"><br /></span></span></span></span></span></span>
<span style="font-family: Verdana, sans-serif;"><span style="font-variant: normal;"><span style="color: black;"><span style="letter-spacing: normal;"><span style="font-style: normal;"><span style="font-weight: normal;">A quienes hoy día, como Esperanza Aguirre, dicen que les molesta que los mendigos duerman en los cajeros automáticos de los bancos, hay que recordarles que seguramente esos improvisados dormitorios son lo poco que queda de "obra social" en muchas entidades que fueron rescatadas con el dinero de todos.</span></span></span></span></span></span></div>
Anonymoushttp://www.blogger.com/profile/08848397660699265705noreply@blogger.com1tag:blogger.com,1999:blog-8000572998755412798.post-44008902302164284192015-04-23T01:19:00.002+02:002015-04-23T02:09:53.871+02:00¿Qué autoridad hoy?<b><span style="font-size: large;">Intervención en la jornadas del CIIMU, "Familias del siglo XXI: renovarse o morir", Barcelona, 22 de abril 2015</span></b><br />
<br />
<b>(Se trata de mis notas, no leídas íntegramente)</b><br />
<br />
¿Hay alguna forma de autoridad que se pueda pensar para los tiempos que corren y que no trate de volver a formas propias de otra época, para siempre perdidas?<br />
<br />
La autoridad a la que estábamos acostumbrados corresponde a un marco de referencia ya antiguo, en el que la cultura, la civilización, proponían al individuo renuncias, más o menos fuertes – que podemos llamar englobar bajo el término <i>represión</i> – a sus formas de satisfacción más inmediatas, y ello con la promesa de satisfacciones futuras, más sublimadas, conformes a determinados ideales. Dicho sea de paso, su cumplimiento fue siempre relativo y a veces puramente nominal – como dijo El Roto: "hay gente con mucha moral, la tienen doble".<br />
<br />
Está claro que en la actualidad dichos ideales, que dependían de relatos ya obsoletos, difícilmente se sostienen. Resulta pues imposible pedir a nadie ningún tipo de renuncia apelando a ellos. Hoy día, todo aquél que trata de situarse en o hablar desde algún lugar de autoridad (padres, médico, psicólogo, trabajador social, educadores) se enfrenta a todo un sistema, a un nuevo funcionamiento social, con el que es muy difícil, en realidad imposible, competir.<br />
<br />
¿Por qué? Porque todo ese funcionamiento ya no se basa en la represión, sino en lo que Foucault llamó <i>biopolítica</i>, que consiste en buscar efectos de conformidad en los individuos produciendo un nuevo tipo de subjetividad, subjetividad en la que, por otra parte, el cuerpo ocupa un lugar central. Desde el psicoanálisis, podríamos añadir que se trata ahora, no de reprimir, sino de usar las formas de satisfacción del sujeto, influir en ellas, encaminarlas. Así, del mismo modo que se ha hablado de "capitalismo cognitivo", refiriéndose al hecho de que lo que se produce fundamentalmente es pensamiento, el cual se convierte ya en la principal mercancía, nosotros podríamos decir que se trata más bien de un "capitalismo pulsional". Esto en la medida en que se trata de enganchar a los individuos a dispositivos que se conectan directamente con sus formas de gozar, a través de lo que estas tienen de colectivizable, influenciable, aunque sea a un nivel forzosamente superficial y degradado– y esto mediante la tecnología de la red o la del espectáculo. El ciudadano modelo de este sistema es cierto tipo de "adicto light", preocupado constantemente por maximizar su goce en una competencia generalizada por una mayor satisfacción.<br />
<br />
Este tipo de funcionamiento se basa en gran medida en producir ofertas atractivas, por lo común de satisfacciones inmediatas. También hay otras diferidas, pero siempre con la promesa de maximizar la satisfacción y minimizar las pérdidas, los sacrificios. De este modo se genera una conformidad que en el fondo es mucho más eficaz que la resultante de un sistema represivo – éste tarde o temprano suscita la rebelión. En efecto, el sistema actual es experto en formular las ofertas necesarias para orientar el deseo de los individuos, para atrapar dicho deseo proponiéndole objetos y funcionamientos inmediatos. Así queda fuera de juego cualquier discurso que proponga una renuncia de la clase que sea.<br />
<br />
Hablemos ahora de algo que ha tenido un lugar importante en las formas tradicionales de autoridad: el saber. El saber, algo en cuyo nombre se había ejercido por mucho tiempo la autoridad, es ahora inmediatamente accesible, al alcance de todos – <i>Google</i>. El maestro, el médico, el psicólogo, quedan rápidamente confrontados a saberes que circulan por una red mundial virtualmente infinita. Si el profesional en cuestión no verifica un diagnóstico, si no proporciona la respuesta esperada (TDA, Autismo, Bipolaridad), queda fuera de juego: enseguida se puede buscar un sustituto que satisfaga las expectativas previas, en un amplio mercado de saberes <i>prêt-à-porter</i>. Todo ello con referencias abundantes a un discurso de la ciencia (nada que ver con la ciencia de verdad) que cada uno puede usar para dar forma conveniente a sus expectativas y prejuicios. Se podría formular un teorema: pienses lo que pienses, siempre puedes encontrar una versión "científica" (falsamente científica) de lo que piensas.<br />
<br />
Ante esto, no tiene ningún sentido esperar una vuelta nostálgica a formas de la autoridad anteriores. Tampoco podemos idealizarlas, porque en su día nosotros mismos denunciábamos los síntomas que generaban, en lo social y en cada uno, caso por caso. Ni se trata de competir con el discurso corriente, de entrar en el mismo juego de seducción, formulando ofertas más atractivas dentro de la misma lógica del mercado.<br />
<br />
Al contrario, tenemos que asumir plenamente esta nueva lógica, para darle la vuelta: no hay ninguna autoridad preestablecida, entonces habrá que producirla en cada caso. Todo saber que quiera dar respuestas estándar, válidas para todos, en nombre de cualquier saber establecido, es un engaño. Por ejemplo, la pasión por los diagnósticos y las clasificaciones oculta que en realidad dicen muy poco, predicen muy poco, son cúmulos de suposiciones, etiquetas, pero aportan un muy escaso saber efectivo.<br />
<br />
Fundar una nueva forma de autoridad implica entonces una tarea de denuncia en dos frentes: 1) por un lado, mostrar el carácter sucedáneo de las satisfacciones que promete el discurso de la maximización del goce, mostrar también los síntomas – adicciones, depresión, etc. – con los que este tipo de funcionamiento está relacionado, las exigencias brutales que se esconden bajo sus fórmulas publicitarias; 2) por otro lado, mostrar la vacuidad de las formas de saber prefabricado, de las fórmulas para todo uso que ofrece y que no dicen nada esencial, denunciar las categorías clasificatorias y de evaluación constante con las que se simplifica la vida y se mata lo singular, lo inclasificable de cada uno.<br />
<br />
Se tratará pues de aceptar el reto de fundamentar en cada momento, en cada situación, en cada caso, ante cada problema, una autoridad profundamente democrática, que sólo puede resultar de la conversación, del encuentro. Esta autoridad no se atribuye <i>a priori</i> un saber, sino que apuesta por un saber a construir en un debate que empieza por la constatación compartida de lo más real. Y lo más real es precisamente que no hay garantía, que el saber es siempre tentativo, no lo dice todo. Que el que verdaderamente importa está siempre por inventar.<br />
<br />
Sin duda, también, ejercer cierta autoridad presupone situar alguna forma de ideal. En primer lugar, debemos preguntarnos qué tipo de ideales serían sostenible en el momento actual. Se trataría de pensar en un ideal que no se presente como un todo, como sin falla. Por otra parte, el que debe hacerse cargo de una posición de autoridad nunca debe confundirse con ese ideal que él sostiene y promueve. Jamás debe ponerse como ejemplo.<br />
<br />
Al contrario, de lo que se trata es de testimoniar de que los ideales no se dan por supuestos, sino que constituyen una necesidad ética, implican por lo tanto una lucha, colectiva y de cada uno. No se trata de ocultar la dificultad que supone para cada cual acercarse a ellos. Este tipo de autoridad tiene que hablar en nombre propio, desde la singularidad, pero no desde el narcisismo, dejando ver su propia parte en aquello que en verdad nos es común a todos: la gran diversidad de modos de la falta que constituyen el patrimonio de la humanidad.<br />
<br />
Quizás la única forma posible de sostener hoy día una autoridad es trasmitir un deseo.<br />
<br />
Referencias:<br />
<br />
Sigmund Freud, "El malestar en la cultura", <i>Obras completas</i>, Biblioteca Nueva.<br />
Michel Foucault, <i>Nacimiento de la biopolítica</i>, Fondo de Cultura Económica.<br />
Jacques-Alain Miller, "Una fantasía" (conferencia en Comandatuba) http://goo.gl/ZZRO15<br />
<br />Anonymoushttp://www.blogger.com/profile/08848397660699265705noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-8000572998755412798.post-66788968741922492622015-04-21T16:19:00.002+02:002015-04-21T16:54:08.189+02:00Lo que pasa en las escuelas... y en otros lugares<b><span style="font-size: large;">Trincheras en la guerra del malestar en la cultura</span></b><br />
<br />
<br />
Como comentaba ayer, siempre tenemos que ser cautos sobre las consecuencias a extraer de un incidente. Y, sin embargo, todo incidente se inscribe <i>también</i> en un marco general, algo que muchas veces les cuesta ver aún más a quienes están directamente concernidos por lo sucedido. De modo que estamos obligados a pensar y a encontrar vías posibles de interpretación. La verdadera prudencia tiene en cuenta ambas exigencias al mismo tiempo, no sólo la primera.<br />
<br />
Ahora tenemos que dejar tranquilos a los profesores, alumnos y padres del <i>Jaume Fuster</i>, también a ese chico enfermo, protegerlos a todos sobre del acoso de los medios, porque necesitan su tiempo para elaborar eso tan terriblemente traumático. Y mientras, los demás tenemos que pensar, y mucho, en la escuela hoy. En lo que hacemos, o no hacemos, por ella. Todos.<br />
<br />
Algunos comentarios que se han publicado hoy resaltan con mucha razón la pobreza de medios que afecta a las escuelas y los institutos, la presión con la que tienen que lidiar cotidianamente los profesores, un nivel de agresividad mucho mayor que en otras épocas, falta de reconocimiento por parte de ciertos alumnos y de no pocas familias...<br />
<br />
Todo lo cual contribuye a aumentar la conflictividad, que no necesariamente se traduce siempre en actos violentos, pero ahí está, modifica algo de ese lugar fundamental en la vida de los jóvenes, lo tiñe de matices que a veces, de tanto que nos acostumbramos a todo, ya nos cuesta percibir. Pero las personas con dificultades importantes sí lo perciben, porque no tienen con qué filtrar eso, con qué protegerse, cómo no verse arrastrados por fuerzas que a los demás les pueden parecer leves pero que para ellos se convierten en muy poderosas.<br />
<br />
Es indiscutible que toda una serie de figuras que tuvieron hasta hace poco mucho más reconocimiento social como transmisoras de un modelo de vida y de valores – entre ellas los maestros y los profesores – han sufrido en primera línea la caída de los ideales que representan. Y un síntoma de esta caída, constatada también en otros países de nuestro entorno, ha sido el aumento de muestras de falta de respeto, a veces leves pero repetidas, a veces graves, y también, de vez en cuanto, agresiones. Personalmente he recibido más de una vez el testimonio de profesores agredidos, no sólo por algún alumno, sino también, lo que es mucho más significativo, por parte de familias de algún alumno.<br />
<br />
No digo que el caso de ayer sea un ejemplo directo de esto último. En absoluto. Incluso a cierto nivel puede ser un ejemplo de lo contrario. Me refiero a un cierto ambiente discursivo, general, en el que el maestro ya no es tanto, de entrada, una figura prestigiada, incluso reverenciada, sino alguien que puede ser vagamente percibido, en ocasiones, como un representante de una sociedad hostil. Y de esto no tienen culpa los maestros, sino lo que un modelo de sociedad hace, cada vez más, con la escuela. Un lugar de mucha presión evaluadora y de mucho fracaso. Fracasos en estadísticas, que vistos de lejos sólo parecen números, pero que vistos de cerca determinan mucho la vida de personas concretas, una a una. Un lugar donde integración y exclusión (en el grupo, en la sociedad) están a veces muy cerca, son una línea sutil que para algunos se convierte en precipicio subjetivo.<br />
<br />
La escuela no es un lugar neutro, un dispositivo dispensador de conocimientos para preparar al niño o al joven para "su futuro laboral" – aunque muchos piensan que es eso... sobre todo cuando se trata de la escuela a la que van los hijos de los demás. La escuela es una institución y una institución profundamente política, en la que se transmiten muchas cosas. La imagen descafeinada que se quiere dar de ella es una trampa. Y cuando se la vacía de contenido, cuando se le quitan recursos, eso ya es en sí mismo, más allá de lo coyuntural de la crisis, una forma de concebirla y de transformarla en profundidad. Vaciar de contenido la escuela y empobrecerla es, de hecho, convertirla en un lugar donde no sólo se prepara, sino que se reproduce, esa guerra social "light" eufemísticamente llamada "competencia", cuya única regulación – ¡y falsa! – es el Dios mercado.<br />
<br />
A pesar de todas estas condiciones adversas, a pesar de los efectos destructivos de la racionalidad neoliberal a nivel general y específicamente en la escuela y contra la escuela, los profesores hacen por lo general todo lo que pueden y más, como lo demuestran muchos ejemplos admirables. La suya sigue siendo una profesión muy vocacional, que tiene todavía más mérito por las condiciones aún más adversas en las que se tiene que ejercer hoy día.<br />
<br />
No cabe duda de que nunca podremos evitar que se produzcan hechos aislados, porque el ser humano es imprevisible. Pero la dignificación de la escuela, el reconocimiento de su papel fundamental, la dotación de medios para que los profesores y otros profesionales puedan dedicarse mucho más a los alumnos y a pensar en su labor, no sólo a evaluar y a ser evaluados, sí pueden contribuir a que haya menos posibilidades, no sólo de que ocurran este tipo de incidentes gravísimos, sino una multitud de hechos menos llamativos pero importantes que ocurren mucho más a menudo. Y que constituyen un caldo de cultivo.<br />
<br />
Más todavía que lo que en ella se evalúa (con o sin informe PISA), en una escuela es importante lo que se dice, la cultura que se crea – en gran parte para contrarrestar muchas cosas que la rodean – también la que corre por los pasillos y se pone en acto en el recreo, la atención a las palabras y los gestos, también el lugar que los padres dan a la escuela en su vida y en sus conversaciones, el lugar que se puede conseguir dar entre todos a la diferencia, a las crisis de los jóvenes, a las que hay que poder prestar toda la atención. Digo hay que poder, porque obviamente eso son condiciones que los profesores no pueden crear ni favorecer ellos solos.Anonymoushttp://www.blogger.com/profile/08848397660699265705noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-8000572998755412798.post-77766856624394913042015-04-20T19:14:00.002+02:002015-04-24T15:29:37.174+02:00Muerte en la escuela, odio en el mundo<b><span style="font-size: large;">Reflexiones provisionales sobre lo ocurrido en el <i>Institut Joan Fuster</i> de La Sagrera (Barcelona)</span></b><br />
<br />
<br />
Es muy pronto para saber con algo más de detalle lo ocurrido hoy en el <i>Institut Jaume Fuster. </i>De momento, poco más podemos hacer que lamentar enormemente la muerte de un profesor, alguien que, al parecer, quiso estar a la altura de su responsabilidad como tal. Y por ello merece nuestro respeto, nuestro recuerdo.<br />
<br />
Pero algunas de las cosas que han trascendido o se han comentado nos dan ya materia para la reflexión. Reflexión provisional, por supuesto, que seré el primero en retirar si los nuevos datos desmienten lo que por ahora parece.<br />
<br />
No caben demasiadas dudas acerca de un hecho: el menor que ha cometido esos horribles actos es una persona enferma – casi con toda seguridad. Pero aun así, la enfermedad mental no explica ella sola todos los detalles de lo ocurrido. De hecho, aunque nos cueste reconocerlo, ni siquiera los delirios más enfermizos que pueda concebir un ser humano son del todo independientes de lo que le rodea: el mundo en sus más diversas manifestaciones, el mismo mundo del que formamos parte todos.<br />
<br />
Un titular destacaba una relación que a más de uno se le habrá ocurrido establecer: “Quince años después de Columbine”. Seguramente, la primera reacción que casi todos tendríamos ante una comparación así sería de rechazo, porque parece demasiado arriesgado relacionar un solo acontecimiento, aislado, con lo que en otros lugares, como en EE.UU, son acontecimientos bastante más frecuentes, que enseguida relacionamos con una cultura de las armas y una sociedad que consideramos más violenta.<br />
<br />
Y sin embargo... no podemos evitar quedarnos pensativos. Sobre todo cuando nos llegan ciertos comentarios, como el de que ese chico tenía una obsesión reconocida por las armas, había manifestado que quería matar a profesores y a otras personas en la escuela, había grabado un símbolo nazi en su pupitre, confeccionaba distintas listas negras... listas cuya finalidad ha quedado al fin aclarada, tristemente.<br />
<br />
Uno se pregunta: ¿por qué cuesta tanto admitir la seriedad de este tipo de comentarios? ¿Qué hace que un discurso tan cargado de odio no llame lo suficientemente la atención como para que los profesores o la dirección sean alertados y estos a su vez se pongan en contacto con la familia, de modo que se puedan tomar algunas medidas sencillas, por ejemplo alejar a esa persona de las armas? ¿Acaso algo de esto se ha normalizado, sin que nos hayamos dado cuenta, porque vivimos sumergidos en una cacofonía constante de insultos, descalificaciones, amenazas y manifestaciones de odio, hasta tal punto que esos comentarios terribles le pueden parecer, a quien los escucha de paso, una versión un poco subida de tono – propia de un adolescente irritado – de lo que constituye la música de fondo del planeta?<br />
<br />
No puedo dejar de pensar ahora, no ya en Columbine, sino en los avisos que dio, a alguna persona de su entorno, el copiloto que recientemente estrelló su avión, con otras 149 personas a bordo: iba a hacer algo por lo que sería recordado – y el tono de sus amenazas fue lo suficientemente serio como para que la que había sido su novia se alejara con temor.<br />
<br />
Es cierto: resulta demasiado fácil ver estas cosas de lejos, juzgar a toro pasado. Pero no se trata de juzgar a personas concretas, sino de pensar en cierta sordera de la que podemos ser víctimas frente a las manifestaciones del odio. Sordera de la que por otra parte son – somos – más responsables los que por motivos profesionales, o familiares, tienen – tenemos – la responsabilidad de tomarse muy en serio ciertas palabras en el momento en que son pronunciadas o escritas.<br />
<br />
¡Cuánto cuesta tomarse en serio las palabras hoy día! En todo caso, nadie debe llevarse a engaño: quien dice algo así – lo diga en Facebook, a sus compañeros de clase, a su novia, en el bar, donde sea o como sea – está pidiendo, a gritos, aunque él mismo no lo sepa, que alguien lo pare. Que le quiten los machetes de su vista, que lo lleven al médico, que le quiten el avión de debajo de los pies y los mandos de piloto de las manos. Si lo hacemos, tendrá quizás la oportunidad de encontrar otra salida, menos dolorosa.<br />
<br />
No hay que hacer oídos sordos.Anonymoushttp://www.blogger.com/profile/08848397660699265705noreply@blogger.com2tag:blogger.com,1999:blog-8000572998755412798.post-50851338377924066382013-05-31T14:19:00.004+02:002013-05-31T17:54:16.710+02:00Neoizquierda, Neoderecha, Neoliberalismo... viejo problema<b>A propósito del libro de Laval y Dardot, <i>La nueva razón del mundo, ensayo sobre la racionalidad neoliberal</i>, Ed. Gedisa, 2013.</b><br />
<br />
A menudo comprobamos que en la actualidad en política se imponen cosas condicionadas por factores y tendencias de larga evolución, por cambios que, como escribió Lacan ("Kant con Sade", en <i>Escritos</i>, Siglo XXI), "caminan cien años en las profundidades del gusto". Hablar del gusto (las preferencias, lo que gusta en una época, lo que es o no es de buen tono, lo que se impone) puede parecer banal tratándose de política, pero ya no nos suena tan raro si empleamos una expresión más actual: estilos de vida.<br />
<br />
Me explico: hay cuestiones políticas en las que inciden ideas que van incluso más allá de lo que entendemos por ideologías. Las ideologías son importantes, por supuesto, siguen teniendo su impacto en política. Sin embargo, lo que resulta más chocante es que en toda una serie de cuestiones fundamentales, la división izquierda/derecha se ha vuelto irrelevante. Y estas cuestiones son fundamentales, precisamente, porque acaban imponiéndose y teniendo efectos políticos profundos, que pueden acabar haciendo inoperantes los discursos mejor intencionados y que ideológicamente parecen intachables.<br />
<br />
<table align="center" cellpadding="0" cellspacing="0" class="tr-caption-container" style="margin-left: auto; margin-right: auto; text-align: center;"><tbody>
<tr><td style="text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEjkopenUpUuZLNs-FYXJNpsCooL2BMMt-kJAVwDL9wgFHB1eV3CEybb8GOtfggSzOuUV3UwKog_2nqpLowtNEZiG-ChBC4X1MkbfQ9bFAFeINlOlH2V_zq4B2FdB3BNWye8HOKFvDB5kKE/s1600/la-nueva-razon-del-mundo-9788497847445.jpg" imageanchor="1" style="margin-left: auto; margin-right: auto;"><img border="0" height="200" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEjkopenUpUuZLNs-FYXJNpsCooL2BMMt-kJAVwDL9wgFHB1eV3CEybb8GOtfggSzOuUV3UwKog_2nqpLowtNEZiG-ChBC4X1MkbfQ9bFAFeINlOlH2V_zq4B2FdB3BNWye8HOKFvDB5kKE/s200/la-nueva-razon-del-mundo-9788497847445.jpg" width="134" /></a></td></tr>
<tr><td class="tr-caption" style="text-align: center;">El libro de Laval y Dardot</td></tr>
</tbody></table>
<br />
El interés (o uno de los intereses) del libro de Christian Laval y Pierre Dardot reside en que nos permite situar uno de los debates más actuales en una perspectiva, no ya de cien años, sino de muchos más, y así constituye una orientación que permite interpretar fórmulas, discursos, incluso estribillos que suenan constantemente en los medios de comunicación: liberalismo, mecanismo de los precios, libre competencia... incluso fórmulas como la que hoy mismo se puede leer en los diarios en el reproche que cierto político alemán blande contra Hollande, cuando le dice que Francia necesita, no una "economía socialista" (!) sino una "<a href="http://internacional.elpais.com/internacional/2013/05/30/actualidad/1369922907_568664.html" target="_blank">economía social de mercado</a>".<br />
<br />
Leed <i>La Nueva razón</i> y veréis que la tan manida "economía social de mercado" tiene un origen preciso, no es para nada inocente y está cargada de presupuestos nefastos, aunque por desgracia fue asumida en su día también por la supuesta izquierda alemana, que llegó a "reivindicarla".<br />
<br />
Más en general, Laval y Dardot plantean, de un modo conciso y preciso, que lo que está en juego no es tanto una ideología como una racionalidad, que acaba imponiéndose a las diferencias ideológicas. Porque, finalmente, lo tremendo de esa idiotez de la "economía socialista"(¿no os suena al "Obama socialista" según el <i>Tea Party</i>?) es que pone de relieve todo lo contrario de lo que pretende decir: y es que el Partido Socialista francés, como el español, no tiene nada de socialista, ni siquiera de socialdemócrata si por ello entendemos lo que fue la socialdemocracia como corriente política que se enfrentó a los excesos de los gobiernos liberales anteriores a las Guerras Mundiales y a los desastres por ellos producidos.<br />
<br />
Una de las ventajas de los partidos políticos de inspiración neoliberal es que no tienen complejos de ninguna clase, ya que son coherentes con un ideario que se adapta a las mil maravillas, sin apenas contradicciones, a una racionalidad que ha invadido el mundo progresivamente y que sigue sin verdaderas alternativas, al menos en el plano de lo que es el escenario central de la política en las democracias parlamentarias.<br />
<br />
El liberalismo empezó hace mucho como una consecuencia del discurso de la ciencia (y su compañera de viaje, la técnica) en la política. En un mundo que empezaba a cuestionar (a diferentes velocidades, por supuesto, y con España en el furgón de cola, por así decir) las viejas formas de autoridad política y religiosa, empezaron a competir nuevas formas de definir la soberanía con discursos que de un modo más o menos abierto, directo o indirecto, las cuestionaban. Si la autoridad no es algo que emana de Dios y a continuación pasa al monarca (o al "caudillo", como no olvidó recordarnos en las monedas de peseta Franco, que lo fue "por la gracia de Dios", y no fue rey porque no podía).... ¿cuál sería la fuente de autoridad que luego se concreta en cada acto particular de gobierno, desde las grandes leyes hasta el menor de los decretos?<br />
<br />
<table align="center" cellpadding="0" cellspacing="0" class="tr-caption-container" style="margin-left: auto; margin-right: auto; text-align: center;"><tbody>
<tr><td style="text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEgokzMKmQCHXPAXXd93UYv4ezgbAKFK3hs99kOX6_OpjU5fACL4JIv8LEbfy23Nvf9i5OGuPSYSV-NqCiC4DzZGge-RVVFIAGW1fON54uBWDkwzS6T-WSaK_V9Lhdvz2e8A9CHkgZX7T7g/s1600/antigua-moneda-peseta-espana-epoca-franco-coleccion_MPE-O-9064941_8907.jpg" imageanchor="1" style="margin-left: auto; margin-right: auto;"><img border="0" height="160" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEgokzMKmQCHXPAXXd93UYv4ezgbAKFK3hs99kOX6_OpjU5fACL4JIv8LEbfy23Nvf9i5OGuPSYSV-NqCiC4DzZGge-RVVFIAGW1fON54uBWDkwzS6T-WSaK_V9Lhdvz2e8A9CHkgZX7T7g/s200/antigua-moneda-peseta-espana-epoca-franco-coleccion_MPE-O-9064941_8907.jpg" width="200" /></a></td></tr>
<tr><td class="tr-caption" style="text-align: center;">Caudillo... por la Gracia de Dios</td></tr>
</tbody></table>
<br />
Los esfuerzos de pensadores como Rousseau para pensar en un contrato social posible a partir de la idea de una igualdad original entre los hombres (según él, lo que habría que explicar es por qué ha llegado a existir la desigualdad), los esfuerzos también de los revolucionarios franceses por fundar una soberanía colectiva con el nombre de Nación, encontraron enseguida una alternativa "pragmática", sobre todo en pensadores anglosajones, entre los que se destacó Jeremy Bentham. Éste, por cierto, que fue nombrado ciudadano francés a título honorífico por los revolucionarios, no dudó en proponer cambios en la constitución francesa, porque a su modo de ver, la idea de soberanía popular planteaba un problema.<br />
<br />
En efecto, Bentham quiso ser el Newton de la política (más exactamente, del "<a href="http://books.google.es/books?id=v1SMX9dxfPkC&pg=PA170&lpg=PA170&dq=bentham+newton&source=bl&ots=Bvvd_Ix7zT&sig=44T4DEirubiFESTEuAE80jyA-4c&hl=en&sa=X&ei=6LWoUYvXAsmtO5mEgLAF&ved=0CFEQ6AEwBA#v=onepage&q=bentham%20newton&f=false" target="_blank">mundo moral</a>"), lo cual suponía renunciar, denunciándolo como falacia, a todo aquello que no tuviera una base científica incuestionable. Y según él, los deseos, los intereses individuales, son la única base real, material, sobre la que toda política debe fundarse. Todo ello a partir de la idea de que una política debe tender a coincidir, a confundirse si es posible, con un puro cálculo. De ahí su fórmula, de acuerdo con la cual el gobierno debería consistir en buscar la mayor felicidad (y menor infelicidad) para el mayor número... pero sin perder de vista que la base de la felicidad es la consecución de objetivos que son individuales y necesariamente egoístas, ya que el interés colectivo, por definición no puede existir. No hay cuerpo colectivo real que le dé a la sociedad una existencia efectiva.<br />
<br />
Bentham, como otros pensadores liberales, trata de encontrar un equilibrio, alguna forma de restituir alguna forma de Otro, o sea, también, alguna forma de nosotros. Lo hace también, en particular, Locke, quien advirtió el riesgo de la absolutización del principio de propiedad privada, que se derivaba lógicamente, por otra parte, de los principios liberales. Otros, más coherentes en el fondo, llevaron esos principios cientifistas a su expresión más radical, como Herbert Spencer, que inventó un "darwinismo social" que al primero que no convenció... fue al propio Darwin. Spencer, lamentablemente, es la inspiración inconfesada (quizás inconsciente en algunos casos) de políticos que salen en prensa y en televisión... Su ideario se resume en que por el bien de la "especie humana" debe ganar el más fuerte, el más apto (<i>the fittest</i>).<br />
<br />
<table align="center" cellpadding="0" cellspacing="0" class="tr-caption-container" style="margin-left: auto; margin-right: auto; text-align: center;"><tbody>
<tr><td style="text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEglr1Bzd99OjwGqJgiIp45a_vb8dG5Q6zpFyR4DVWDFzaWF-U8V-4KNQGD3T6q8OK5KmZKQs7ARm4svqsZZtftOtLr9sqQZzcOiJDNUpHs0B_n6GSUDAgMMCyhvaqGsdqM932qgA3RxWv8/s1600/Herbert_Spencer.jpg" imageanchor="1" style="margin-left: auto; margin-right: auto;"><img border="0" height="200" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEglr1Bzd99OjwGqJgiIp45a_vb8dG5Q6zpFyR4DVWDFzaWF-U8V-4KNQGD3T6q8OK5KmZKQs7ARm4svqsZZtftOtLr9sqQZzcOiJDNUpHs0B_n6GSUDAgMMCyhvaqGsdqM932qgA3RxWv8/s200/Herbert_Spencer.jpg" width="129" /></a></td></tr>
<tr><td class="tr-caption" style="text-align: center;">Spencer: la "ciencia" como excusa </td></tr>
</tbody></table>
<br />
Lacan, apoyándose en Koyré por un lado y en Marx por otro, nos invita a considerar la profundidad del impacto de una alianza que no tiene nada de coyuntural: la del discurso de la ciencia con el capitalismo. Su efecto de disolución corroe necesariamente cualquier expresión de lo social, ya que sustituye toda forma de Otro por la (sólo) aparente neutralidad del cálculo. La mayor parte de las cosas que hoy día se nos imponen en política provienen de falsas ciencias, de cálculos falaciosos, que conducen a racionalizaciones presentadas como indiscutibles, sin alternativa. Los números hablan por sí solos, y esta idea se traduce en un sinnúmero de prácticas cotidianas que acompañan sutilmente a las formas actuales de gobernar.<br />
<br />
Tras estas ideas "científicas" se esconde la negación de la política, mediante la sustitución del gobierno por la "gobernanza" (palabra tan cara a nuestro <a href="http://internacional.elpais.com/internacional/2013/01/17/actualidad/1358456319_206100.html" target="_blank">Felipe González y amigos suyos como Berggruen</a>), la concepción de la colectividad política en términos de "empresa", la sustitución del ciudadano por el "emprendedor" (término adorado por Toni Blair), el paciente por el "cliente"... y una práctica universal de la medición, de la estadística, de la epidemiología... en torno a un término, un significante amo, diría Lacan, que invade todos los aspectos de la vida personal y colectiva del sujeto posmoderno: la "evaluación".<br />
<br />
Lo que se pretende es "hacer que el alma vomite cifras, decía en una expresión luminosa Jacques-Alain Miller, coautor de un libro imprescindible:<i> ¿Desea usted ser evaluado?</i> (Miguel Gómez Ediciones, 2004).<br />
<br />
En cuanto a Laval y Dardot, además de un análisis histórico de las raíces del liberalismo y la especificidad de su forma "neo", sitúan igualmente la importancia y las consecuencias concretas de las operaciones discursivas que, como la evaluación, contaminan el ideario y las prácticas de los partidos más influyentes en la izquierda y en la derecha. Ideario y prácticas que, y eso es más grave, definen las coordenadas de una forma de percibir la realidad de la que resulta muy difícil sustraerse para todo sujeto de nuestra época. En este punto, ellos apuestan por una elaboración que participa tanto de la noción de sujeto tomada de Lacan como del análisis de la gobernanza planteada por <a href="http://books.google.es/books/about/Seguridad_territorio_poblaci%C3%B3n.html?hl=es&id=xcZdZhCHx9oC" target="_blank">Foucault en sus pioneros análisis del neoliberalismo.</a><br />
<br />
¿Que tiene de <i>neo</i> el neoliberalismo? Que renunció definitivamente a todo intento de restituir el "nosotros" de un interés colectivo, de un pacto general, sustituyéndolo por un autoritarismo a-democrático, incluso antidemocrático cuando es preciso. Empezó con las bienintencionadas ideas de un Walter Lippmann, que consideraba que <a href="http://books.google.es/books?id=vtRRdpJZ_H8C&pg=PA71&lpg=PA71&dq=lippmann+expertos&source=bl&ots=go_DKLT1S7&sig=jNs6vL7IRLyGtcg2NUgTaqsbaiw&hl=en&sa=X&ei=sMKoUb2qF-vT7AaUxoHABQ&ved=0CGAQ6AEwBQ#v=onepage&q=lippmann%20expertos&f=false" target="_blank">las élites de expertos</a> debían de sustituir, en las decisiones verdaderamente importantes, a un pueblo siempre fácil de engañar y que no sabe que su destino ineludible es adaptarse al capitalismo y a sus necesidades como sea, porque por las malas va a ser peor. Luego vendrían otros más decididamente autoritarios, que son los que ahora imperan... en nombre de la ciencia, empezando por la que todavía osan llamar ciencia económica.<br />
<br />
<table align="center" cellpadding="0" cellspacing="0" class="tr-caption-container" style="margin-left: auto; margin-right: auto; text-align: center;"><tbody>
<tr><td style="text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEgWChUGf0h_Gsku180SOsYyjYmHLKfwWGxOfRRk0DLzipOzXdUJkOXCGg4PJm8V9EXhYSzCidof1g0zNZOsL8IymgCUJ3mtMs_dnMVNZ6uLfAQZ3o30XWZihbmaajA8wmpEY7gT-BEk4nc/s1600/Friedrich_Hayek_portrait.jpg" imageanchor="1" style="margin-left: auto; margin-right: auto;"><img border="0" height="200" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEgWChUGf0h_Gsku180SOsYyjYmHLKfwWGxOfRRk0DLzipOzXdUJkOXCGg4PJm8V9EXhYSzCidof1g0zNZOsL8IymgCUJ3mtMs_dnMVNZ6uLfAQZ3o30XWZihbmaajA8wmpEY7gT-BEk4nc/s200/Friedrich_Hayek_portrait.jpg" width="154" /></a></td></tr>
<tr><td class="tr-caption" style="text-align: center;">A Hayeck <a href="http://coreyrobin.com/2012/07/08/hayek-von-pinochet/" target="_blank">le encantaba Pinochet</a></td></tr>
</tbody></table>
<br />
El cientifismo inunda nuestro mundo de metáforas que cambian la forma en que nos vemos, la forma en que nos conducimos, la forma en que nos gobernamos y nos dejamos gobernar. Son metáforas que no se presentan como tales, ya que pretender decir lo que es "real". Pero no son menos falsas que las "falacias" que el propio Bentham, con su cientifismo radical, se impuso erradicar en su cruzada contra el imperio de la mentira en lo político y en lo jurídico.<br />
<br />
Esas metáforas van adoptando nuevas formas, que se presentan cada vez como "modernas", pero que responden a principios que empiezan a ser muy viejos. Hay en todo esto algo de ya momificado y momificante, si se me permite la expresión...<br />
<br />
De hecho, el cientifismo entusiástico de Bentham lo llevó a donar su cuerpo a la ciencia en un testamento escrito cuando tenía.... 22 años. No sin reservarse el uso póstumo de su esqueleto y de su cabeza momificada para crear lo que llamó un <i>auto-icono</i>, con el que quería seguir presidiendo post-mortem las reuniones de sus adeptos benthamitas.<br />
<br />
<table align="center" cellpadding="0" cellspacing="0" class="tr-caption-container" style="margin-left: auto; margin-right: auto; text-align: center;"><tbody>
<tr><td style="text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEg0j07p4NGmVpGs6ZljX8phcdXVfsbljO66wkvciAuD-ZqZbDX6cfOhTsWt3f_4hCbPf271QqplT7sv6hGT7setB6mYYyk6WA3EUvC6NtUv9TNtco60JsImCo3QYxoDjzO4bmA3a7LfKsw/s1600/450px-Jeremy_Bentham_Auto-Icon.jpg" imageanchor="1" style="margin-left: auto; margin-right: auto;"><img border="0" height="200" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEg0j07p4NGmVpGs6ZljX8phcdXVfsbljO66wkvciAuD-ZqZbDX6cfOhTsWt3f_4hCbPf271QqplT7sv6hGT7setB6mYYyk6WA3EUvC6NtUv9TNtco60JsImCo3QYxoDjzO4bmA3a7LfKsw/s200/450px-Jeremy_Bentham_Auto-Icon.jpg" width="150" /></a></td></tr>
<tr><td class="tr-caption" style="text-align: center;">Ante ustedes.... Jeremy Bentham (Wikipedia)</td></tr>
</tbody></table>
<br />
Por desgracia, la momificación intentada no salió bien, y el cráneo (real) de Bentham fue recubierto con una efigie de cera, que nos contempla con sus ojos muertos desde la vitrina en la que "reside" el padre del utilitaritarismo, o lo que queda de él, con domicilio en el <i>University College of London</i>. Por cierto, pueden ustedes visitarlo en alta resolución, en versión rotable a 360 grados, haciendo click <a href="http://www.ucl.ac.uk/Bentham-Project/who/autoicon/Virtual_Auto_Icon" target="_blank">aquí</a>.<br />
<br />
<br />
<br />Anonymoushttp://www.blogger.com/profile/08848397660699265705noreply@blogger.com1tag:blogger.com,1999:blog-8000572998755412798.post-74275298920136081282013-05-22T00:25:00.004+02:002013-05-22T10:51:30.482+02:00La psiquiatría que viene: la biología como destinoEl culebrón del parto doloroso e interminable del DSM5, que ha suscitado vivas reacciones, guerras intestinas, descalificaciones por parte del responsable del DSM IV (<a href="http://www.medscape.com/viewarticle/804378" target="_blank">Allen Frances</a>), manifiestos en contra por parte de psicólogos clínicos, psiquiatras y psicoanalistas, anuncia el final de una época -- se veía venir. En estos términos, "final de una época", analiza Éric Laurent cómo hemos llegado hasta aquí y qué se abre ante nosotros, en su excelente <a href="http://www.lacanquotidien.fr/blog/wp-content/uploads/2013/05/LQ-319.pdf" target="_blank">artículo</a> publicado recientemente online en <i>Lacan Quotidien</i>.<br />
<br />
Tras unos cuantos años de <i>DSM</i> que han conseguido "convertir" en enfermos supuestos a porcentajes inauditos de la población mundial (decidiendo, mediante criterios cuantitativos arbitarios, cosas como qué es una sexualidad sana o una forma normal de hacer el duelo por la muerte de un ser querido), la psiquiatría biológica más dura, aliada con la neurociencia y la genética, dice basta y ya está trabajando para poner fin a semejante desorden. Pero para instaurar algo mucho peor.<br />
<br />
Según ellos, hace falta algo más seguro. Se trata de reintegrar definitivamente la psiquiatría en la medicina, considerando todas las entidades clínicas como enfermedades, puras y simples, en el sentido biológico más estricto, y usar para su diagnóstico "marcadores biológicos" y otros recursos, como la neuroimagen y los estudios genéticos. Así, en un futuro más cercano de lo que se cree, el psiquiatra ya no tendrá que hacer preguntas: se limitará a pedir análisis y a solicitar otras pruebas "objetivas".<br />
<br />
<table align="center" cellpadding="0" cellspacing="0" class="tr-caption-container" style="margin-left: auto; margin-right: auto; text-align: center;"><tbody>
<tr><td style="text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEhHEbQgRF0Qru13xC57BMsNy-bfmsoSMEb5ox_794hPMjqT_f5p0Fbtt6P7DltBZewGA6_JqKk7xr0s9N5QDYanzhz5TSySJ19japuIHOvgH01IQFxtZiFhCnkHAIJnxKC89zqlOebYJFc/s1600/file000894312228.jpg" imageanchor="1" style="margin-left: auto; margin-right: auto;"><img border="0" height="200" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEhHEbQgRF0Qru13xC57BMsNy-bfmsoSMEb5ox_794hPMjqT_f5p0Fbtt6P7DltBZewGA6_JqKk7xr0s9N5QDYanzhz5TSySJ19japuIHOvgH01IQFxtZiFhCnkHAIJnxKC89zqlOebYJFc/s200/file000894312228.jpg" width="160" /></a></td></tr>
<tr><td class="tr-caption" style="text-align: center;">Tu foto de DNI... ¡en un futuro próximo! </td></tr>
</tbody></table>
<br />
<b>Mucho más lejos que la "solución de las enfermedades mentales"</b><br />
<b><br /></b>
Tras el fin en el discurso político de algunas utopías a cuyo final hemos podido ir asistiendo, con los balances que conocemos (y el nazismo fue una de ellas, al fin y al cabo), toca ahora el turno a una utopía cientifista que se propone, nada más y nada menos, la solución definitiva de todos los problemas de la humanidad. Sí, <i>todos</i>. <a href="http://www.tendencias21.net/notes/El-10-por-ciento-de-la-poblacion-mundial-sufre-de-trastornos-mentales_b4336749.html" target="_blank">Dice el Dr. Belmonte</a>, presidente de la International Brain Research Organization (IBRO): "en la actualidad existe una percepción equivocada y es la de separar las enfermedades neurodegenerativas -- como el alzheimer y el parkinson, entre otras -- de las psiquiátricas, que también son del cerebro". Según él, estas enfermedades afectan al 10 % "de la humanidad". Su objetivo está claro: "la solución de las enfermedades mentales es uno de los grandes objetivos de la neurociencia..." Y añade, por si esto fuera poco: "... pero hay que ir mucho más lejos".<br />
<br />
Hay que tomarse muy en serio este "mucho más lejos", en efecto, ya que se trata de un discurso totalitario que pretende inmiscuirse en todos los aspectos de la vida individual y colectiva: "La neurociencia ha cobrado mucha importancia en la actualidad porque todos nuestros hábitos de vida y valores sociales dependen del cerebro. Eso es lo que nos hace humanos. Cada vez hay más conocimiento de cómo aprendemos, la causa de la violencia, los fundamentos biológicos de determinados comportamientos. Y todos gracias a la neurociencia".<br />
<br />
Se trata, entonces, de una utopía biopolítica, por usar el término introducido por Michel Foucault, de gran alcance: un verdadero delirio que disputa a la religión (aunque compartiéndola con ella en ocasiones) la ambición de hablar en nombre del Todo.<br />
<br />
<table align="center" cellpadding="0" cellspacing="0" class="tr-caption-container" style="margin-left: auto; margin-right: auto; text-align: center;"><tbody>
<tr><td style="text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEi90_nAuqo944CAWKQ4QAZjMIYjY2j9mzUrpqL9jTLRgx-Jpvcn5ghy3C-ick8rRQW9KZByft93giF3ha2S7Fwv712OqH2epMoVMzXlmTf4YjebEYwCe5E-3SBK8Dw910yI8ZagbFKIRpI/s1600/forbes.jpg" imageanchor="1" style="margin-left: auto; margin-right: auto;"><img border="0" height="185" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEi90_nAuqo944CAWKQ4QAZjMIYjY2j9mzUrpqL9jTLRgx-Jpvcn5ghy3C-ick8rRQW9KZByft93giF3ha2S7Fwv712OqH2epMoVMzXlmTf4YjebEYwCe5E-3SBK8Dw910yI8ZagbFKIRpI/s200/forbes.jpg" width="200" /></a></td></tr>
<tr><td class="tr-caption" style="text-align: center;">La nueva referencia intelectual</td></tr>
</tbody></table>
<br />
<b>Un cambio sísmico... pero lento</b><br />
<br />
En la revista Forbes, que como se sabe es una publicación de un prestigio intelectual indiscutible y que se ocupa de cosas tan fundamentales como establecer el ranking mundial de ricos, dicen estar bien informados. Hablan de que se prepara un <a href="http://www.forbes.com/sites/matthewherper/2013/05/08/why-psychiatrys-seismic-shift-will-happen-slowly/" target="_blank">"cambio sísmico"</a>, por el que parecen frotarse las manos, porque sin duda supondrá grandes posibilidades de negocio... Pero nos tranquilizan: la cosa ocurrirá lentamente. Quizás, piensa uno, para que ocurra como con las políticas económicas nefastas que padecemos: su introducción paulatina evita la "alarma social" y favorece la pasividad de la población -- en este caso hay que incluir en este apartado a los profesionales de la salud mental y los médicos, naturalmente.<br />
<br />
En el <a href="http://www.nimh.nih.gov/research-priorities/rdoc/nimh-research-domain-criteria-rdoc.shtml" target="_blank">National Institute of Mental Health de los EE. UU. </a>hablan de un periodo de investigación de diez años hasta que esto tenga un impacto visible en las prácticas corrientes de diagnóstico y la elaboración de nuevos manuales. Pero diez años pasan volando, y por otra parte sabemos por experiencia que resultados parciales de este programa tendrán una incidencia clara mucho antes de esa fecha estimada.<br />
<br />
<br />
¿En que consiste el programa de investigación impulsado por el NIMH? Lo que pretende es cortar con toda la clínica psiquiátrica anterior, incluyendo los restos que todavía tenían su cabida en la maraña del sistema DSM. Su objetivo es aplicar los mismos métodos que han dado resultado para el cáncer y otras enfermedades.<br />
<br />
Curiosamente, en la justificación de esta iniciativa, el NIMH reconoce que no se han encontrado genes específicos para las enfermedades psiquiátricas reconocidas como tales, y que los factores genéticos de riesgo conocidos son difusos. Pero esto no lleva a los promotores del programa a cuestionar la validez de su biologismo radical. Muy al contrario, se proponen volver a edificar la psiquiatría a partir de datos supuestamente objetivos, ya que, según ellos, podría no tener relevancia que los síntomas que aparecen en un caso dado correspondan a lo que la psiquiatría clásica consideraba una esquizofrenia, una paranoia o un trastorno bipolar. Los síntomas no importan porque son demasiado "subjetivos".<br />
<br />
<b>Consecuencias</b><br />
<br />
¿Qué consecuencias tendrá esto en la vida de las personas? ¿Qué repercusiones en la forma de percibir los malestares subjetivos y tratarlos? Enormes, no cabe duda. Y muy peligrosas. La perspectiva que se abre hace pensar en lo que en los años 70 eran temas del género terror-ficción, que poco a poco se van convirtiendo en una normalidad que se tiende a asumir con una conformidad creciente.<br />
<br />
En todo caso no perdamos de vista lo esencial: lo que está en juego es un ataque a la libertad humana en sus formas más irreductibles, que son precisamente las de los síntomas y malestares psíquicos. Es un intento de acabar con lo que queda del sujeto, y en particular con aquello de él que todavía resiste a las tentativas de objetivación y de cosificación por parte de un discurso cientifista. Éste último -- y esto no nos sorprende -- tiene sus más poderosos aliados entre las grandes corporaciones biomédicas... pero también, no hay que olvidarlo, en iniciativas como el <a href="http://www.pbs.org/newshour/extra/2013/04/obama-launches-project-to-understand-the-human-brain/" target="_blank">programa BRAIN</a>, recientemente anunciado a bombo y platillo por el Presidente Obama, y que, según sus esperanzas, "aportará descubrimientos científicos fundamentales para la salud humana y para el entendimiento humano" (la amplitud y la ambigüedad del término inglés "<a href="http://www.thefreedictionary.com/understanding" target="_blank">understanding</a>" resulta aquí interesante).<br />
<br />
Pero volvamos a las consecuencias que esto tendrá. Hasta ahora, una consulta psiquiátrica partía, de un modo u otro, de la queja de un paciente, de la manifestación de alguna forma de síntoma, un tipo u otro de malestar. Con los supuestos "marcadores" se abrirá una nueva era. Será del todo posible, por ejemplo, que el "cliente" de algún servicio médico, por ejemplo una mutua o cualquier seguro, tras un chequeo periódico, sea informado de la alta probabilidad de sufrir una depresión y de la conveniencia de un tratamiento farmacológico preventivo. Lo mismo podrá pasar con trastornos como la fibromialgia, para los cuales, dicen, ya se están identificando supuestos factores genéticos.<br />
<br />
Si hasta ahora nos encontrábamos, por poner un ejemplo, con personas que tras algún episodio depresivo menor, tomaban antidepresivos durante años, con la idea, instilada por un médico, de que tenía un problema bioquímico que debía considerarse crónico, es fácil imaginar la extensión que este tipo de consumo abusivo e injustificado llegará a adquirir con la excusa de la "prevención" de la enfermedad. Y ello en un mundo donde la obsesión por la prevención ha llevado a casos notorios, como la reciente decisión de Angelina Jolie, altamente publicitada, de hacerse practicar una mastectomía bilateral por el "riesgo" de sufrir un cáncer de mama. En estas condiciones, la palabra del paciente está destinada a convertirse en un detalle supérfluo, mucho más de lo que ya empezaba a serlo en las consultas de algunos psiquiatras.<br />
<br />
<table align="center" cellpadding="0" cellspacing="0" class="tr-caption-container" style="margin-left: auto; margin-right: auto; text-align: center;"><tbody>
<tr><td style="text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEi64ycmG3cxRwjgqh4WXgjcf2zDYgGz_ykO-ZCQGZkBuDYuldBGF_onAJtm923U1MTVQwQVzOx-TTJwY75s5y-PBrM2uf5lTGKf52TlvA1ry1w6i4_sBYjmI-vB_3rmsshl2JnozmL5IEw/s1600/frenologia.jpg" imageanchor="1" style="margin-left: auto; margin-right: auto;"><img border="0" height="153" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEi64ycmG3cxRwjgqh4WXgjcf2zDYgGz_ykO-ZCQGZkBuDYuldBGF_onAJtm923U1MTVQwQVzOx-TTJwY75s5y-PBrM2uf5lTGKf52TlvA1ry1w6i4_sBYjmI-vB_3rmsshl2JnozmL5IEw/s200/frenologia.jpg" width="200" /></a></td></tr>
<tr><td class="tr-caption" style="text-align: center;">El viejo sueño de la ciencia frenológica, updated</td></tr>
</tbody></table>
<br />
<b>Destinos precoces</b><br />
<br />
En cuanto a lo niños pequeños, que ya son perseguidos hasta el jardín de infancia para "detectar" mediante cuestionarios síndromes cada vez más ubicuos, serán sometidos a pruebas genéticas y de otros tipos y tratados como enfermos potenciales sin necesidad de que hayan mostrado ningún síntoma. Será suficiente con la idea de "riesgo". No es difícil imaginarse que, en el caso de los niños pequeños, los supuestos "marcadores biológicos" se convertirán en verdaderas marcas indelebles, con todas las consecuencias de segregación que ello tendrá: medidas preventivas, tanto a nivel médico como educativo, dispositivos especiales.... el destino del sujeto se verá afectado desde un principio.<br />
<br />
Freud se refirió en "<a href="http://www.edipica.com.ar/archivos/leandro/psicoanalisis/general/freud6.pdf" target="_blank">El sepultamiento del complejo de Edipo</a>" a los efectos que para el sujeto tiene la percepción de su propio cuerpo en la asunción de la diferencia sexual, efectos que parecen imponer una lógica propia, basada en premisas falsas y con efectos paradójicos. Parafraseando, no sin ironía, a Napoleón, escribió: "la anatomía es el destino".<br />
<br />
Pero de lo que se trata en el caso que nos ocupa, es de la imposición de algo que va mucho más allá que la imagen del cuerpo. Lo que cierta ideología trata de imponer es radical: la biología como destino.Anonymoushttp://www.blogger.com/profile/08848397660699265705noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-8000572998755412798.post-47158550607589270242013-05-10T01:57:00.001+02:002013-05-10T12:45:13.313+02:00Eric Kandel: en busca (del órgano) de la memoria. Acerca de In search of memory, Norton, 2006<div class="separator" style="clear: both; text-align: center;">
<br /></div>
Recientemente un libro de Peter Gay nos sirvió para pensar algunos aspectos de la cuestión de la memoria que nos interesan particularmente desde el psicoanálisis. En el caso de Gay, a pesar de tratarse de un historiador -- y teniendo en cuenta el carácter autobiográfico de su libro -- sus propias reflexiones se acercaban mucho, a veces, a aspectos que nos importan, lo cual en gran medida se explicaba porque él se psicoanalizó y tuvo muy en cuenta lo que aprendió en esa experiencia (tal como plantea explícitamente en su libro).<br />
<br />
Resulta interesante comparar las biografías respectivas de Gay y de Kandel, porque tienen muchos puntos en común. Y esta semejanza en tantas cosas nos hace mucho más visible lo enigmático de las decisiones que orientan una vida. Dos personas, a partir de circunstancias similares, pueden tomar caminos muy distintos.<br />
<br />
Podríamos decir que tanto el uno como el otro, a partir de una serie de acontecimientos traumáticos, se ven llevados ocuparse del problema del recuerdo, de la memoria. Gay, como dijimos, practica la memoria, si podemos decirlo así, de dos modos: mediante el estudio de la historia y mediante un psicoanálisis personal. Como veremos, Kandel, más que practicarla, decide investigarla desde una perspectiva científica, en particular tratando de elucidar el funcionamiento de lo que considera su órgano, el cerebro.<br />
<br />
<table align="center" cellpadding="0" cellspacing="0" class="tr-caption-container" style="margin-left: auto; margin-right: auto; text-align: center;"><tbody>
<tr><td style="text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEi91uAOtUpBCvL7SgrsDvmtInwpqxQpdw4EwN72bD6MGqkmaIp7hoOLYiHLPurfFVCQPW-UkxHJEr4e3ThTfjMkvDCetoAO9F0uo-nq-h8EjxS6Ib90d54qDvCZjSJNkc-scchVAsM_Rwg/s1600/KristallDormund.jpg" imageanchor="1" style="margin-left: auto; margin-right: auto;"><img border="0" height="222" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEi91uAOtUpBCvL7SgrsDvmtInwpqxQpdw4EwN72bD6MGqkmaIp7hoOLYiHLPurfFVCQPW-UkxHJEr4e3ThTfjMkvDCetoAO9F0uo-nq-h8EjxS6Ib90d54qDvCZjSJNkc-scchVAsM_Rwg/s320/KristallDormund.jpg" width="320" /></a></td></tr>
<tr><td class="tr-caption" style="text-align: center;">Sinagoga (Dormund) tras Kristallnacht. Más que cristales rotos<br /><span style="background-color: white; font-family: Arial; font-size: 11px; font-style: italic; line-height: 11.1875px; text-align: -webkit-left;">Stadtarchiv Dortmund</span><br /></td></tr>
</tbody></table>
<br />
Pero el punto de partida de ambos es, sorprendentemente, muy similar. Al igual que vimos respecto a Gay, los acontecimientos que marcan su vida se refieren a la persecución de los judíos por parte de los Nazis en Alemania. Y uno particularmente decisivo es, del mismo modo, la Kristallnacht. Así, cuando al comienzo de su libro sobre la memoria Kandel piensa en los orígenes de lo que llama sus "intereses", responde sin vacilación: "[…] no puedo evitar vincular mi interés posterior por la mente [...] con mi último año en Viena. Un tema post-Holocausto de los judíos ha sido 'Nunca olvides', una exhortación a las futuras generaciones a permanecer vigilantes frente al antisemitismo, el racismo, el odio, las formas de pensar que permitieron que ocurrieran las atrocidades de los Nazis. Mi trabajo científico investiga la base biológica de este lema: los procesos en el cerebro que nos permiten recordar".<br />
<br />
Kandel todavía da más detalles. De hecho, dos páginas antes de esta observación, en la primera página del libro, detalla los recuerdos concretos que para él abrieron, como en carne viva, la pregunta por la memoria: "Es el 7 de noviembre, mi noveno aniversario. Mis padres acaban de darme un regalo de cumpleaños que yo me moría por tener: un cochecito con baterías y control remoto por cable. [...] Pero mi placer duró poco. Dos días más tarde, en la tarde-noche, nos quedamos estupefactos al oír fortísimos golpes en la puerta de nuestro apartamento. Todavía hoy los recuerdo. Mi padre no ha vuelto de trabajar en la tienda. Mi madre abre la puerta. Entran dos hombres. Se identifican como policías nazis, nos ordenan que cojamos algunas cosas y abandonemos el apartamento".<br />
<br />
<table align="center" cellpadding="0" cellspacing="0" class="tr-caption-container" style="margin-left: auto; margin-right: auto; text-align: center;"><tbody>
<tr><td style="text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEgQDxIz2Fhi-QWJLQiDdauAtNBT9eMswBrR0EKZfpNXpdAot9QLEnotU8pbKoI9htT-KjBf_rUVcgZPxVg0KqAN6Piv8BwLi_PDa5psQfOCOLxN5ZWAPLj5xP0-VXY8ateM-GQRMBwqDIY/s1600/Das_blaue_Auto2.jpg" imageanchor="1" style="margin-left: auto; margin-right: auto;"><img border="0" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEgQDxIz2Fhi-QWJLQiDdauAtNBT9eMswBrR0EKZfpNXpdAot9QLEnotU8pbKoI9htT-KjBf_rUVcgZPxVg0KqAN6Piv8BwLi_PDa5psQfOCOLxN5ZWAPLj5xP0-VXY8ateM-GQRMBwqDIY/s1600/Das_blaue_Auto2.jpg" /></a></td></tr>
<tr><td class="tr-caption" style="text-align: center;">El cochecito de Kandel. <span style="background-color: white; color: #2d2d2d; font-family: Arial, Helvetica, sans-serif; font-size: 12px; line-height: 18px; text-align: start;">© FilmForm Köln</span></td></tr>
</tbody></table>
<br />
Podríamos decir pues, de algún modo, que todo comienza, tanto para Gay como para Kandel, con la Kristallnacht.<br />
<br />
Pero las semejanzas no terminan aquí. Porque la primera forma de elaboración a la que recurrirá Kandel no será, ni mucho menos, la neurobiología, sino... ¡la historia! Como él mismo nos relata, al comienzo de sus estudios superiores, en el College en EE. UU, "tenía un interés insaciable por la historia contemporánea de Austria y de Alemania, y planeaba convertirme en un historiador intelectual". Y precisa: "Luchaba por entender el contexto político y cultural en que habían ocurrido aquellos sucesos calamitosos, cómo un pueblo que amaba el arte y la música en un determinado momento, había podido, al momento siguiente, cometer los actos más bárbaros y crueles. Escribí varios artículos sobre historia [...] incluyendo una tesis sobre la respuesta de los escritores alemanes ante el ascenso del Nazismo".<br />
<br />
Y todavía otra semejanza en la respuesta de ambos hombres a esa problemática de la memoria. Y es que Kandel... ¡también se acercó al psicoanálisis! "Desarrollé una fascinación por el psicoanálisis, una disciplina centrada en ir pelando las capas de la memoria y de la memoria personales, para entender las raíces a menudo irracionales de la conducta humana, de los pensamientos y del comportamiento".<br />
<br />
De hecho, como él mismo nos detalla, si acabó interesándose por la neurobiología, fue porque quería formarse cono psicoanalista, y "en los años 50 la mayoría de los psicoanalistas eran también médicos". De tal manera que, al entrar en la facultad de medicina, tropieza con la biología molecular. Y es entonces cuando sus preguntas acerca de la memoria adoptan un nuevo lenguaje, lo cual supone una manera completamente distinta de pensarlas: "Empecé a pensar en explorar el misterio del aprendizaje y de la memoria en términos biológicos [...] ¿De qué modo el terror había marcado al fuego los golpes en la puerta de nuestro apartamento, de forma tan permanente en el tejido molecular y celular de mi cerebro, que puedo revivir la experiencia con detalles visuales y emocionales más de medio siglo después?"<br />
<br />
Este cambio radical puede parecer sorprendente. Sin embargo, hay que tener en cuenta que Eric Kandel se acercó al psicoanálisis a partir de su encuentro con Anna Kris, hija de los psicoanalistas Ernst y Marianne Kris. De hecho, Eric se enamoró de la hija de los Kris... a quien habían bautizado así, precisamente, en honor de la hija de Freud, Anna.<br />
<br />
<div style="text-align: right;">
</div>
<div class="separator" style="clear: both; text-align: center;">
</div>
<div class="separator" style="clear: both; text-align: center;">
</div>
<table cellpadding="0" cellspacing="0" class="tr-caption-container" style="clear: left; margin-bottom: 1em; margin-left: auto; margin-right: auto; text-align: center;"><tbody>
<tr><td style="text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEiHp7JbG5Aixn0ZS7nGqwIxqKqvH6tqYXANGhySj2b5NMxao08B3YR0PSxald7UQqw66sFlvqUxeNYz0MOj75hSNyMNX-Scb75lJfLvOXwk1WkeCYcl7IpdY9PHnZarYQb0VzPCtkhi6Mg/s1600/ApKris.jpg" imageanchor="1" style="clear: left; margin-bottom: 1em; margin-left: auto; margin-right: auto;"><img border="0" height="200" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEiHp7JbG5Aixn0ZS7nGqwIxqKqvH6tqYXANGhySj2b5NMxao08B3YR0PSxald7UQqw66sFlvqUxeNYz0MOj75hSNyMNX-Scb75lJfLvOXwk1WkeCYcl7IpdY9PHnZarYQb0VzPCtkhi6Mg/s200/ApKris.jpg" width="133" /></a></td></tr>
<tr><td class="tr-caption" style="text-align: center;">Aquí vivían los Kris</td></tr>
</tbody></table>
<div style="text-align: left;">
Estos detalles biográficos tienen su importancia. A pesar de que Ernst Kris se analizó con Helene Deutsch, en su evolución posterior se aprecia más la influencia de Anna Freud, que dio lugar a lo que, con el nombre de <i>Ego Psychology</i>, se apartaría decididamente, en algunos puntos fundamentales, de las concepciones freudianas -- en particular en cuanto al papel primordial del inconsciente y lo que Freud consideraba la causalidad sexual (pulsional) de los síntomas.</div>
<div style="text-align: left;">
<br /></div>
<div style="text-align: left;">
Por este motivo, Eric Kandel nos aporta una clave para entender aspectos determinantes de su encuentro con el psicoanálisis cuando dice: "Cuando Heinz Hartmann, Ernst Kris y Rudoph Lowenstein inmigraron a los EE. UU, unieron sus fuerzas para escribir una serie de artículos muy innovadores en los que señalaban que la teoría psicoanalítica había enfatizado demasiado la frustración y la angustia en el desarrollo del ego, el componente del aparato psíquico que, de acuerdo con la teoría de Freud, está en contacto con el mundo exterior. Había que enfatizar más el desarrollo cognitivo normal".<br />
<br />
Esto supone una separación clarísima con respecto a Freud, ya que éste, en "El yo y el ello", había enfatizado que el yo, lejos de cualquier acceso "neutral" a la realidad, está tan sometido a las pulsiones como cualquier otra instancia psíquica. Algo que podemos comprobar observando esa supuesta realidad humana y su uso en cualquier discurso político o de otra naturaleza. Por supuesto, Freud estaba hablando también indirectamente de los aspectos políticos de la cuestión, entre otras cosas porque había sacado consecuencias de la gran masacre de la Primera Guerra Mundial -- algo sabía, pues, sobre las certezas acerca de una autodefinida como realidad objetiva, elemento fundamental de toda mistificación política.</div>
<div style="text-align: left;">
<br /></div>
<div style="text-align: left;">
Por lo tanto, a pesar de que, como el propio Kandel indica, Kris era muy crítico con las teorías conductistas de Skinner, con su influyente grupo de "inmigrantes" estaba pilotando una deriva del psicoanálisis hacia una psicología del funcionamiento cognitivo normal, en una operación de adaptación de la teoría freudiana muy acorde, todo hay que decirlo, con las nuevas condiciones de la civilización norteamericana en la que aquellos psicoanalistas emigrantes estaban inmersos. Hundida Austria, cuna del psicoanálisis, en el marasmo de la guerra y una posguerra interminable, el viejo mundo, con todos sus conflictos, podía ser convenientemente olvidado. Había que dar paso a nuevas teorías mucho más acordes con el espíritu de un Nuevo Mundo de ideología mucho más pragmática y que, por otra parte, tenía a la "normalidad" misma como un poderoso ideal.</div>
<div style="text-align: left;">
<br /></div>
<div style="text-align: left;">
En consecuencia, tanto el primer acercamiento de Kandel a la neurobiología como sus posteriores intentos por tender puentes entre esta disciplina y el psicoanálisis no tienen nada de sorprendente. De hecho, el psicoanálisis que conoció estaba ya dejando de serlo. </div>
<div style="text-align: left;">
<br /></div>
<div style="text-align: left;">
Fue, en este sentido, un encuentro fallido, ya que lo que el joven Kandel buscaba (estimulado por el amor que sentía por la hija de los Kris) era la respuesta a interrogantes muy legítimos y que muy bien hubieran podido conducirle, como condujeron a Peter Gay, a una interrogación propiamente psicoanalítica sobre lo traumático de sus recuerdos y su profunda implicación subjetiva en los mismos.</div>
Anonymoushttp://www.blogger.com/profile/08848397660699265705noreply@blogger.com1tag:blogger.com,1999:blog-8000572998755412798.post-14638130264704208412013-05-02T10:53:00.000+02:002013-05-10T15:46:59.061+02:00Falsos nombres. Sobre la persecución "diagnóstica" de los niños, cada vez más pequeños<br />
<br />
Nota: Transcripción traducida de una intervención en el Colegio de Psicólogos de Barcelona, en una mesa sobre la cuestión del TDA y el TEA, que luego se publicó en la revista del Colegio, PsiAra (25/1/2013)<br />
<br />
Desde hace tiempo, asistimos a una psiquiatrización generalizada de la sociedad. En un movimiento que arrancó hace ya años, y que tuvo como síntoma y a la vez como elemento potenciador las sucesivas revisiones de los manuales de la serie DSM, un puñado de «diagnósticos» han comenzado a invadir todos los ámbitos de la vida de las personas. Surgen en las conversaciones cotidianas, empleados por personas sin ninguna formación específica, y tienen un impacto creciente en ámbitos tan delicados como el escolar. En efecto, cada vez es más habitual que oigamos hablar, sin la menor prudencia, de “Trastorno por déficit de atención, referido a niños que tienen una variedad de comportamientos que no se juzgan adaptados a los estándares de una «normalidad» postulada. De la misma manera, un poco más recientemente, otros dos diagnósticos comienzan a adquirir la misma fuerza, e impregnan las conversaciones cotidianas, tanto en la calle como en los claustros de las escuelas: «autismo» y «Asperger».<br />
<br />
Esto constituye un fenómeno relativamente nuevo, que implica un cambio profundo de mentalidad, de aquellos que se van produciendo insensiblemente y afectan el común de la gente. Estas transformaciones son las más importantes, ya que sin que nadie se dé cuenta de lo que ocurre, van incidiendo en la vida de las personas. De la misma manera que hace ya bastantes años se inició un proceso en virtud del cual la palabra tristeza fue siendo cada vez más sustituida por depresión, hasta llegar a hacerla casi desaparecer, ahora un niño inquieto es etiquetado, cada vez más inmediatamente, como hiperactivo o afectado por un déficit de atención. El estudio que en este sentido nos presentó el doctor Moya demuestra hasta qué punto esto se hace de una manera cada vez más sistemática y abusiva, de modo estas denominaciones se convierten en cajones de sastre, donde se esconden personas, sin dar la mínima oportunidad a que su particularidad sea percibida, entendida y, por tanto, aceptada y respetada como tal.<br />
<br />
<br />
<table align="center" cellpadding="0" cellspacing="0" class="tr-caption-container" style="margin-left: auto; margin-right: auto; text-align: center;"><tbody>
<tr><td style="text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEi0W7lLYwWXZn2QvMNDU4TjnGzvJGPEKIGQJTR2ALNcwQCBzGAdulrnM5lbPhJGwfT29xzUHSTOGoq04VW5r0mR4Rar1YMjWAbzNbDXatK4hUCbB-MaMludmE733OO7QrQ_-qoWXT-Znxc/s1600/3438384881_4154f98c36.jpg" imageanchor="1" style="margin-left: auto; margin-right: auto;"><img border="0" height="236" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEi0W7lLYwWXZn2QvMNDU4TjnGzvJGPEKIGQJTR2ALNcwQCBzGAdulrnM5lbPhJGwfT29xzUHSTOGoq04VW5r0mR4Rar1YMjWAbzNbDXatK4hUCbB-MaMludmE733OO7QrQ_-qoWXT-Znxc/s320/3438384881_4154f98c36.jpg" width="320" /></a></td></tr>
<tr><td class="tr-caption" style="text-align: center;">"Look! I am a letter". Por Lif... (Flicker, CC)</td></tr>
</tbody></table>
<br />
<br />
<b>"Sólo" nombres</b><br />
<br />
Uno podría decirse, y se equivocaría mucho, que no hay que preocuparse, ya que es “sólo” una cuestión de nombres. Esta posición, pretendidamente «realista», vendría a decir que lo que verdaderamente importa son las realidades, no tanto los nombres que estas reciban. Pero tratándose de realidades humanas, las palabras tienen una importancia capital, ya que nuestro mundo está hecho, sobre todo, de palabras. Precisamente estas nuevas palabras que se crean a partir del discurso de la ciencia tienen un efecto fundamental en la configuración de nuestro mundo actual. Hay que distinguir esta falsa extensión del discurso científico de la ciencia verdadera.<br />
<br />
<br />
En su discurso pronunciado en el Collège de France en 2002, «Façonner les gens» , Ian Hacking estudió esta tendencia cada vez más universal a aplicar una serie de denominaciones que pretenden extraer su prestigio de la ciencia, pero que, de hecho, funcionan más como nombres que crean clases de personas, a partir de una operación en sí misma dudosa, que es la suposición de una normalidad respecto de la cual se desviarían. Como él estudia con mucho detalle, la obsesión clasificadora y normalizadora ha creado nuevas epidemias, haciendo aparecer como «enfermedades» o «defectos» condiciones humanas que no hace mucho no eran consideradas tales.<br />
<br />
<br />
Pero, como él mismo plantea, el problema es que estas clasificaciones de las personas tienen consecuencias en lo social. Es la misma sociedad como tal la que se convierte en clasificadora, por un lado, y por otro lado también los individuos que la forman tienden a incluirse en estas falsas clasificaciones. Todo ello tiene lo que podríamos ver como un “efecto de llamada”, de forzamiento a la adaptación sobre los individuos, que son capaces de renunciar a lo que les es más propio para recibir uno de estos nombres. Hasta tal punto, que uno podría plantearse si se trata de clasificaciones que tienen una tendencia intrínsecamente epidémica, no sólo por sus efectos sobre el ámbito social, sino también a escala de los individuos.<br />
<br />
<br />
Uno de los fenómenos más peculiares que Ian Hacking analiza en lo que él llama un nominalismo dinámico – inspirado, por una parte, en Michel Foucault y, por otra parte, en Erwin Goffman – es que los individuos, en nuestras sociedades, tienden a asumir las clasificaciones que se les proponen, o bien que están a su alcance. Se las apropian de una manera a veces sorprendente, paradójica, por el aspecto en principio descalificador, potencialmente marginador, de estos nombres de cosas que acaban nombrando a personas.<br />
<br />
<b>Identidades</b><br />
<br />
Este hecho corresponde a una corriente profunda de nuestra cultura, y se manifiesta en la creación de grupos y comunidades de personas afectadas, ya sea directamente o como familiares, por los nombres de este tipo de clasificaciones. La promoción de la obesidad genera, sin duda, más obesos, ya que propone una identificación que puede dar forma (nunca mejor dicho!) al malestar de toda una serie de personas. Esto genera, a la vez, asociaciones, asociaciones de familiares ..., con el efecto de «llamada» que ello implica. Más allá del nominalismo "dinámico" de Hacking, el psicoanálisis aporta elementos para explicar esta avidez identificadora, en una época, precisamente, de debilidad de las identificaciones, las cuales tienden a fragmentarse y multiplicarse, como estudiaron en su momento Jacques-Alain Miller y Eric Laurent en su curso La época del Otro que no existe, desarrollando para la época presente las consecuencias de la teoría de Lacan sobre los discursos, que a su vez retoma la teoría freudiana de la identificación.<br />
<br />
<br />
La cuestión del diagnóstico, pues, se ha vuelto hoy un problema de clasificaciones y de identidades, que cada vez actúan sobre más aspectos de la vida humana. No hay prácticamente ningún aspecto del cuerpo humano, pero tampoco de nuestra relación con los demás, de nuestra manera de ser o de satisfacernos, en resumen, de vivir, que no sea evaluada, comparada con una idea delirante de normalidad, lo cual, por supuesto, da lugar a la proliferación de todas las “desviaciones” posibles respecto de esta misma normalidad.<br />
<br />
<br />
Hay que decir que la docilidad habitual del sujeto posmoderno ante esta ola es preocupante. Es cierto que en algunos casos, como lo menciona el mismo Hacking , la autoapropiación de las clasificaciones puede tener una vertiente subversiva. Pero esto difícilmente podría aplicarse a los niños, ya que, en su caso, está claro que estos nombres que se les aplican vienen impuestos por un otro social, con una intervención muy particular de las instituciones específicas que de ellos se ocupan y, en un lugar determinante, su familia. La autoapropiación sería en los niños una Otro-apropiación, mucho más que en el caso del adulto.<br />
<br />
<table align="center" cellpadding="0" cellspacing="0" class="tr-caption-container" style="margin-left: auto; margin-right: auto; text-align: center;"><tbody>
<tr><td style="text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEjEs9JZIHb6_YVOk2y05so1bUvAS-6hlmHRn8VPKlHn3NTtCgFW_Ea7-M4HadysHWj1rohSPc0yd25NfqxYWfVUIWuawrvPfmRVMIvj0zDS6tuUGMHJ4E1Jd3mLrapG1PaTSmB26z64Qi0/s1600/2449230691_8350f7e649.jpg" imageanchor="1" style="margin-left: auto; margin-right: auto;"><img border="0" height="240" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEjEs9JZIHb6_YVOk2y05so1bUvAS-6hlmHRn8VPKlHn3NTtCgFW_Ea7-M4HadysHWj1rohSPc0yd25NfqxYWfVUIWuawrvPfmRVMIvj0zDS6tuUGMHJ4E1Jd3mLrapG1PaTSmB26z64Qi0/s320/2449230691_8350f7e649.jpg" width="320" /></a></td></tr>
<tr><td class="tr-caption" style="text-align: center;">Deanna Wardin (Flicker, CC)</td></tr>
</tbody></table>
<br />
<br />
Lo más grave del abuso de denominaciones tales como síndrome por déficit de atención o síndrome de Asperger, o autismo, es que tienen tendencia a aplicarse a niños cada vez más pequeños, y no sólo en los ámbitos más o menos especializados donde las familias pueden consultar, sino que estas formas de clasificación persiguen a los niños, no ya hasta la escuela primaria, sino incluso hasta la guardería. Toda una serie de escalas de medida y de tests, pensados para que los puedan aplicar personas sin ninguna formación, tienen el objetivo de verificar que, en efecto, estas «patologías» cumplen las expectativas en ellas depositadas desde un punto de vista «epidemiológico» . El abuso está, pues, garantizado, con los efectos que esto tiene sobre los niños y sobre las familias.<br />
<br />
<br />
A menudo, ante la clasificación de un hijo dentro de uno de estos “trastornos”, los padres dirigen prematuramente sus demandas a una ciencia que muchas veces sólo es supuesta. La huida hacia la supuesta ciencia, la toma de medidas educativas genéricas y no pensadas caso por caso, el recurso abusivo a medicamentos, son efectos peligrosos de esta epidemia de falsos nombres que, cada vez más, persigue a los hombres hasta los últimos reductos donde su singularidad podía vivir aún medio escondida. La niñez, tiempo de vida que en otros tiempos gozaba de una tregua segura, de una moratoria, a lo largo de la cual la persona podía ir afilando sus armas para combates futuros, ha perdido para siempre, si no hacemos nada para evitarlo, sus frágiles privilegios.<br />
<br />
<br />Anonymoushttp://www.blogger.com/profile/08848397660699265705noreply@blogger.com1tag:blogger.com,1999:blog-8000572998755412798.post-24432304980357659912013-04-15T22:58:00.002+02:002015-05-13T09:49:28.846+02:00¿Qué es eso que llamamos memoria? <br />
<h4>
<b>(Reflexión a partir de un libro: Peter Gay, My german question, Yale University Press, 1998)</b></h4>
<br />
¿Qué es lo que llamamos memoria? Se trata de un término en boga, tanto en la política, en lo que se se refiere a la "recuperación de la memoria histórica", como en la neuropsicología, que se ocupa afanosamente por vincular la memoria con estudios cada vez más sofisticados del cerebro y su funcionamiento, en particular por medio de la neuroimagen. En algunos casos, el discurso cientifista vinculado a las investigaciones de la neuropsicología tiene la ambición de atacar al psicoanálisis en lo que concibe como su mismo terreno: el de los recuerdos y su relación con el inconsciente. En otros casos, se tienden puentes -- aunque son falsos -- entre neuropsicología y psicoanálisis, pretendiendo dar al inconsciente freudiano una base orgánica. Lo que es más, se dice que de este modo se responde a aspiraciones del propio Freud, que no pudieron satisfacerse en su tiempo por las carencias de la ciencia de entonces.<br />
<br />
En este último caso se trataría, a lo sumo, de un retorno al Freud pre-psicoanalítico, mediante una determinada relectura del Proyecto de una psicología para neurólogos (1895). Esta vía la abrió el círculo neoyorquino de Ernst Kris, y a ella se sumó entusiásticamente Eric Kandel, quien acabaría asumiendo el reto de poner a prueba esas hipótesis en su vertiente orgánica. Kandel, joven estudiante que se acercaba al psicoanálisis, tuvo en su noviazgo con Anna Kris, hija del significado psicoanalista postfreudiano, una vía de acceso a ese foro en el que el legado de Freud estaba siendo reevaluado y reconsiderado. El propio Kris le aconsejó estudiar medicina a Kandel, y fue entonces cuando este último dio con un profesor cuyas lecciones lo orientaron definitivamente hacia el estudio del cerebro (cf. Eric Kandel, In search of memory).<br />
<br />
Hoy día sigue vigente la necesidad de sostener la especificidad del psicoanálisis y la imposibilidad de derivar la noción del inconsciente freudiano de cualquier investigación neuropsicológica. Se trata de dominios distintos, que no tienen ninguna intersección.<br />
<br />
Pero mientras que el psicoanálisis no espera aprender nada decisivo de la neuropsicología, sí aprende de los testimonios que merecen su atención, en la medida en que resultan de experiencias capaces de trasmitir algo que concierna a lo real.<br />
<br />
<div class="separator" style="clear: both; text-align: center;">
<a href="http://cdn.morguefile.com/imageData/public/files/p/ppdigital/preview/fldr_2003_11_10/file0001568639492.jpg" imageanchor="1" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" src="http://cdn.morguefile.com/imageData/public/files/p/ppdigital/preview/fldr_2003_11_10/file0001568639492.jpg" height="240" width="320" /></a></div>
<br />
<br />
<br />
<b>Una pregunta que toma años responder</b><br />
<br />
El testimonio de Peter Gay, historiador conocido entre los psicoanalistas por su biografía de Freud, es particularmente interesante, en la medida que se trata de alguien con una sensibilidad particular y que en su tarea dice haber contado siempre con cierta orientación que encontró en el psicoanálisis, en particular en su análisis personal. <br />
<br />
La pregunta alemana de Peter Gay surge, toma forma, ante una circunstancia particular. Una invitación le lleva a visitar en 1960, no sin reticencias, Berlín. Allí había nacido, pero tuvo que irse en 1939. Esa pregunta es su propia pregunta, dirigida fundamentalmente a él mismo, aunque de entrada apunta a un Otro no menos alemán. En vano buscaremos en el texto una respuesta definitiva, porque no la hay. En efecto, Gay la deja abierta, como una herida, aunque como una herida que cada vez duele menos y que no impide una vida razonablemente plena, incluso alegre. "No closure", escribe sabiamente en 1998, año de la publicación del su libro.<br />
<br />
Aunque en su día sí tuvo una respuesta para ese interrogante, y una respuesta anticipada, conclusión que pesó sobre su existencia. Eso fue, nada menos, la adopción de un apellido inglés, traducción exacta de su apellido alemán: Fröhlich (alegre). Este último, en efecto, lo abandonó Peter al poco huir de una patria que dejaba de serlo, ya que había renegado de su condición de tal al no prometerle otro porvenir sino el de morir como un judío perseguido (esa fue la suerte de parte de su familia).<br />
<br />
<b>Huída</b><br />
<br />
Así, a la edad de 16 años, para eludir este destino, Peter (todavía) Fröhlich zarpó in extremis con sus padres rumbo a Cuba (para ir acercándose a Norteamérica) en abril de 1939, privado ya de la ciudadanía alemana y con un pasaporte ad hoc en el que las autoridades alemanas lo habían rebautizado con un tercer nombre, añadido por decreto a sus dos primeros: Peter Joachim Israel. Tal era la fórmula con la que el Reich le imponía una identidad, la de Judío, Juden, un Israel más, del que encima la lengua alemana parecía esperar una alegría (Fröhsinn) imposible. Que ese nombre impuesto al apellido (empujado así a una frontera que confina con el insulto y el sarcasmo) acabara haciéndolo inaceptable, no es tan extraño. Se comprende pues que, en compañía de su padre, en el momento de inscribirse como un inmigrante en los EE. UU., quisiera sustraerlo de la lengua alemana. Exit Fröhlich, ávido de olvido, deseoso de borrar las huellas traumáticas de su pasado berlinés; entra Gay, decidido a forjarse una identidad norteamericana con la que construir un nuevo presente y aspirar a un futuro.<br />
<br />
Pero el afecto depresivo que lo invadiría cuando consiguió distanciarse de la ingrata Alemania fue otro choque, que entonces no podía comprender él mismo: "En cuanto desembarcamos fui invadido por una profunda depresión, que no podía explicar. Parecía por un momento como si nunca hubiera abandonado Berlín. La gran distancia física que me separaba de la Alemania Nazi, el aire libre que tanto ansiábamos respirar, no habían disminuido automáticamente la presión del pasado, mucho menos lo habían borrado [...] De hecho, mucho de Berlín, mi fuente envenenada, seguiría cerniéndose sobre mí como una sombra siniestra [...] Por mucho que tratara de borrar de mi mente mis seis años bajo los Nazis -- ¡y vaya si lo intenté -- mi pasado no me dejaría tranquilo".<br />
<br />
<b>Del silencio al testimonio</b><br />
<br />
Este afecto depresivo acompañó durante largo tiempo a su silencio, a su negativa a hablar sobre lo ocurrido: en suma, a un no querer saber nada. Necesitaría seis años para encontrarse un día, en 1945, como por sorpresa, testimoniando ante un asombrado círculo de amigos acerca del horror de la Kristallnacht (noviembre de 1938) -- momento traumático en que él, como tantos otros judíos alemanes y austríacos, había podido concluir sobre la inminencia de lo que le esperaba.<br />
<br />
No disponemos de aquel primer testimonio de juventud sobre lo que fue sin lugar a dudas un trauma. Pero en el libro My german question, Peter Gay le dedica a aquel hecho histórico páginas muy intensas, en las que se ve que la necesidad del testimonio sigue vigente: "La historia de Kristallnacht ha sido narrada a menudo, a veces de un modo desagradable por lo detallado, pero tengo que hablar de ello porque yo estaba allí" (el subrayado es mío).<br />
<br />
¿Donde reside lo más traumático de ese acontecimiento? Sobran motivos para el horror. Pero en lo que se refiere a las consecuencias a largo plazo para el sujeto del testimonio, se ve que hay aspectos que tuvieron un efecto particularmente brutal: además del odio desatado contra los judíos, a Peter le resulta particularmente atroz el uso sistemático de la mentira por parte del régimen nazi, la perversidad y el carácter cuidadosamente preparado de una persecución que se presentaba cínicamente como "espontánea".<br />
<br />
En efecto, Goebels, ministro nazi de la propaganda (¡qué paradójica sinceridad en esta denominación!), había sugerido aquel día al "pueblo alemán" que podía llevar a cabo, con garantías de impunidad, un linchamiento (pogrom o погром, por escribirlo en ruso) -- ayudado, por supuesto, por fuerzas paramilitares de diversos tipos y agentes camuflados. Y el "pueblo alemán" había colmado las expectativas del régimen.<br />
<br />
Dice Gay: "Esta versión, que la Kristallnacht representaba una respuesta espontánea de alemanes furiosos por un crimen judío, era tan fantasiosa que nadie se la creyó [...] un régimen que había hecho de las grandes mentiras su especialidad estaba promoviendo ahora una de sus mayores mentiras".<br />
<br />
Por supuesto, para facilitar tanta espontaneidad, las autoridades alemanas llevaban meses compilando las direcciones privadas y comerciales de judíos, y éstos habían sido obligados a identificar sus negocios con grandes caracteres blancos pintados en la fachada.<br />
<br />
Pero, por mucho que se basara en la mentira, la escena no podía dejar de tener efectos... bien reales.<br />
Esa era la finalidad de la mise en scène. Un misterio para los historiadores, como el mismo Gay indica, es el carácter aparentemente innecesario de aquel procedimiento, ya que de todos modos el régimen llevaba un buen tiempo persiguiendo a los judíos, robándoles sus pertenencias y arianizando sus negocios mediante procedimientos "legales", o sea, declarados tales por decreto. Pero de este modo el régimen escenificaba la complicidad de "los alemanes", aislando brutalmente, mediante imágenes indelebles, a los judíos, que en adelante serían reconocidos públicamente en un grado hasta entonces desconocido como parias. Por eso los nazis, durante los acontecimientos, vigilaban la actitud de los espectadores alemanes, que a veces eran obligados a escupir sobre la columna de víctimas conducidas hasta el lugar donde se organizó su deportación (en este caso todavía temporal) a campos de concentración.<br />
<br />
Esta maléfica manipulación no podía no tener efectos. Por un lado, animaba a los alemanes más antisemitas a comprometerse públicamente con el régimen en las peores exacciones. Decidía a los indecisos a tomar partido. Llevaba a los cobardes a dar un paso que en la mayoría de los casos ya no iban a desandar. Advertía a los hasta ahora defensores de los judíos del precio que iban a pagar por su "traición". Y, por encima de todo, implicaba definitivamente al significante Alemania en lo que hasta entonces no había pasado de ser la brutalidad de un régimen particular. En adelante, los nazis hablarían con mucha más seguridad (aunque ésta se deba al aplomo del mentiroso más experto) en nombre de "Alemania".<br />
<br />
Así, desde aquella noche traumática, para Peter, como para su familia, no se trataba ya únicamente de los nazis, sino de un Otro alemán cuyos contornos tardaría muchos años en poder determinar, cuando al fin, tras muchos esfuerzos, conseguiría distinguir la Alemania del III Reich de la Alemania de la república de Weimar (pero de esto hablaremos luego).<br />
<br />
Así resume él, en el momento de escribir su libro, el efecto devastador de la Kristallnacht para el adolescente que era entonces y el joven que luego trataría de abrirse camino en una nueva patria: "Leí [la Kristallnacht] -- no, la sentí -- como una catástrofe que profundizaba mi rencor hacia Alemania y los alemanes, ya muy poderoso, para convertirlo en un odio indiscriminado que sobrevivió por mucho tiempo sin perder intensidad".<br />
<br />
Pero hay un detalle que parece pasarle desapercibido a Peter en aquel momento, o al que no le puede dar entonces todo el peso que merece. Es importante señalarlo, porque conseguir dar la importancia debida a este detalle histórico formará parte del trabajo ulterior de restitución de la memoria. En efecto, durante aquel episodio terrible, un amigo alemán no judío, Emil Busse, acompañó en todo momento a su padre y lo escondió en su apartamento varios días, algo que suponía correr graves riesgos para alguien como él que ya había dado muestras de poca simpatía por los nazis. Más adelante veremos cómo esta parte de la historia retornará inopinadamente para ocupar el lugar que le corresponde.<br />
<br />
En todo caso, el primer testimonio de Peter sobre la Kristallnacht, que rompía un silencio demasiado largo, dejó tan asombrado a quien lo llevó a cabo como a su improvisado público. Él era en ese momento un joven emigrante de 25 años para quien se abrió en ese instante un largo periodo de elaboración, una de cuyas primeras consecuencias fue la decisión de convertirse en historiador. Consecuencia paradójica para quien había optado por el olvido. No podemos dejar de ver en esta elección de la historia una elección de la verdad contra la mentira, esa mentira atroz que constituye un elemento primordial de la escena traumática.<br />
<br />
<b>La historia y el psicoanálisis</b><br />
<br />
Potra parte, para Gay, la elección de la historia como vía de elaboración es inseparable de otra elección, la de llevar a cabo un psicoanálisis, al que hace referencias discretas pero inequívocas. Se trata de dos dimensiones de la historia que para él van de la mano.<br />
<br />
En cuanto a la vía del testimonio, que prosigue en publicaciones periódicas en un diario local de Denver, donde habita con sus padres, tiene también su complejidad: un Gay ya maduro leerá años más tarde aquellos escritos con embarazo. Descifra en ellos la rabia, incluso el odio, la alegría por la destrucción durante la guerra de todo lo alemán, sin distinción. Lee allí también algo de una enunciación que ahora no comparte: un tono que califica de "preachy", es decir, un aire de predicador. O sea, el de alguien que habla desde una posición de saber dónde está el bien y dónde está el mal, en términos absolutos, y que se atribuye la facultad de dar lecciones de moral.<br />
<br />
Gay necesitará recorrer un largo camino, para, sin ceder lo más mínimo en la denuncia del mal, de la crueldad, de la ignominia, del goce más abyecto (cuyo carácter incluso sexual no se le escapa), conseguir decirlo de otro modo, con una voz distinta, en un tono distinto, ajeno a la prédica con lo que ésta tiene de autocomplacencia moral.<br />
<br />
Hay que decir que en su caso el psicoanálisis no será ajeno, ni mucho menos, a una rectificación subjetiva que le permitirá encontrar una enunciación diferente. En efecto, ello le resultaba difícil sin cuestionar una identificación muy resistente: la del niño (e hijo) bueno, virgen de toda pasión violenta. Pero el descubrimiento de las huellas en él mismo de una intensa rabia, incluso un odio, muy anteriores a la aparición de los nazis en su vida, le permitirá descargar su palabra de denuncia de un objeto que hasta entonces la lastraba con su peso innoble, tras los disfraces de la pureza y las buenas intenciones. Pero no hay que equivocarse: es precisamente este acto de separar la justa indignación de una satisfacción hasta entonces ignorada lo que le permitirá dar aún más fuerza a su condena sin paliativos de los responsables de la Shoah. Condena precisa, con nombres y apellidos, informada, que se sirve de la buena manera de los conocimientos del historiador, además de los recuerdos del que fue Peter Fröhlich.<br />
<br />
Pero para ello Peter tuvo que recorrer un largo camino. En todo caso, aun habiendo optado por salir del silencio y ya decidida la opción de una restitución a través de la historia, la conmoción de la visita a Berlín en 1960 lo enfrenta todavía a una profunda ambivalencia. Su ruptura con el pasado no puede evitar el surgimiento de un profundo deseo de recuperar algo: recuerdos de lugares, de objetos, de episodios, que permitan colmar de algún modo ese vacío todavía sin bordes precisos y, por eso mismo, demasiado devorador.<br />
<br />
<b>La memoria se rehusa</b><br />
<br />
Y es que, precisamente, allí donde la memoria es convocada, ella se rehusa. No acude a Peter, como él mismo dice, la "madalena" proustiana que permita empezar a reconstruir todo ese mundo desaparecido, ni siquiera iniciar su propio recorrido En busca del tiempo perdido.<br />
<br />
Es así como Gay se da cuenta del carácter elusivo de la memoria, algo que, por su propia naturaleza, depende más de aquello con lo que uno tropieza que de cualquier cosa que pueda buscar:<br />
<br />
"No había tenido en cuenta el hecho de que uno no puede prepararse para la magia de la madalena; viene cuando nadie la llama, cuando quiere o donde quiere, o no viene en absoluto. Descubrí en aquellos días desastrosos que las imágenes y el aroma que surgieron para Marcel de su copa de tila, con todo el perfume de los años perdidos, no pueden ser forzados, ni provocados. En suma, descubrí que atravesar barrios conocidos y contemplar edificios familiares sólo producía unos pocos fragmentos anémicos de mi infancia. Significativamente, tres de estos fragmentos eran horripilantes y me habían asustado cuando era niño: un idiota que vagabundeaba por las calles de [...] Berlín [...], una criatura deforme de cabeza gigantesca, andares extraños y boca babeante; el torso de un pollo descabezado que se sacudía y seguía moviéndose como si aún estuviera vivo: la fotografía, en una revista, de un soldado alemán espantosamente herido en la Primera Guerra, todavía vivo a pesar de que la mitad de su rostro había sido arrancado por la metralla. Resultaba mucho más difícil dar con recuerdos agradables".<br />
<br />
<b>Unos pocos recuerdos </b><br />
<br />
Peter Gay no encontró pues en Berlín su madalena, pero como se ve sí dio con algunos recuerdos enigmáticos, "fragmentos anémicos" que él mismo debió de redescubrir en su propio psicoanálisis como lo que Freud llama "recuerdos encubridores". Éstos son definidos en el artículo "Recuerdo, repetición y elaboración" (1914) como fragmentos que, a pesar de su carácter aislado, enigmático, también en parte construido o reconstruido, contienen "todo lo esencial". Y ello precisamente porque en su misma elección, incluso en la deformación que acentúa uno u otro aspecto y borra algún otro, contienen la huella de un trabajo del sujeto, plenamente activo en edades muy tempranas. La fascinación por la muerte, por la deformidad, las huellas de una pasión ignorada del sujeto, indican lo que va más allá de su identificación como "niño bueno". Esto es lo que su análisis le permitiría leer en esas imágenes desconcertantes. En cuanto a la del "soldado alemán espantosamente herido", no cabe duda de que los bombardeos masivos de los aliados sobre las ciudades alemanas (por los que Gay dice haberse alegrado de un modo que a posteriori le perturba) lo condujeron de nuevo hasta esa estampa horrible en un recodo de la historia.<br />
<br />
Más tarde él podría relacionar estos recuerdos con su rabia inconfesada, por ejemplo en un extraño episodio, ya en los EE. UU., en el que le dio rienda suelta contra la figura paternal de un tío: "Fue un gran momento de liberación, pero no la panacea en la que había depositado mis esperanzas. En mi imaginación, había pensado que la rabia sería una cantidad fija. Cuanto más soltara, menos quedaría. Pero pronto se vio que mi furia estaba siendo alimentada por una corriente subterránea continua que iba rellenando el depósito que yo creía haber vaciado [...] Las raíces de mi rabia eran profundas, estaban en mi infancia temprana".<br />
<br />
<b>Restitución</b><br />
<br />
Resulta complejo situar todos los elementos que forman parte del que sería un largo trabajo para llegar a separar esta rabia profunda y antigua de su testimonio, en lo que concierne a dos aspectos: su juicio sobre la responsabilidad de su Otro alemán y su propio modo de enunciación. Hay, con todo, dos acontecimientos importantes, que tienen algo en común. Se trata de algo que concierne a diferentes modalidades de pérdidas.<br />
<br />
El primero se refiere al retorno, sorpresivo, de una vajilla de plata que había sido dejada en depósito por la entonces familia Fröhlich al mismo amigo alemán no judío que había ayudado a su padre durante la Kristallnacht: Emil Busse. Éste, que opuso una tenaz resistencia, a título personal, a todas las acciones del gobierno nazi respecto de su persona (algo que en la época, a pesar de ciertas astucias picarescas, hubiera podido resultarle fatal), había conservado durante la guerra y los largos años de posguerra ese objeto precioso, símbolo de los esfuerzos profesionales y el relativo éxito social de la familia de Peter, resultado del trabajo de su padre. Por otra parte, Busse había tenido que remover cielo y tierra para conseguir las señas en EE.UU de la por entonces ya familia Gay.<br />
<br />
Esta restitución de un objeto así tiene un efecto importante, porque permite empezar a trazar de otro modo los contornos del Otro alemán. Este pequeño acontecimiento, en toda su humildad, con su carácter concreto y material, desmiente la premisa de Alemania, sin distinciones, como Otro cruel y voraz, ávido por privar al sujeto de sus objetos preciados, además de su vida. Se trata, pues, de un hecho que tiene un valor simbólico, por la naturaleza del objeto en cuestión. Pero este valor simbólico es inseparable de la materialidad de un objeto. En adelante, la figura de Busse, entre otras, le permitirá reconocer a alemanes no judíos que no sólo no fueron nazis, sino que incluso se distinguieron por su generosidad, su valentía y el apoyo que brindaron a judíos. <br />
<br />
Pero esta rehabilitación del Otro alemán de Gay recibe el impulso decisivo cuando en 1964, tras un acto académico (conferencia de Karl Dietrich Bracher en EE. UU) y en conversación privada, tiene un encuentro imprevisto con el testimonio de la familia (cristiana y alemana) de los Bracher, de profundas convicciones éticas y religiosas, que se habían implicado a fondo en un intento de eliminar físicamente a Hitler. Con el resultado de que dicha familia, en palabras del propio Gay, "había perdido a más miembros que la suya" a manos de los nazis. El mismo Peter Gay constata la extrañeza de esta especie de cálculo numérico, que surgió en su mente en el instante mismo de escuchar aquel relato por boca de sus protagonistas. Y reconoce que hay una peculiar contabilidad, que le resulta algo escandalosa, en la comparación de las pérdidas del propio sujeto con las de ese Otro alemán representado por aquella familia de valientes. A partir de esta constatación (que tiene para él un efecto como de revelación) de que hay alemanes no nazis que pagaron con la vida, no el hecho de ser judíos, sino sus convicciones morales y políticas, la vía para una verdadera reconciliación con lo alemán queda para él verdaderamente abierta.<br />
<br />
<b>Otra historia</b><br />
<br />
Este cambio de posición de Gay incide, como es lógico, en su tarea de historiador. Al fin y al cabo, la historia es uno de los recursos fundamentales en su trabajo personal de elucidación y restauración. Hasta entonces, había dejado los temas alemanes fuera de su ámbito de interés. Se había dedicado en particular a la historia de la Ilustración francesa, que para lo que aquí nos ocupa podemos relacionar con el ideal de una sociedad humana gobernada razonablemente por la razón; y también a la historia del ascenso de la burguesía y la constitución de las clases medias, especialmente en Inglaterra. Todo ello tiene algo de contrapunto a la experiencia brutal de una época, como la de la Alemania nazi, que Gay vivió como todo lo contrario: el desencadenamiento de la sinrazón y de la crueldad sin límite.<br />
<br />
Es un hecho significativo, en efecto, que Gay hubiera evitado en su tarea de historiador los temas alemanes. No había sido ésta la opción, por ejemplo, de Karl Dietrich Bracher, quien se especializó en el estudio pormenorizado de los antecedentes históricos y los factores culturales que pudieron favorecer el surgimiento del nazismo. Pero Bracher no había sido expulsado de Alemania, a él no se le había privado de su ciudadanía alemana y no se había visto empujado a cambiar de apellido.<br />
<br />
Significativamente, a partir de su reconciliación con lo alemán, Gay incluirá entre sus temas de estudio la república de Weimar (1919-1933), así como las contribuciones alemanas al espíritu ilustrado. Sin embargo, es notable que mantuvo su rechazo a dedicarse al estudio de la Shoah. Las únicas referencias que hace a esa parte de la historia son las destinadas a contextualizar su testimonio acerca de su breve vida bajo los nazis. Por otra parte, como él mismo dice, no quiso visitar el museo del Holocausto en Washington y evitó ver la película de Claude Lanzmann. Cuando su mujer quiso visitar Auschwitz, tuvo que hacerlo sola.<br />
<br />
Su trabajo de historización, pues, alcanza un límite y preserva un punto de no querer saber. Circunscrito, es cierto, porque Gay es un buen conocedor de los detalles del régimen nazi y estuvo atento a los destinos de sus responsables, en Nurenberg y después. También siguió de cerca los cambios de chaqueta gracias a los cuales toda una serie de personajes consiguieron blanquear su infame pasado político. En definitiva, evita la confrontación, en su trabajo de historiador, con el horror más radical, con la falta completa de sentido. Quizás porque, de acuerdo con su propia confidencia, la history (historia) tiene para él algo de la necesidad de producir stories (relatos, historias). Y queda claro que deja a la Shoah fuera de este ámbito: ésta no puede ser objeto de esta clase de producción. En este punto elige todavía cierta forma de silencio, cierta discreción.<br />
<br />
<table align="center" cellpadding="0" cellspacing="0" class="tr-caption-container" style="margin-left: auto; margin-right: auto; text-align: center;"><tbody>
<tr><td style="text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEivoPueqZJPOfF2oA2X4CSzyIjXSsyJIHITjHSOCm9co392_9HRGa_lgR-Gw3TE2cVwWc4dvWkjEH6ixaRsR70-tlo1_mBeLQM0n_JNeBeX9EvtZX-UzQmIp0Jks5ScEPyU6UURI3l-M3s/s1600/4671057513_c670740b5f.jpg" imageanchor="1" style="margin-left: auto; margin-right: auto;"><img border="0" height="215" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEivoPueqZJPOfF2oA2X4CSzyIjXSsyJIHITjHSOCm9co392_9HRGa_lgR-Gw3TE2cVwWc4dvWkjEH6ixaRsR70-tlo1_mBeLQM0n_JNeBeX9EvtZX-UzQmIp0Jks5ScEPyU6UURI3l-M3s/s320/4671057513_c670740b5f.jpg" width="320" /></a></td></tr>
<tr><td class="tr-caption" style="text-align: center;">Foto de la galería Flickr de Sfer, con licencia CC.</td></tr>
</tbody></table>
<b><br /></b><b>Recordar/Recordarse. El olvido del ser</b><br />
<br />
¿Para qué recordar? ¿Para qué ese trabajo, a veces tan penoso, de la memoria? Porque de lo contrario, se olvida uno de sí mismo. Uno se olvida. El olvido de las cosas incurre en un olvido del ser mismo. Jacques Lacan finaliza su seminario IV, La relación de objeto (1956-57), con una fórmula bella y al mismo tiempo enigmática: "También hoy terminaré con una pregunta -- la de saber si acaso el proceso que llamaremos de [...] yoización supone en su misma dirección una dimensión correlativa, aquella por la que el ser se olvida a sí mismo [...] En efecto, para el ser hay una posibilidad fundamental de olvido en el yo imaginario".<br />
<br />
Como Peter Gay descubrió, no podía dejar atrás tan fácilmente a Peter Fröhlich. El rechazo del lugar donde su vida había transcurrido convirtió lo que había sido una amputación llevada a cabo por el Otro en una automutilación llevada a cabo por el sujeto. En nuestra época, tan proclive al storytelling, es fácil pensar en la capacidad infinita para reinventarse, contarse nuevos cuentos y decidir romper con lo que se ha sido. Cierto es que en el caso que nos ocupa, la necesidad de cortar con el pasado no tiene nada de un capricho. Aún así, hay que desconfiar de la gran capacidad del yo imaginario para el desconocimiento y el olvido (por tomar los términos que Lacan usaba entonces, ya hace mucho tiempo).<br />
<br />
De ahí el efecto depresivo al que hubo de enfrentarse Peter. Y que no pudiera ignorar las ocasiones que la vida le dio, también en forma de invitaciones inoportunas, para enfrentarse con lo que había tenido que rechazar y empezar así la laboriosa tarea de reencontrarse entre aquellas ruinas. Por eso, la reconciliación con lo alemán, aun con todas la reservas necesarias, era para él algo de vital importancia. Era recordarse.<br />
<br />
<b>¿Hay un órgano de la memoria? ¿Está la memoria dentro de uno mismo o fuera?</b><br />
<br />
La neuropsicología investiga afanosamente la contribución del cerebro humano a la memoria. Los dispositivos más poderosos se emplean para buscar algo que la justifique en la materialidad de ese órgano del cuerpo. Qué duda cabe de que el cerebro es necesario, para esto como para tantas cosas. Pero, ¿es de verdad el cerebro lo esencial en todo esto? Lo que el testimonio de Peter Gay nos muestra es bien distinto.<br />
<br />
En primer lugar, nos indica algo fundamental, y es que la introspección alcanza fácilmente sus límites. Si los recuerdos no se pueden buscar, es en primer lugar porque no hay verdaderamente un "dentro" donde buscarlos. El intento termina en unos pocos recuerdos anémicos, que muestran más bien los efectos de todo un trabajo de elaboración, deformación. Y sin aceptar el reto de la interpretación, no es mucho lo que pueden aportar. Ahora bien, la interpretación supone una exterioridad, un distanciamiento. Aunque, en el fondo, lo más importante de esa interpretación apunte a deconstruir un sentido implícito en esos recuerdos, obra de una interpretación previa del inconsciente. Las escasas huellas que quedan son portadoras pues de una interpretación. El trabajo de la memoria consiste en abrirlas a otro sentido posible.<br />
<br />
Pero, además, en ese trabajo de la memoria, hay elementos fundamentales que vienen de fuera. En primer lugar, como Gay mismo lo plantea, un momento decisivo de todo su trabajo de rememoración parte de una invitación imprevista a visitar la ciudad de su infancia. Así, tropieza con esa invitación como con algo para lo que no estaba ni mucho menos preparado. Y entonces viene el encuentro efectivo, nada fácil para él, con lugares y con paisajes. Además de la inmersión, que de entrada despierta un vivo rechazo, en la lengua alemana.<br />
<br />
También hay otras cosas decisivas que irrumpen en la continuidad de la vida, sin ser esperadas: un objeto recuperado, el testimonio inesperado de unos desconocidos. Todo ello introduce en el trabajo de la memoria un elemento de contingencia y de exterioridad que le son esenciales. Y extrañamente, es en eso que viene de fuera del propio hilo de sus pensamientos donde el sujeto empieza a encontrarse de verdad.<br />
<br />
Por otra parte, lo que más llama la atención es que ni el retorno de la vajilla de plata, enviada por Emil Busse, ni el testimonio oído de boca de los Bracher aportan ninguna novedad desde el punto de vista de lo que normalmente llamamos "recuerdo", ni en lo que se refiere al saber, ni a la información. Peter Gay había tenido ya pruebas de la posición decidida de Busse, quien a pesar de su relativa juventud era un buen amigo de su padre y había dado de ello muestras inequívocas, incluso en la Kristallnacht. Por otra parte, Gay no era un inculto, ni un desinformado, ni un sectario, ni un estúpido: sabía de sobra que no todos los alemanes no judíos eran nazis y había conocido, directamente y a través de su padre, a otros alemanes que no adoptaron posiciones antisemitas y que por el contrario ayudaron a judíos en una situación que no resultaba nada fácil. Por lo tanto, ninguno de estos dos acontecimientos aporta nada verdaderamente nuevo desde el punto de la información, ya que ésta se encontraba a entera disposición del "órgano", del cerebro.<br />
<br />
<b>Extimidad del inconsciente</b><br />
<br />
Pero también hay otra forma de exterior en juego en el trabajo de la memoria. Aunque el término "exterior", a decir verdad, no es suficiente para caracterizarlo. Por eso recurrimos al término extimidad, destacado por Jacques-Alain Miller en la enseñanza de Jacques Lacan para indicar aspectos de la experiencia subjetiva que van más allá de las nociones de dentro y fuera, ya que ponen en juego un espacio de otra naturaleza. En efecto, a diferencia de lo que podríamos considerar como la "interioridad" de un órgano como el cerebro (desde el punto de vista del cuerpo de la ciencia, claro, porque nadie tiene la menor experiencia efectiva de su propio cerebro), es imposible situar al inconsciente en un "interior" del sujeto. En realidad, la noción subjetiva de interioridad y exterioridad corresponde más bien, como lo puso de manifiesto Freud (cf. "Pulsiones y destinos pulsionales", artículo de 1915) a la construcción de los límites dentro de los cuales el yo, en este caso el que Lacan llamaría "imaginario" se constituye y se reconoce.<br />
<br />
En cuanto al inconsciente, corresponde más bien a otra dimensión de la experiencia humana, que pone de manifiesto que esos límites no rigen en lo que se refiere a nuestra relación con la lengua, el significante, el discurso. Extimo, en este sentido, indica que aquello que parece más exterior es lo más íntimo o aquello que parece más íntimo es exterior... en suma, lo Otro está en el corazón de la experiencia del sujeto, y no es posible reconocerlo sin cierto modo de forzamiento, de elaboración forzada.<br />
<br />
De ahí la importancia del trabajo de restitución de algo de su inconsciente, presentificado para Gay por los extraños recuerdos que lo acogen en su inesperado, incluso inoportuno viaje. Es la posibilidad misma de reconocer eso como algo propio, admitirlo, llevar a cabo a partir de ello un trabajo analítico y sacar las oportunas consecuencias, lo que le permitirá un cambio de posición en el trabajo de la memoria. Aquí se entiende el vínculo que Gay establece entre psicoanálisis e historia en lo que a su experiencia se refiere.<br />
<br />
<b>Pedazos de vida</b><br />
<br />
La reaparición de la vajilla de plata es, por lo tanto, algo que viene de fuera, del Otro. Y, como destacábamos antes, implica el carácter muy concreto de un objeto (algo bien distinto que una imagen o un recuerdo). Un objeto es algo que va más allá de las palabras y de los pensamientos. Ciertos objetos valiosos lo son porque hemos depositado en ellos algo de nuestra propia vida, la encarnan. Y su verdadero valor no proviene de ellos mismos sino de esa parte de energía vital de la que son depositarios. Mientras que la vida es algo inaprensible y lleva en ella la marca de la fugacidad, de lo que pasa a cada instante, los objetos preciados nos la hacen más palpable y parecen contener, condensar, también en la dimensión del tiempo, el bien más preciado, aquel del que todos los demás bienes se derivan. Como escribió Freud metafóricamente en Introducción del narcisismo (1914), somos como amebas que emiten su misma sustancia vital en forma de pseudópodos, y son éstos los que, al depositarse sobre ciertos objetos, los hacen valiosos, como extensiones de nuestro yo merecedoras de un amor en gran medida narcisista.<br />
<br />
Aquí, cuando el Otro alemán encarnado por Emil Busse devuelve la vajilla de la que era depositario, devuelve simbólicamente algo de la vida perdida por el traumatismo de la expulsión. Es eso lo que se restituye en ese acontecimiento, tanto más valioso por ser inesperado. Así, ese Otro sobre el que pesaba la sospecha de ser tan solo un mutilador de vida, devuelve mediante su gesto algo que ya se había dado por perdido para siempre. Y empeña en ello su dedicación, su esfuerzo, todo su esmero.<br />
<br />
Pero, más allá de ese objeto recuperado, el testimonio de los Bracher muestra hasta qué punto hay un Otro alemán capaz de poner en riesgo su propia vida, de apostarla, gratuitamente, sin necesidad. Y la pierde. Se trata ya, pues, de un Otro dignificado por la falta más radical.<br />
<br />
Así, para Peter, sólo cuando hay un Otro capaz de asumir esa pérdida se pondrá definitivamente en marcha la reconciliación. Será entonces cuando pueda dar pasos para recuperar su memoria de Berlín, revisitar esa ciudad de otra manera. Empezará a hacerlo, significativamente, de la mano de los Bracher. Y una de sus primeras paradas en el viaje será la destinada a compartir anécdotas y recuerdos con Emil Busse, en particular las peripecias de sus años esquivando ingeniosamente las órdenes de las autoridades nazis para que se integrara en el ejército.<br />
<br />
<b>Otro tipo de pérdida</b><br />
<br />
Es interesante destacar que el testimonio de Gay termina, además de con la recuperación de lo alemán de su historia y de la ciudad de su infancia, con la aparición de otro tipo de pérdida, que hasta entonces había quedado impedida, quizás velada, por la mutilación y por la renuncia. Ahora que ya puede contemplar Berlín con una mirada renovada que recupera algo de su mirada de antaño, lo que ve Peter es otra cosa: que la ciudad se está perdiendo, está dejando en parte de ser lo que había sido. Y no se trata de la huella de las bombas aliadas, todavía presentes en el paisaje urbano, sino de algo bien distinto. Ahora los nuevos edificios de las multinacionales, los colosos arquitectónicos del capitalismo, los rascacielos, invaden verticalmente zonas decisivas de la ciudad quebrando algo que para Peter formaba una parte esencial del carácter de Berlín, el mismo que ahora puede volver a amar... precisamente cuando siente que se está perdiendo. Echa de menos la horizontalidad, rasgo del paisaje berlinés que acompañaba a sus más viejos recuerdos, esos recuerdos que parecen fluir de otro modo ahora que no son rechazados, sino acogidos como propios.<br />
<br />
En efecto, una vez disuelto lo que el propio Gay califica, como hemos visto, como un odio indiscriminado que había sobrevivido durante mucho tiempo, la pérdida atribuible a un Otro obsceno y cruel da paso a otra forma de pérdida, que es la pérdida inevitable. Aquella que anida en el interior de cualquier objeto (siempre perdido, nos recuerda Freud) y de la vida misma, prometida a la muerte. Frente a la tarea incansable del tiempo, aliado infalible de la muerte, los asesinos más infames son meros aprendices, que sólo son capaces de adelantar unos pocos años lo que la eternidad hará por sí sola inexorablemente.<br />
<br />
Esa pérdida inscrita en el corazón mismo de la vida es lo que Freud llamó "castración" -- en la medida en que la diferencia sexual resulta ser una contingencia favorable para empezar a representar de algún modo lo que, por un dudoso privilegio, el ser humano es capaz de atisbar, reino de la falta y de la pérdida con el que convivirá para siempre.<br />
<br />
El tiempo corre, las ciudades cambian, los recuerdos palidecen ante una realidad siempre poco respetuosa. Ahora Peter no es insensible ante esta otra pérdida de la que ya vuelve a ser "su ciudad": "En lo referente a Berlín soy una especie de conservador". ¡Y le molesta que le toquen su Berlín! "Todavía me enfurezco cuando hablan mal de la ciudad, como lo hice cuando leí recientemente un artículo agrio y, en mi opinión, mal informado [...]"<br />
<br />
<b>En suma, la memoria</b><br />
<br />
Este recorrido por un testimonio nos muestra que lo fundamental de la memoria, aunque requiera de la participación del cerebro, va mucho más allá de él y no tiene que ver en lo esencial con la biología. Se sitúa en un espacio de construcción en el que está en juego la relación con el Otro y con lo Otro, por lo que necesariamente se sitúa en un exterior para el sujeto. Por otra parte, el trabajo de la memoria tiene necesariamente una parte de lucha contra el olvido, contra un no querer saber nada que, éste sí, es bien interno, porque se sitúa dentro de los límites en los que la inercia imaginaria del yo hace su labor inadvertida. Pero no se trata sólo de la exterioridad del Otro, del lenguaje y el discurso, sino de algo que apunta a la insuficiencia de todo lo simbólico, también de lo imaginario, para decir algo de lo real si ley, algo que siempre se escapa a todo intento de representación. Imposibilidad que toma la forma necesariamente de una pérdida. Este perdida, necesaria, adquiere la forma de otras pérdidas contingentes, de las que muchas veces ciertos actores de la historia gustan de hacerse los agentes más notorios y esperpénticos.<br />
<br />
De cualquier modo, hay en esa tarea de la memoria un aspecto ético, un deber de restitución que se pone de manifiesto en infinitos detalles, pero que atañe a la esencia de la operación misma. Está en juego algo del acto, una decisión. Y esto no está de ningún modo implícito, ni siquiera contenido en los recuerdos individuales, ni por supuesto en las neuronas que supuestamente los almacenan.<br />
<br />
Quizás, a veces, reivindicar la memoria es exigir que el Otro no fuerce torpemente un olvido que siempre recubrirá a otro olvido más fundamental, el inevitable, el inexorable. Aquel contra el cual ningún escrito puede ser una garantía definitiva, ni puede serlo un monumento, aunque esté hecho de la más dura piedra.<br />
<br />
Robarle a alguien la memoria es también robarle cruelmente su olvido, el propio, aquel del que debe poder hacerse único responsable.<br />
<br />
Para afrontar esta responsabilidad es mejor no estar del todo solo. Como vemos al final del libro <i>My german question</i>, su autor, a partir de cierto momento, tiene una buena compañía: "[...] el Peter Frölich de 1938 y 1939 vive todavía en el Peter Gay de 1997".<br />
<br />Anonymoushttp://www.blogger.com/profile/08848397660699265705noreply@blogger.com0